Mientras unos pocos continúan señalando a Cuba de manera selectiva y malintencionada en el tema de los derechos humanos, el grueso de la comunidad internacional reconoce el alcance de las transformaciones sociales iniciadas en enero de 1959 y la solidaridad de la Revolución con diversas naciones del orbe durante el último medio siglo.
Un total de 160 países se pronunciaron ayer en la Asamblea General de las Naciones Unidas por otorgar a Cuba un nuevo cupo en el Consejo de Derechos Humanos (CDH), el principal organismo que discute esta materia a nivel internacional.
Creado en marzo del 2006 por mandato de la ONU, entre los objetivos que se planteó el nuevo Consejo estaba superar la selectividad y los dobles raseros que se apoderaron de la antigua Comisión de Derechos Humanos, utilizada por Estados Unidos y otros países occidentales como un arma de ataque contra las naciones que no se sometían al status quo posterior a la caída del campo socialista.
A pesar de las presiones de Estados Unidos para evitar la presencia cubana en el nuevo órgano, Cuba fue electa en el 2006 como miembro pleno y fundador del Consejo, evidenciando la falsedad de las acusaciones en la antigua Comisión y descorriendo el velo que querían imponer los enemigos de la Revolución.
Honrando ese compromiso, nuestro país cumplió dos mandatos consecutivos (máximo establecido) y fue electo una vez más como miembro pleno en el 2013 para el periodo del 2014 al 2016.
La reelección para el segundo periodo consecutivo del 2017-2019 ocurre en medio de un escenario internacional donde no han cesado los intentos por utilizar las acusaciones de derechos humanos con fines políticos.
De ahí que el Consejo tenga entre sus retos reflejar cabalmente la diversidad que existe en el mundo de sistemas políticos, de culturas y de etnias, y no incurrir en los errores del pasado, como estigmatizar o condenar a países que no siguen la visión impuesta por los sectores de poder sobre democracia y derechos humanos en general.
Una de las herramientas de las que se ha dotado el Consejo para no caer en esa trampa, es el Examen Periódico Universal (EPU), que debe estar basado en información objetiva y fidedigna, y permitir una evaluación de todos los Estados miembros de la ONU sin excepción, de manera que se garantice la universalidad y la igualdad de trato de todos los miembros.
Cuba trabaja hoy en la implementación y seguimiento de las recomendaciones aceptadas durante su segundo EPU presentado en mayo del 2013, al tiempo que se prepara para su tercer informe ante dicho mecanismo en el 2018.
En las ocasiones anteriores, los Estados miembros destacaron proyectos como la Operación Milagro, gracias a la cual se han realizado cirugías oftalmológicas gratuitas a más de tres millones de personas de una treintena de países, así como los nueve millones que han aprendido a leer con el método Yo, sí puedo. Asimismo, resaltaron las decenas de miles de cooperantes de la salud cubanos que prestan servicios en numerosos países del mundo.
Cuba expuso también ejemplos de su democracia participativa, como la discusión a nivel nacional para la aprobación de los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución.
Aunque se mantienen los intentos de silenciar la obra social de la Revolución Cubana y su impacto global, al tiempo que se busca denigrar los éxitos del sistema político y social escogido por los cubanos y construido en las condiciones más difíciles de agresión, resulta evidente que el mundo no tiene una venda en los ojos cuando mira hacia la Mayor de las Antillas y analiza su último medio siglo de trayectoria.
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Jape dijo:
1
29 de octubre de 2016
09:08:40
Dexter E.M. Rose dijo:
2
29 de octubre de 2016
09:59:07
Jorge L Gomez M dijo:
3
29 de octubre de 2016
16:26:37
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