ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

Foto: JORGE

El encargado de Negocios de ee. uu. en Cuba, Mike Hammer, en lugar de cumplir los compromisos y las tareas rutinarias de cualquier Embajada, aprovecha la seguridad que ofrece Cuba, para mostrarse, públicamente, haciendo uso de un derecho que nadie le ha concedido, en compañía de apátridas y azotacalles de toda laya.

Su actuación genera confusión y despierta interrogantes. La última de sus acciones, cargada de melodrama, trasciende los límites de la injerencia, al relacionarse y llamarle «preso político» a un señor que no lo es ni en broma, y que guarda prisión por actividades que ninguna relación tienen con la libertad ni la conciencia.

Dice sentirse honrado por la atención de esa persona. ¿Qué hace un diplomático asumiendo tales funciones? ¿Cómo alguien emite juicios y hace llamados que no le corresponden en función de su cargo? ¿Será Hammer un viajero en el tiempo?

¿Quizá subió a una máquina, como aquella creada por la imaginación del famoso escritor Herbert George Wells? En este caso, es posible que el viajero venga de 1902, o un poco después; a lo mejor, viene de la década del 30 o del 50, cuando gobernaba en Cuba un mafioso de apellido Batista.

Es muy posible; recordemos que, en aquellos años de la república neocolonial, los embajadores yanquis representaban el poder real en la Isla, al que se subordinaban los «democráticos» presidentes antillanos.

Será en verdad uno de aquellos procónsules al estilo de Charles Magoon, nuestro «gobernador provisional» entre 1906 y 1909, o de Enoch Crowder, enviado de Estados Unidos en 1921, con más poderes que el propio presidente cubano.

Tal vez sea una copia del embajador Summer Welles, quien rigió Cuba en la década del 30, o el representante personal del presidente Roosevelt, Jefferson Caffery, el más injerencista de los injerencistas.

No nos llamemos a engaño: ese es el tipo de «libertad» que añoran los patrocinadores de Mike –Marco Rubio, Carlos Giménez y su mala compañía–: la de mover sin trabas los hilos de sus títeres caribeños, la dispensa para saquear el país.

Actúa en nombre de esos que sueñan con convertir a Cuba en un antro de juego ilícito, de tráfico de estupefacientes, ese paraíso de la prostitución y el latrocinio que una vez fuimos antes de 1959.

Un epígono de los creadores de la Enmienda Platt camina por las calles de La Habana, un espectro del pasado que, en nombre de la libertad, pretende colocarnos el dogal, y blandir la fusta del componte y la vergüenza.

COMENTAR
  • Mostrar respeto a los criterios en sus comentarios.

  • No ofender, ni usar frases vulgares y/o palabras obscenas.

  • Nos reservaremos el derecho de moderar aquellos comentarios que no cumplan con las reglas de uso.

Alexis Ginarte dijo:

1

30 de mayo de 2025

09:03:48


Y por que se lo permitimos?? Esta haciendo labores subversivas en contra de nuestro país. Entonces por que no lo declaramos PERSONA NO GRATA y que siga en Miami haciendo sus labores de "buena persona" y punto!!!