ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Nosotros debemos hacer del periodismo un frente riguroso en sus principios y adaptable en su organización. Foto: Tomada de emaze.com

Cada día más mediocre, más corrupto y más servil, eso que llaman «periodismo», en las empresas mercantilizadoras de «noticias» o «información», constituye hoy una de las maquinarias de guerra ideológica capitalistas más degeneradas… Su degeneración es su fracaso y, al mismo tiempo, su delación. Se delata su definición a partir de su función distorsiva, y lo que debiera servir para orientar a la sociedad es, en realidad, un negocio para desorientar.

No es lo mismo periodismo que mercadeo de noticias. Aunque se ha instalado la idea perversa de que solo lo que vende diarios es información, y con ello se han creado cátedras, carreras, posgrados y especialidades… aunque reine en la cabeza de muchos la idea de que periodismo es el arte mercenario de vender la pluma al mejor postor… aunque impere el criterio peregrino de que un periodista es mercader de confiabilidad… y, aunque se machaque con la falacia de que el periodismo es el arte demagógico de la «objetividad» burguesa… lo cierto es que lo que llaman y practican como «periodismo» en las empresas de periódicos, es una mercancía más sometida a las peores leyes del capitalismo. Lo saben bien los trabajadores.

Los hechos que genera la vida social, económicos, políticos, artísticos, culturales… a partir de su motor histórico que es la lucha de clases, no pueden ser privatizados por maniobra comercial alguna, aunque esta sea capaz de convertirlos, según sus intereses, en información o noticia. Los hechos cotidianos (ocurran cuando ocurran) producto de las relaciones sociales, hasta hoy divididas en clases, además de requerir registros y análisis científicos, exigen capacidad de relato clarificante, creativo y emancipador, para contribuir a elevar el nivel de la conciencia colectiva, incluso en la resolución de problemas individuales. La tarea de producir análisis e información periodística, además de ser praxis ética cotidiana, debe ser trabajo organizador para la transformación del mundo. Así lo ejerció el propio John Reed.

En las empresas que han hecho de la información una mercancía caprichosa y desleal con la verdad, el trabajo de los periodistas ha sido deformado hasta la ignominia de la esclavitud del pensamiento y la explotación de personas obligadas a traicionar la conciencia (individual y colectiva) sobre la realidad. Se vive diariamente un desfalco informativo en contra de todo sentido común y se humilla la inteligencia de los trabajadores de la información, sometiéndolos a principios y fines empresariales cada día más mediocres, corruptos y mafiosos. La Sociedad Interamericana de Prensa conoce bien esta historia.

En las escuelas hay no pocas tendencias empeñadas en «formar» mano de obra dispuesta a tragarse, con disfraz academicista, las condiciones laborales más aberrantes a cambio de ilusiones de fama burguesa, prestigio de mercachifles y, desde luego, rentabilidad de cómplices muy creativos a la hora de invisibilizar las verdades más duras, criminalizar a quienes luchan por emanciparse, y asegurar las ventas de los informativos. Títulos universitarios de «periodista» amancebados con el capitalismo y sus odios, así sea necesario mentir, calumniar o matar. Así sea necesario auspiciar golpes de Estado o magnicidios. Los hemos visto y los vemos a diario. Para la tele, para la web, para la radio… para los impresos.

Dignificar el trabajo del periodista es un reto social enorme que no se resuelve solo de manera gremialista, ni solo con «educación de excelencia», ni solo con «buena voluntad». Se trata de una profesión, un oficio y una tarea política… atascada en el pantano de la guerra ideológica y de la guerra mediática burguesa. Dignificar la definición y la función de periodista comprende factores muy diversos que parten de la base concreta de luchar contra el trabajo alienado y contra las condiciones de insalubridad ideológica extrema en que, bajo el capitalismo, se desarrolla. Dignificar el trabajo periodístico implica emprender, a diario, una revolución de conciencia y acción que devuelvan a la producción informativa su alma socialista y su poder como herramienta emancipadora de conciencias… implica pues devolver al periodismo sus brújulas y sus responsabilidades en el camino de la revolución.

Eso implica exigencias programáticas, organizativas y disciplinarias, cuya base es la lucha de clases y cuya praxis debe andar al lado de las luchas emancipadoras de la clase trabajadora. Ya basta de que cualquier payaso capaz de publicar, bajo cualquier método y medio, sus canalladas, se haga llamar periodista, a costa de degenerar la verdad que es de todos. Frenarlos en seco implica desarrollo científico y político para conquistar un poder profesional y militante capaz de ponerse al servicio de la clase que emancipará a la humanidad. Ese es su lugar mejor. Eso implica impulsar escuelas nuevas, estilos nuevos, sintaxis, comunicación y conciencia revolucionarios. Eso implica impulsar generaciones nuevas de trabajadores del periodismo liberados de la lógica del mercado informativo. Nada menos.

Ahora que estamos asqueados por la desfachatez y la impunidad con que exhiben sus canalladas omnipresentemente los amos y sus siervos «periodísticos», hay que fortalecernos para combatirlos. Ahora que la náusea nos sacude y la irracionalidad del mercado informativo se vuelve comando golpista y magnicida, en todo el mundo, es preciso organizarnos de manera democrática, plural y combativa. Ahora que se despliegan las acometidas más feroces de las mafias comerciales que venden «diarios» contra la verdad de los pueblos en lucha, y contra sus logros más caros… nosotros requerimos la unidad y la acción organizada, y desde abajo, como causa ética suprema. Ahora que se alían las mafias mediáticas y forman su ejército de «periodistas» para bombardearnos con misiles de injurias y mentira… nosotros debemos hacer del periodismo un frente riguroso en sus principios y adaptable en su organización, para sumarnos abiertamente a todas las fuerzas de la comunicación liberadora donde se propicie colaboración revolucionaria irrestricta.

Al menos así, eso que llaman periodismo dejará de ser, muy pronto, reducto de farsantes mercenarios, enfermos consuetudinarios de la mentira, para convertirse, de una vez por todas, en herramienta creativa de la verdad al servicio de la Revolución. Y ya hay muchos trabajadores que avanzan en esa ruta. A diario.

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Juan Carlos Subiaut Suárez dijo:

1

19 de enero de 2021

11:57:36


Excelente Fernando. Quiero hacerle acotaciones. Como profesional, se nace periodista (puede ser diplomado o no, los hay excelentes sin el pergamino) como también se nace con la vocación de ser médico, ingeniero, arquitecto, cientifico... La persona con vocación periodística tiene unas facultades naturales e innatas y va a la universidad a pulir técnicas y tácticas pero si a usted no le gusta escribir, investigar, olfatear donde está el centro de la información no será periodista aunque vaya a la mejor universidad del mundo. El que estudia una carrera por obligación es un frustrado y no llega a ejercerla. Como expresó una colega suya: "Eres y serás siempre periodista, porque decidiste crecerte frente a la página en blanco para defender hasta el cansancio la justicia. Sabes que entre abrojos y tropiezos, antes de que caiga el telón, el camino también te regalará sus flores» El periodista siempre es y deberá ser testigo de su tiempo y su único compromiso es con la verdad. Pero, en estos tiempos de «periodistas independientes» y «reporteros sin fronteras» el periodista revolucionario se compromete con su Revolución, con su Patria, con su historia, que es también su verdad, aunque muchas veces el hacerlo le provoque enfrentarse a «poderosas fuerzas dominantes internas» a incomprensiones, a rechazos de sietemesinos y de estrechos de mente y de visión. Viene a tema algo sobre lo que comenté en días pasados, sobre estos seudoperiodistas e «influencers» en las redes. ¿Cuáles son las razones del “éxito” de la olaloca, que llega a calificarse como un “influencer” y puede darse el lujo de invitar a sus orgías nada menos que al secretario de colonias yanqui, el Almugre? Parte de ellas son producto de nuestra incompetencia (ocurre cualquier suceso noticioso, pero nuestros medios y nuestros periodistas no lo publicamos o nos demoramos en hacerlo, esperamos por alguna autorización que decida lo que se publica y lo que no se publica, y lo que aguanta, si es un tema candente, alguien veta su publicación, sugiere que abordarlo o airearlo “le hará daño a la Revolución”, y se pierde esa inmediatez y la posibilidad de abordarlo, tal como es y de ser necesario, comentarlo y llamar las cosas por su nombre, como dijo alguien; no se puede tener miedo de la verdad, a los cambios, a asumir responsabilidades, a actuar; no se puede esperar siempre a tener una «autorización», para reconocer y hablar sobre cualquier problema q todos conocemos que existe y esperar a que nos supere, para entonces intentar resolver por ser precavidos y temerosos de la censura o de la «marca”). Entonces aparecen los olaloca y otros, con escaso bagaje intelectual y mucha menos ética, pero aupados por una poderosa tecnología (no olvidar que la cuna la mece la NED y otras “fundaciones”) y apoyados en toda línea por los recursos de las redes sociales, toman la noticia original, que muchas veces no es ni noticia, tan solo un recurso que le permite un basamento para fabricarla, le agregan algo de humor y choteo criollo para hacer el chisme más atractivo, disfrazan a sus intereses la verdad y le insertan los detalles más escabrosos y pueriles, para el consumo de las inteligencias más borricas, que se aprestan a darle “like” y seguir su rima. Contra ellos, no solo amerita rechazarlos ni obviarlos, pues surgirán otros. Se necesita atacar sus raíces, con nuestra verdad, a tiempo y de forma contundente. Un buen ejemplo lo hemos tenido en estos días con las apariciones de Humberto en el NTV, desenmascarando a estos personajillos. Muchos éxitos.

Antonio Valdes dijo:

2

19 de enero de 2021

13:19:40


Magnifico articulo...! Hace falta que apliquen todo eso en Los medios de isla. Un abrazo.

Nelson Guzman Baena dijo:

3

20 de enero de 2021

08:47:56


La verdad fusionada a la integridad del comunicador social debe estar en todas las lineas que se plasma en un papel o expresan en los medios de comunicacion donde actue y sino la historia no destacara al periodista sino lo sepultara en sus adversidades. Es por ello que por mas que se quiera esconder la realidad ella flota para construir el camino de la justicia social y por la dignidad humana. Este articulo LA LUCHA DE CLASES NO SE DETIENE EN LAS PUERTAS DE LOS "DIARIOS" de Fernando Buen Abad orienta a reflexionar y recordar el papel de algunos cagatintas que no dicen la verdad sino lo que los dueños de los medios les impone. Nelson Guzman Baena Integrante Comision Tecnica e Investigacion de la U.I.S. (Union Internacional Sindical) de P y J (Pensionistas y Jubilados) de la F.S.M. (Federacion Sindical Mundial). Calarca, Quindio Colombia, enero 20 de 2021.