ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

Con la foto, en la que aparece Lenín Moreno al lado del secretario general de la OEA, Luis Almagro, no hacía falta más credencial para considerarlo un mandatario despreciable.

Las redes sociales «explotaban» con menciones de todo tipo –principalmente acusatorias– contra Moreno, quien hasta ese momento llevó la faja como presidente de Ecuador.

La citada foto y su compañía, agregaba lodo sobre el defenestrado mandatario, que salió de su puesto con menos del 9 % de apoyo por parte de los ecuatorianos, esos mismos que lo eligieron cuatro años atrás.

Cuando Moreno entró al palacio de gobierno donde se efectuaba la investidura de su sucesor Guillermo Lasso, el recibimiento no podía ser más humillante: un grupo de legisladores, pertenecientes a la coalición progresista Unión por la Esperanza, agitaban pañuelos negros que tenían impresa las palabras de sentencia «otro Moreno, nunca más».

Las redes sociales, aun tres días después del cambio de presidente, continuaron aportando críticas y calificativos negativos sobre Moreno. Entre ellos, un mensaje subido a internet que dice: Lenín Moreno eres el traidor de Latinoamérica. Irás directo al basurero de la historia.

Otros dos tuit, respecto a lo ocurrido, refieren: «Esta mañana, la Bancada de la Revolución Ciudadana develó la placa a El peor Gobierno de la historia. «Hoy 24 de mayo de 2021 enterramos en el basurero de la historia a Lenín Moreno y su gallada». ¡Nunca más traidores, nunca más Lenín Moreno».

Y se recordaba: «No olvidamos que en plena pandemia botaste a la calle a miles y miles de ecuatorianos. Te vas al basurero de la historia».

Y es que Moreno, una vez como presidente, lo primero que hizo fue desmontar el programa político, económico y social que, con fructíferos resultados, había creado y desarrollado el expresidente Rafael Correa.

Lenín Moreno quiso hasta desaparecer el apellido Correa y maniobrar –como lo hizo– para que una «justicia» cuyos instrumentos están en manos de intereses oligárquicos, se encargara de convertir en reos o prófugos a quienes la historia los recordarán siempre como baluartes del cambio para bien.

No pocos especialistas califican de «cacería de brujas» el uso arbitrario y parcializado de los órganos de justicia, para llevar a la cárcel al exvicepresidente Jorge Glass y condenar en ausencia al expresidente Rafael Correa.

El plan, sin dudas, era parte de un guion, con auspicio de sus amos de Washington para desaparecer de la política ecuatoriana a las figuras progresistas que propiciaron grandes cambios sociales en el país.

En medio del caos político creado por el propio Moreno, la pandemia por el coronavirus puso a prueba a un presidente y a un gobierno que, lejos de enfrentarla con programas válidos, abandonó a la población, y hasta jugó con cifras que revelaban las cantidades de contagiados y muertos, el colapso de los hospitales y sus salas de terapia, el vergonzoso espectáculo de cadáveres amontonados en la calle, en espera de capacidades en los cementerios, para su sepultura.

La crítica situación sanitaria tuvo exponentes como el despido en medio de la pandemia, de 2 500 trabajadores del sector de la Salud estatal, la decisión de que los colaboradores cubanos de la Salud abandonaran el país y otras medidas propias de un gobierno neoliberal comprometido más con el fmi, que con la vida de sus ciudadanos.

Todas estas arbitrariedades de Lenín Moreno han provocado que, hasta el propio día de cambio de gobierno el 23 de mayo, Ecuador registre 418 851 contagios por la COVID-19 y la cifra de 20 193 fallecidos.

Reflejo de todo esto es el hecho de que cinco ministros de Salud hayan renunciado durante la pandemia y seis durante todo el mandato de Lenín Moreno.

También pasará a la historia el hecho de que el ahora expresidente, en su afán neoliberal, llegó a empeñar al país, al solicitar un préstamo del FMI de 4 200 millones de dólares, llevado luego a 6 500 millones, a cambio de adoptar severas medidas contra planes y programas sociales y privatizar sectores estratégicos de la economía.

Por si le faltara algo, fue Lenín Moreno el abanderado de romper con los acuerdos de afiliación a instituciones regionales como el ALBA, Unasur y la Celac, y declararse abierto seguidor de las orientaciones del entonces mandatario estadounidense Donald Trump.

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Jorge Fernández machado dijo:

1

2 de junio de 2021

14:00:07


Que decir de Lenin Moreno , que pena de Presidente.Viva Correa