
TEGUCIGALPA, Honduras.—A dos meses del asesinato de la ambientalista hondureña, Berta Cáceres, las autoridades arrestaron a cuatro sospechosos de participar en el ataque que acabó el 3 de marzo con la vida de la activista, reportó Hispan TV.
De acuerdo con el Ministerio Público (Fiscalía), Sergio Antonio Rodríguez Orellana, Douglas Geovanny Bustillo, Mariano Díaz Chávez y Edilson Atilio Duarte Meza fueron detenidos ayer por su posible implicación en la muerte de Cáceres.
“La acción promovida ante los tribunales de la República por el delito de asesinato en perjuicio de Berta Cáceres Flores y de asesinato en su grado de ejecución de tentativa contra el testigo protegido (el mexicano Gustavo Castro), está sustentado en evidencia probatoria (...) en pruebas científicas”, afirmó la Fiscalía.
Berta Cáceres, la líder de la comunidad indígena y prominente defensora de los derechos humanos, fue asesinada a tiros por al menos dos encapuchados que entraron a su vivienda en La Esperanza, a unos 200 kilómetros al noroeste de la capital, Tegucigalpa, pese a estar protegida por medidas cautelares de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

La activista coordinaba el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (Copinh). Ganó el Premio Goldman 2015, uno de los más prestigiosos en el campo del medioambiente.
BBC Mundo reporta que semanas atrás el Relator Especial de las Naciones Unidas sobre la situación de las y los defensores de derechos humanos, Michel Forst, le pidió al gobierno de Honduras que ordene una investigación independiente del asesinato de Cáceres.
Dos semanas después del asesinato de Cáceres otro miembro del Copinh, Nelson García, murió asesinado.
Al menos 109 activistas del ambiente y la tierra hondureños fueron asesinados entre los años 2010 y 2015, según la ONG con sede en Londres y Washington Global Witness, que investiga abusos contra los derechos humanos.
Según esta organización, Honduras es “el país más mortal del mundo” para los defensores de la naturaleza si se consideran las cifras de muertos sobre el total de la población. Es especialmente peligroso para los indígenas. De los ocho casos de activistas asesinados en el 2015, seis eran indígenas.
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