Un niño mira asustado a la cámara del fotógrafo de la policía de Clarendon. Después de largas horas de interrogatorio brutal, acababa de confesar un crimen que no cometió.
Quien apretó el obturador de la cámara capturó la imagen pura del miedo y la inocencia; la foto policial de George Stinney no es una foto cualquiera.
Stinney era un niño de Alcolu, Clarendon, pequeña localidad de Carolina del Sur. Su vida era la vida, pudiéramos decir normal, de un niño afroamericano en esa región.
George se encontraba ese día cuidando las vacas de la familia junto a su hermana Amie, cuando dos niñas blancas, Mary Emma Thames y Betty June Binnicker, se les acercaron para preguntarles por unas plantas medicinales que estaban buscando. George y Amie no conocían las plantas, así que las niñas siguieron su camino.
Horas después del encuentro, los padres de las niñas, preocupados, salieron a buscarlas.George se brindó para ayudar cuando ellos pasaron por la granja de su familia y contó a los padres la conversación que había tenido con las chicas.
Los cuerpos de las pequeñas fueron encontrados cerca de una iglesia Bautista Misionera, mostraban signos de abuso sexual y habían sido ultimadas utilizando un madero de 25 kg.
Los policías detuvieron a George y lo llevaron a interrogar, en un proceso en el cual se cometieron muchas irregularidades, maltratos físicos y tortura sicológica. El niño no fue representado por ningún abogado y no se le permitió la compañía de sus padres, a pesar de ser un menor, tenía solo 14 años de edad.
Dijeron que había confesado el crimen, pero nunca se presentaron pruebas de la confesión, era la palabra de los policías contra la del niño negro.
Su hermana –testigo de que Stinney había permanecido con ella toda la tarde, por lo que no pudo cometer el crimen– fue amenazada y acosada, por lo que tuvo que huir de la región ante la posibilidad real de que la lincharan, como habían prometido hacer algunos habitantes del pueblo.
George Junius Stinney Jr. fue condenado en marzo de 1944 por el asesinato de las dos niñas de 11 y ocho años, en un juicio rápido, por un jurado integrado por blancos. George murió asesinado en la silla eléctrica el 16 de junio de ese año.
En 2014 revisaron el caso y la justicia dictaminó que el chico no había recibido un juicio justo y lo declararon inocente. El problema es que esta sentencia llegó 70 años después, demasiado tarde.
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Andrey dijo:
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4 de agosto de 2020
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meliodas dijo:
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4 de agosto de 2020
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ana dijo:
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4 de agosto de 2020
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Dania dijo:
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El Nino dijo:
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Rubén Víctor Aguilera Velazquez. dijo:
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7 de abril de 2021
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