La divulgación de la noticia coincidió con el Día Mundial de la Tierra, un 22 de abril escogido para que se reflexione y se tome conciencia de los problemas ambientales que amenazan a la humanidad.
Se conoció en esta fecha que el pasado mes de marzo fue el más caluroso de la historia, como lo había sido antes el mes de enero y sin que las predicciones a futuro auguren mejorías al respecto.
Acudí a Internet para corroborar lo leído y me encontré un rosario de realidades donde los países africanos y el Medio Oriente, trazan pautas entre los más afectados por el cambio climático, del que mucho se ha discutido y del que pocas acciones prácticas se han emprendido para mitigar sus consecuencias.
En Somalia, por ejemplo, casi dos millones de personas sufren el impacto directo de la sequía, a consecuencia del fenómeno El Niño, reporta IPS.
Bahréin, nación petrolera del Golfo, ocupa el primer lugar entre 33 estados amenazados con sufrir estrés hídrico para el año 2040, ante la falta de agua.
En la misma región, tienen graves pronósticos para garantizar el agua, Kuwait, Líbano, Palestina, Omán, Qatar, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos.
De acuerdo con un informe de la FAO, la escasez de agua constituye uno de los mayores problemas de la inseguridad alimentaria a los que tiene que hacer frente África del Norte y el Medio Oriente, ya que el augurio es que la disponibilidad del preciado líquido, disminuirá un 50 % para el año 2050.
De acuerdo con informes de las dependencias de la ONU, para el año 2020, entre 75 millones y 250 millones de personas podrían sufrir un mayor estrés hídrico por el recalentamiento planetario, y para 2050 serían entre 350 millones y 600 millones. La variabilidad y el cambio climático ejercerán una presión adicional sobre la disponibilidad, las posibilidades de acceso y la demanda de agua en África, comenta IPS.
Para igual fecha, en el caso de la agricultura, se prevé que la producción de los cultivos dependientes de la lluvia podría reducirse en algunos países en un 50 %.
Los informes relacionados con el tema señalan que la pobreza por disponibilidad de agua en la región árabe se traduce en inseguridad para los seres humanos y la agricultura; ya que mientras el consumo por persona se estima en 1 000 metros cúbicos al año, en la región árabe solo se alcanza un promedio de 500 metros cúbicos.
Se pone el ejemplo de Egipto, donde vastas extensiones de la zona norte del delta del Nilo, la mayor y más importante región agrícola de este país, ya sufre dos grandes consecuencias peligrosas: salinización e inundaciones. El recalentamiento global podría hacer disminuir el caudal del Nilo hasta en un 80 %.
Otro ejemplo: en Marruecos, las consecuencias del recalentamiento planetario y de la escasez de agua ya obligó a muchos agricultores a cultivar solo una tercera parte de lo que plantaban antes.
Una situación similar se registra en Argelia, y mucho peor en Mauritania.
En el caso de Argelia y Marruecos, se estimaba que llovía por lo menos 400 milímetros al año, pero en los últimos cinco, disminuyó a 200 milímetros, la mitad de lo necesario.
Un informe del Programa de Naciones Unidas para el Medioambiente, citado por la propia agencia de prensa italiana, señala que África, con 54 países y una población de unos 1 200 millones de habitantes, será la región más golpeada por el severo cambio climático, que podría causar, además, el padecimiento de paludismo a unos 90 millones de personas para el 2030, enfermedad considerada como el más grande asesino en el África subsahariana.
Según la ONU, las dificultades se exacerban debido a la pobreza generalizada y la falta de desarrollo.
Señalan los especialistas que para 2050, el aumento de la temperatura en el continente africano podría promediar entre 1,5 grados y 3 grados centígrados, una tendencia que continuará después de esa fecha.
En ese entorno, se estima que para el 2080 la proporción de tierras áridas y semiáridas en el territorio aumentará entre 5 y 8 %; y, entre 25 y 40 % de las especies de mamíferos de los parques nacionales de África subsahariana estarán en peligro.
Esa región solo dispone hoy de un 51% de la población urbana y un 8% de la rural con servicios de electricidad; por lo que, la extrema pobreza y la falta de acceso a otros tipos de combustibles hace que el 80 % de la población africana recurra a la biomasa para cubrir sus necesidades domésticas.
Sumadas todas las amenazas que penden como espada de Damocles sobre la sufrida África, la humanidad toda debiera tomar conciencia de que es impostergable una solución real, donde puedan incluirse, junto al cese de las guerras internas y externas, la contribución económica, financiera y de inversión, para evitar que el cambio climático y sus aliados guerreristas, sigan matando africanos y destruyendo la vida animal y vegetal en ese ya sacrificado continente.















COMENTAR
Miguel Angel dijo:
1
30 de abril de 2016
05:41:35
Responder comentario