ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Mercenarios, como estos capturados en Playa Girón, hicieron de los cubanos un pueblo preparado contra las amenazas de estos personajes inescrupulosos. Foto: Archivo de Granma

De vez en vez es bueno desempolvar papeles y buscar conceptos de los que, mediáticamente, los enemigos del mundo se han apoderado y hasta lo llevan implícito en su propio adn. Uno de estos vocablos –mercenario–, por lo general aparece vinculado con personas o ejércitos que operan en cualquier parte del mundo y su única convicción es la de ganar dinero, mucho dinero.

De acuerdo con Wikipedia, «un mercenario es un soldado o persona con experiencia militar que lucha o participa en un conflicto bélico por su beneficio económico y personal, normalmente con poca o nula consideración en la ideología, nacionalidad, preferencia política o religiosa con el bando para el que lucha». También los califica de sicarios y caza recompensas.

Según precisa Russia Today, se conoce que en la primera década del siglo XXI el mercado de ejércitos privados de mercenarios se disparó hasta convertirse en un negocio que mueve más de 100 000 millones de dólares. Esto sin contar, por supuesto, a los mercenarios que venden su alma al diablo por dinero y no van a la guerra –quizá por cobardía–, pero se prestan para las más viles acciones contra sus conciudadanos.

Recordemos que cuando se destaparon los grandes escándalos en Iraq, Afganistán y otros epicentros de guerra en relación con los mercenarios, se comprobó que los había de muchos países europeos, de EE.UU. y hasta de alguno que otro país latinoamericano. Ninguno era cubano.

Pero me quiero referir a otros mercenarios –iguales o peores–, esos que, por dinero, son capaces de hasta pedir intervención militar extranjera en su propio país, como Juan Guaidó en Venezuela, o los que apoyan medidas de bloqueo y hasta aplauden que Donald Trump aplique el Título III de la Ley Helms-Burton contra Cuba.

Generalmente estos últimos no reciben salarios, pero se saben arrastrar hasta los pies del amo imperial a cambio de algún boleto en avión y viáticos para viajar a Europa o a EE.UU., o reciben bochornosas limosnas por su contribución a la «causa cubana», como le llaman en Washington.

Este tipo de mercenario se envalentona cuando ve a países vecinos como Venezuela, asediados y agredidos por su propio amo. Es entonces cuando algunos de estos personajes de poca monta hasta abogan por hacer cartas a la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, la chilena Michelle Bachelet, para que «elabore» un informe sobre el tema en Cuba, similar al recién dado a conocer sobre Venezuela. Deben saber que dichos informes vienen con guion y redacción del Departamento de Estado estadounidense y vale recordarles que contra Cuba todas esas infamias se han estrellado frente a la verdad –y valga la redundancia– y con la dignidad de todo un pueblo que sabe identificar, luchar y vencer a sus enemigos, sean internos o externos.

A estos apátridas los llamaría mercenarios de mentalidad, de esos que, como traidores, hasta sus propios inspiradores terminan odiándolos. En estos casos el bochornoso papel de contratista lo hacen instituciones estadounidenses como la Usaid, con fachada de agencia para el desarrollo, o grupos de nostálgicos contrarrevolucionarios de Miami, y hasta alguna que otra ONG, o la Organización de Estados Americanos (OEA) con el cuño distintivo de Luis Almagro.

También sería recomendable refrescarles la memoria a quienes –desde aquí o desde allá– hacen el papel de mercenarios por vocación que las leyes acompañan a la convicción de los cubanos de no permitir ni mercenarios militares ni civiles que actúen contra el propio pueblo.

Los que aquí se venden por cuatro dólares para servir a una potencia extranjera, el pueblo digno, valiente, confiado, le advertirá siempre que el que pide que continúe el bloqueo, el que apoye la aplicación de la Ley Helms-Burton y aplauda el rompimiento de los vínculos entre estadounidenses y cubanos, son tan mercenarios como los que usan armas contra pueblos, aunque estos últimos sean mejor pagados.

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Daisy T. Rivero Leon dijo:

1

31 de julio de 2019

03:15:43


PENOSO QUE EXISTAN ESTOS PERSONAJES, PERO EXISTEN. LA HISTORIA LOS PONDRA EN SU LUGAR.

Hugo Andrés Govín Díaz dijo:

2

31 de julio de 2019

09:04:21


Elson, yo agregaría ahí también a los que exiben sin pudor la simbología estadounidense disfrazada de "moda". Tengo un eiemplo. Recibí en el aeropuerto acá en La Habana al Contingente de la Brigada Venceremos que celebró su 50 aniversario en el día de ayer. Más de 160 integrantes estadounidenses y NI UNO SOLO venía ataviado en su vestimenta con la simbología de su país. Sin embargo, infinidad de viajeros nacidos bajo el bloqueo, que ahora residen allá, más una preocupante cantidad de los nacidos y que siguen residiendo acá, con su indiscutible derecho a vestir como les plazca, los vemos ataviados con Banderas y simbologías del país que nos quiere tragar desde 1806 y que en los últimos 60 años ha hecho lo imposible y gastado una abrumadora cantidad de dinero para provocarnos penurias, limitaciones y subvertir el orden interno en Cuba, que sigue apostando por hacernos desaparecer. Para no utilizar un término tan duro, yo diría que son los "mercenarios subliminales por desconocimiento"

Miguel Angel dijo:

3

31 de julio de 2019

09:09:58


El mercenarismo y la traición son modos de vida de seres sin escrúpulos, ética y moral. Despreciable actitud.

Reyes dijo:

4

31 de julio de 2019

11:09:36


Son más despreciables que los propios enemigos.

Fidel López Labrada dijo:

5

31 de julio de 2019

12:20:06


Nosotros estamos ya capacitados para resistir y seguir ganando batallas, los traidores y vende patria seguiran siendo eternos perdedores ante la historia

Raúl Rábago Machín dijo:

6

31 de julio de 2019

13:13:01


Las guerras pueden se justas o injustas. Dependen del lado en que se encuentre el beligerante o combatiente. Solo al capitalismo se le pude ocurrir pagar para matar. El que cobra por matar es tan despreciable como el que paga. Es dificil, más no imposble, que los pueblos se den cuenta que lo que hay que estirpar es al sistema capitalista, que es que genera hambre y ambiciones. !PROLETARIOS DE TODOS LOS PAISES, UNIOS! Decia el escudo de la antigua URSS. Valido para hoy cuando muchos cren solo en lo que se ve en los medios. Un mundo mejor es posible, dijo Fidel, y es la verdad, pero para ello no solo tenemos que pensar como país, sino también como humanidad Si la violencia genera violencia, el amor tiene que general amor y aun así tenemos que forzar y defender el amor hasta con la violencia TRUMP no entiende de amor, sino es con la violencia. Los mercenarios entenderan de amor cuando la violencia que ellos mismos crean, les impongan la nacesidad de sentirse humanos a la fuerza. Quien a Hierro mata...... buano el mundo sabe como es que muere.