
Caracas, Venezuela.–Como alzada por los hombros del pueblo humilde, se empina, en esta capital, la colina del Cuartel de la Montaña.
En el icónico sitio de insurgencia popular, allí donde reposa el comandante Hugo Chávez Frías, acudieron otra vez, para abrazarse, Cuba y Venezuela, al conmemorar juntos los 67 años de vida inapagable del líder bolivariano, nacido el 28 de julio de 1954.
«Nuestro homenaje a Chávez, cuya obra a favor de la justicia social, la integración y la solidaridad, trajeron de vuelta a Bolívar inmortal a las tierras de Nuestra América», publicó en Twitter el Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, en un gesto evocador que cristalizó en Caracas una representación de los cooperantes cubanos de las diferentes misiones sociales en la nación hermana.
Nuestro homenaje sentido y sincero a #ChávezPorSiempre, cuya obra a favor de la justicia social, la integración y la solidaridad, trajeron de vuelta a #BolivarInmortal a las tierras de Nuestra América. #ChavezVive pic.twitter.com/REiLterrtf
— Miguel Díaz-Canel Bermúdez (@DiazCanelB) July 28, 2021
La motivación los juntó, en el lugar sagrado, con la gente del pueblo verdadero de Venezuela; hombres y mujeres, adultos y jóvenes que vinieron a reverenciar a su líder.
En respetuoso silencio, desfilaron por la Flor de los Cuatro Elementos (tierra, agua, viento y fuego), que al interior del Cuartel de la Montaña guarda, los restos de Chávez.
Ponían fijas las miradas en el sarcófago, donde una mujer con facciones, pelo y tez de descendiente de indígena, colocó un ejemplar en miniatura de la Constitución venezolana, la misma que reivindicó los derechos del pueblo, aprobada en referendo promovido por el Comandante bolivariano.
El tributo al mejor amigo de Cuba se repitió en los 571 Centros de Diagnóstico Integral de Salud, y en cada porción de la geografía de esta nación, donde 22 000 cubanos impulsan diferentes programas sociales que nacieron por iniciativa de Chávez y de Fidel.
Fue un simbólico abrazo entre pueblos, 38 años después que, desde esta misma altitud del suroeste caraqueño, al nacido en Sabaneta de Barinas se le oyera decir «por ahora», con altura y certeza tales que resucitó la esperanza venezolana.
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