ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Foto: Tomada de Internet

Una lista larga de palabras, gestos, tecnicismos y decisiones proferidas por «autoridades», de extracción muy diversa, abrió un campo semántico «nuevo» en el que reina la ignorancia -o la confusión- de las mayorías, y no poca petulancia de algunas minorías especialmente repletas de burócratas en su peor acepción, con sus honrosas excepciones.

Sabiendo, muy relativamente, todo lo inédito del episodio que nos impone el nuevo coronavirus (y en general las amenazas a la salud púbica), habríamos de exigirnos dosis generosas de humildad, opuestas radicalmente al tonito doctoral de algunos «expertos» oportunistas con micrófonos o con títulos.

Eso no implica suspender «lo categórico» de las recomendaciones más útiles para la defensa de la vida. Aunque existan muchos que confundan humildad con debilidad, nos envuelve un miedo y una ignorancia enorme que estamos resolviendo planetariamente con ayuda de algunos talentos científicos no serviles al sistema capitalista. Y algunos «vivos» se aprovechan de eso.

Tan pronto la enfermedad actual fue declarada pandemia, se generó un paquete de «sentido» complejo, de dudas y certezas, para un escenario global en el que la salud de los pueblos ha sido mayormente abandonada a las aventuras mercantiles del capitalismo.

Se trata de una red de «sentido» en la que transitan interrogaciones y recomendaciones, tamizadas por el miedo (genuino o inducido) y la desconfianza generalizada. En plena crisis de credibilidad mundial nos piden confianza en su capacidad para manejar una crisis. Justo donde el neoliberalismo pervirtió más rabiosamente el derecho humano a la salud, ahí se han multiplicado las muertes de manera desbordada.

Aguardan con obscenidad la multiplicación de los muertos para dar rienda suelta a su circo macabro, interrumpido por avisos publicitarios. Algunos subieron el rating. Exacerban el individualismo, deslizan su xenofobia y aplauden soterradamente la lógica del sálvese quien pueda (o quien más tenga), pero con tono filantrópico burgués; o sea, falso.

Los «noticieros», fabricados por los monopolios de medios, han exhibido toda su estulticia y su epistemología fascista de la información, aunque la maquillen con sonrisas amables, medicuchos conservadores y caras de compungidos.

Demagogia de números, nuevamente el sistema, mudo casi siempre de realidad, vuelve a relatarla casi exclusivamente con estadísticas: cifras, porcentajes, comparaciones y frases «ingeniosas» para hacer creer que se sienten «muy seguros» con las decisiones que asumen sin consultar a los pueblos.

Opera una especie de «aristocracia académica» que, con el pretexto de que los pueblos «no saben», dictan normas y decretos a granel para conducir la crisis por los senderos que, para ellos, son más seguros.

En la lógica del combate al nuevo coronavirus, reinan los silogismos del «estado presente», pero con pueblos desmovilizados a punta de pánico o de verdades a medias. «Todos a su casa» a fungir como espectadores de las cifras y de las acciones asumidas por quienes dicen saber qué hacer ante una amenaza de la que saben poco o nada.

Nadie se imaginó una movilización de pueblos que, desde sus casas, desarrolle una experiencia de crítica política frente a los vacíos de sentido, o contra el relleno semántico impuesto por el capitalismo para salir ganando, a pesar de la pandemia.

O tal vez por eso mismo, experimentamos la barbarie de una ocupación ideológica cuyo relato ha desfigurado -profundamente- el tejido social, y ha forzado el sometimiento de comunidades enteras.

Tal ocupación tiene, por objeto, establecer las hegemonías políticas y militares de la opresión, y acceder a los territorios de la impunidad absoluta frente al saqueo y la explotación. La «guerra mediática» es también una estrategia para la apropiación y explotación de la memoria histórica, de la diversidad cultural, y de la identidad de género. Consumimos el palabrerío hegemónico como si se tratase de la verdad.

Pero el «sentido» más importante que se produce, en el escenario de la pandemia, es esa solidaridad humana de la que se habla poco. Esa solidaridad que prospera en el caldo de cultivo que son las contradicciones de un sistema económico, político e ideológico destructor a mansalva de fuerzas productivas (identidades y patrimonios culturales), y que ahora se disfraza de «salvador de la humanidad» vestido con cubrebocas y batas de salubridad.

Nada de lo que hablan los técnicos, los científicos, los políticos, los empresarios y la farándula informativa del sistema, tiene importancia alguna si no mencionan la base económica y fraterna que aportan los pueblos a pesar del dolor, de las incertidumbres, de las contradicciones y los errores que, incluso lógicamente, se han cometido y cometerán en medio de una situación de «crisis», cuya dinámica no se reduce a la aparición del virus. Hemos vivido la crisis del capitalismo por demasiadas décadas.

El relato del poder sigue esperando que un «genio individual», en un laboratorio privado, con dinero y poder suficiente, descubra la «vacuna milagrosa», la salvación de coyuntura que traerá unos años más de respiro a un capitalismo en corrupción acelerada.

Esperanzas del individualismo para un relato que, con su moraleja, nos adiestra para la resignación una vez más. Salvo excepciones, como la cubana, se construye un imaginario burgués que, de antemano, deja en manos de empresas trasnacionales de la salud el negocio inmenso de hacer, distribuir y vender las vacunas y sus adláteres.

Ni una sola concepción comunitaria de las soluciones, los tratamientos, la responsabilidad colectiva. «Hay que confiar en los expertos», dicen, como si no supiésemos que todo el negocio oligarca de la salud, tan desastroso, costoso y mercenario como es, lo han construido y dirigido sus «expertos». No se puede tapar la lucha de clases con un virus.

Una cosa es segura dentro de toda la parafernalia semiótico-mediática que envuelve y maquilla a la pandemia de estos días: los pueblos están entendiendo una dimensión de la barbarie capitalista, que va quedando al desnudo según pasan las horas.

El sistema tiembla por todas partes y, para esconder sus temores, habla en tono «científico»; derrama el dinero que antes juraba no tener; construye un sentido mesiánico de sí mismo; descubre recursos donde dijo que no existían, y reinventa soluciones que, aseguró, eran imposibles.

Quieren demorar, con dinero, el despertar de los pueblos.

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Jose dijo:

1

27 de marzo de 2020

00:48:36


Muy bien dicho..¡Y le sirve a muchos de todos lados!

Irene bleier dijo:

2

27 de marzo de 2020

05:57:23


Brillante artículo. Brillante Cuba.

Rosa Angélica dijo:

3

27 de marzo de 2020

09:14:20


Excelente artículo

fernando dijo:

4

27 de marzo de 2020

10:12:11


Excelente cierre del artículo "Quieren demorar, con dinero, el despertar de los pueblos". Pues sabiendo que es cierta la práctica imperial de comprar conciencia, deformarla y otras sutiles deformaciones, elevemos la práctica revolucionaria no sólo de la denuncia sino también la EDUCACIÓN VS "EL SENTIDO DE TENENCIA" que tan brillante y genial definió Marx como "la enajenación de todos los demás sentidos humanos".

Juan Alfonso Cruz Allen dijo:

5

27 de marzo de 2020

10:25:07


Estados Unidos, es fascista, genocida, criminal, imperialista, no debemos esperar nada favorable, ni positivo de este gobierno, ni de ningún gobierno de este país, conservador o demócrata, saben que el planeta está al límite, así la tierra está en un punto de no retorno, también saben que la urgencia de cumplir con los límite de sus deseos hegemónicos, lo único que desean es el poden del planeta tierra, para después pasar al resto de los planetas, a sus principios de mafioso monopolista de estado no les importa la solidaridad, tampoco lo que piensen de sus barbarismos y muertos por el covid-19 a dentro y fuera de sus fronteras, solo es importante para ellos, el enajenante, alienante y loco poder económico, acumulación de capital como el acto lúdico en la mesa de juego de enfermiza, por ello Fuerza Cuba a lo Martí, Maceo, Che, Fidel.

Claudia Alvarez dijo:

6

27 de marzo de 2020

14:06:01


Vi un ángulo diferente que presentía y no sabía expresar. Lo difundire

Idairis Fernández Peréz dijo:

7

27 de marzo de 2020

15:23:44


Gracias por publicar y argumentar con seriedad.

Rosa Angélica dijo:

8

27 de marzo de 2020

16:21:17


Ahora se ven las costuras podridas del tan alabado sistema capitalista. Es un excelente artículo periodístico que aborda los problemas que padece la humanidad, de los que ningún país escapa.

Carlos dijo:

9

27 de marzo de 2020

20:43:11


Hasta que no separemos la politica del resto de los asuntos cotidianos, no seremos nadie, solo la burla de los demas en sus democracias.

Jorge Vergara dijo:

10

27 de marzo de 2020

21:50:23


Muchas gracias por tan alturado y agudo análisis, nos ayuda mucho a comprender la realidad de los hechos.

Medea dijo:

11

28 de marzo de 2020

01:13:03


Excelente análisis.

John Sánchez Rodríguez dijo:

12

28 de marzo de 2020

03:09:13


Excelente artículo. La verdad sin miramientos!

David dijo:

13

28 de marzo de 2020

13:01:49


Buen artículo ????

Anselma Betancourt Pulsan dijo:

14

28 de marzo de 2020

13:04:30


Muy buen articulo, estoy ahora aqui en España, coincido con el autor, no se puede tapar con dinero la irresponsabilidad, el engaño, el desprecio a los pueblos.. Creo que en medio de esta Pandemia que ha obligado a muchos a saber que no son inmunes ni intocables, hay que recordar que Esta humanidad ha dicho BASTA y echado andar

Jorge Luis Mesa Nuñez dijo:

15

28 de marzo de 2020

20:25:02


Estoy interesado en este tipo de temáticas, me gustaría acceder a este tipo de documentos.

ovidio Avilés dijo:

16

29 de marzo de 2020

03:28:58


excelente artículo, muy educativo...me trae a la mente un concepto acuñado por Naomy Claim..EL CAPITALISMO DEL DESASTRE...

José dijo:

17

31 de marzo de 2020

15:01:20


No entendí nada de este artículo. ¿Cuál fue el mensaje? E.U. malo, Cuba bueno? Creo que eso fue, o no?

Carlos Ruiz dijo:

18

12 de abril de 2020

07:59:09


Excelente articulo. Los pueblos aprenden en base a sus experiencia, de allí saldrá el elixir sanador.