Cuando Jeb Bush y Donald Trump expresaron formal y oficialmente el lunes y el martes pasado sus respectivas decisiones de aspirar a la nominación como candidatos a la presidencia de los Estados Unidos por el Partido Republicano culminó, a todos los efectos prácticos, la etapa inicial de definición de los aspirantes presidenciales y comienza la pugna entre los más destacados de cada uno de los dos partidos mayoritarios para ubicarse en las mejores posiciones, con vistas a las elecciones primarias que comenzarán en enero del próximo año.
Por el momento suman 16 los aspirantes republicanos y cuatro los demócratas. En las próximas semanas podrán sumarse algunos más, pero la tendencia debe ser a que para el mes de septiembre se hayan reducido y clareado las filas de los pretendientes.
Hasta Hillary Clinton por el Partido Demócrata y Jeb Bush por el Republicano, los candidatos con mejores condiciones para encabezar el proceso, son fuertemente cuestionados.
Bush hizo el anuncio en Miami, luego de regresar de un corto viaje a Alemania, Polonia y Estonia, durante el cual difundió una posición antirrusa, a tono con las tendencias belicosas de la mayoría de los aspirantes republicanos. En realidad, no le fue bien en sus trajines electorales previos al anuncio, que efectuó en abierta violación de las regulaciones electorales vigentes, ya que las veleidosas encuestas electorales lo ubican con alrededor de un 10 % de las preferencias de los votantes, en un empate técnico con los cuatro aspirantes que le siguen: el gobernador de Wisconsin, Scott Walker; el senador por Florida, Marco Rubio; el neurocirujano, Ben Carson; y el senador por Kentucky, Rand Paul.
En las próximas semanas los numerosos aspirantes republicanos deberán llevar a cabo una intensa labor procurando ser incluidos entre los invitados a los dos debates primarios de los republicanos, el primero a celebrarse el 6 de agosto, convocado por FOX News y Facebook y el segundo el 16 de septiembre, patrocinado por CNN.
En el primero participarán los que aparezcan en los diez primeros lugares del promedio de cinco encuestadoras nacionales escogidas por los anfitriones hasta el 4 de agosto. En el segundo lo harán los primeros diez puestos del promedio de las encuestas nacionales entre el 16 de julio y el 10 de septiembre.
Todo indica que uno de los participantes será Donald Trump, porque tiene recursos materiales y financieros y experiencia para manipular la opinión pública y usar los debates para tratar de convertirse en una figura central del proceso electoral. Al menos, se especula que esa es la intención detrás de la formalización de su candidatura; pero cosa muy distinta es que lo consiga, sobre todo si nos guiamos por una encuesta de la experimentada Quinnipiac University, que revela el 70 % de opiniones desfavorables sobre Trump, incluyendo el 52 % de los republicanos.
No hay dudas de que los debates republicanos de agosto y septiembre van a reducir los aspirantes republicanos a la candidatura presidencial.
Otro acontecimiento de los últimos días ha venido a complicar el panorama político y electoral en los Estados Unidos: la votación de la Cámara de Representantes el pasado 12 de junio rechazando con apoyo de legisladores demócratas un proyecto de ley apoyado por el presidente Obama y el liderazgo republicano de la Cámara autorizando la asistencia a los trabajadores por afectaciones resultantes del comercio global.
Esta medida abriría el camino para autorizar a Obama a negociar por una “vía expedita” (fast track, en inglés) el tratado de Asociación Trans Pacífica y el Senado solo tendría autoridad para aprobar o rechazar el tratado en su totalidad, sin entrar a discutir aspectos particulares. El rechazo del 12 de junio hace impracticable la conclusión del mencionado tratado.
Lo paradójico es que esa medida de asistencia ha sido defendida durante décadas por el Partido Demócrata. El martes 16 de junio, con respaldo del liderazgo republicano y de Obama, la Cámara aprobó una moción extendiendo la reconsideración del asunto hasta fines de julio próximo, esperando poder convencer al número necesario de legisladores y revivir la negociación del tratado.
Al día siguiente, por votación de 218-208, la Cámara aprobó una nueva versión del proyecto rechazado el 12 de junio, que concede al Presidente la prerrogativa de negociar por la “vía expedita”, pero eliminando lo referente a la asistencia a los trabajadores afectados por el comercio global. Ahora el Senado deberá aprobar en los próximos días la nueva versión, lo que permitiría a Obama concluir las negociaciones del mencionado tratado con los otros gobiernos.
Esta confrontación ha colocado a Hillary Clinton en una situación muy incómoda, porque se ha expresado desde su ejercicio como Secretaria de Estado a favor del tratado y es el ala progresista demócrata y los sindicatos obreros quienes se oponen a concederle a Obama la “vía expresa” para negociar, colocando a Hillary en una posición muy vulnerable. La candidata ha optado por una posición ecléctica.
En medio de esta situación, se han recrudecido los ataques a Hillary por su enriquecimiento excesivo a partir de los grandes honorarios recibidos por ella y Bill en presentaciones públicas organizadas por grandes corporaciones y las cuantiosas donaciones a la Fundación que ellos dirigen. Bill Clinton ha pretendido defenderse prometiendo que cuando Hillary ocupe la presidencia, él no cobrará más honorarios.
Al mismo tiempo, se fortalece la actividad de la llamada ala “progresista” del Partido Demócrata, debilitando la preferencia de Hillary Clinton en las encuestas. En los últimos días se va produciendo un creciente entusiasmo en las actividades del senador Bernard Sanders, especialmente en los dos estados en los cuales actualmente se concentran las campañas: New Hampshire y Iowa. Son vulnerabilidades a las cuales tratarán de “sacarle lascas” sus rivales republicanos.
Otro elemento de complicación, se crea con la intensificación de las acciones de legisladores republicanos en estados del Medio Oeste para abrogar leyes que favorecen a trabajadores sindicalizados, otorgándole preferencias de empleo en los proyectos públicos. Estos legisladores se proponen eliminar regulaciones legales en 31 estados que establecen el pago de salarios y beneficios locales en construcciones gubernamentales de infraestructura. Un nuevo campo de batalla entre los políticos conservadores, especialmente republicanos y los sindicatos obreros, especialmente en entidades gubernamentales federales, de los estados y municipios.
Lo real es que ningún aspirante logra entusiasmar y convencer, porque la crisis va más allá de lo que alcanza a proponer su conciencia política y social.
(*) Es autor del libro “Cuba-Usa; Diez Tiempos de una Relación” (Editorial Ocean Press, México, 2010 y Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2012) y del libro “El Espectáculo Electoral Más Costoso del Mundo” (Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 2015).
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Armando Cardona dijo:
1
18 de junio de 2015
23:03:56
Carlos de New York City dijo:
2
19 de junio de 2015
08:09:02
TOKIN dijo:
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19 de junio de 2015
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Ruben dijo:
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19 de junio de 2015
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Jose Luis dijo:
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19 de junio de 2015
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Aristoteles Manani dijo:
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Mashi Salvatore dijo:
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19 de junio de 2015
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la cienfueguera dijo:
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Leonardo Mario Ferraro dijo:
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19 de junio de 2015
18:14:24
FASV dijo:
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19 de junio de 2015
21:52:07
Carlos de New York City dijo:
12
20 de junio de 2015
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Oswaldo dijo:
13
22 de junio de 2015
09:29:31
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