ASÍ, a secas reza un gran cartel en la ruta 136, cerca de la ciudad de Gualeguaychú, provincia de Entre Ríos, a 230 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires y a 25 kilómetros de la República Oriental del Uruguay, y que resume las aspiraciones frustradas de más de 42 millones de argentinos por la fuerza de las armas de un decadente imperio colonial británico.
Precisamente este 2 de abril se recordó a los soldados de esa nación sudamericana caídos en la guerra de Malvinas, durante el conflicto armado anglo-argentino de 1982. Y es que Argentina reclama, desde 1833, la soberanía de este archipiélago del Atlántico Sur, situado a poco más de 700 kilómetros de sus costas y a 14 000 kilómetros de distancia del Reino Unido.
En el acto por el aniversario 32 de la fatídica guerra, efectuado en la Casa Rosada, sede del Ejecutivo, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner sostuvo que tiene "la infinita confianza" de recuperar la soberanía de las islas Malvinas, porque "siempre en la historia los enclaves coloniales, más tarde o más temprano" se recuperan.
Y condenó la creciente militarización de ese territorio colonial por el Gobierno británico del primer ministro David Cameron. En su peculiar oratoria, la mandataria denunció que las "Malvinas son la mayor base militar nuclear de la OTAN en el Atlántico Sur y de sistemas de inteligencia electrónica"... "Esta es la verdad que no pueden seguir ocultando", dijo la estadista en clara referencia al Reino Unido. Por eso, indicó que el reclamo argentino por la soberanía sobre las islas también "tiene que ver con un mensaje de paz al mundo".
UN POCO DE HISTORIA

La Guerra de las Malvinas o Guerra del Atlántico Sur fue un conflicto bélico entre Argentina y el Reino Unido que tuvo lugar en las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur. Se desarrolló entre el 2 de abril, día del desembarco argentino en las islas, y el 14 de junio de 1982, fecha acordada del cese de hostilidades. El origen del conflicto fue el intento por parte de la Argentina de recuperar la soberanía de ese archipiélago, que las Naciones Unidas consideran territorios en litigio entre Buenos Aires y Londres, aunque este último los administra y explota. El saldo final del conflicto bélico en pérdidas de vidas humanas fue de 649 militares argentinos, 255 británicos y 3 civiles isleños.
Políticamente, la derrota en la guerra precipitó en la Argentina la caída de la dictadura militar del llamado Proceso de Reorganización Nacional que gobernaba el país. Posteriormente, en diciembre de 1983, se realizaron elecciones y se instaló un Gobierno democrático.
En el Reino Unido, por su parte, la victoria en el enfrentamiento ayudó a que el Gobierno conservador neoliberal de la primera ministra Margaret Thatcher saliera reelegido en las elecciones del año 1983.
Sin embargo, la historiografía británica trata de esconder que a pesar de haber triunfado, la flota colonialista inglesa recibió una paliza en el Atlántico Sur desde el inicio de los combates, al tener bajas jamás imaginadas, según fuentes argentinas. Las cifras exactas de las enormes pérdidas sufridas permanecen ocultas por decreto real bajo la consigna de secreto de Estado hasta el 14 de junio de 2072, cuando ya no quede con vida ninguno de los soldados argentinos que combatieron por recuperar las usurpadas islas.
En 44 días de combates, el 70 % de los buques de guerra y logísticos de la Task Force (grupo de tareas naval) resultaron hundidos o averiados, además de derribados o dañados decenas de aviones y helicópteros. Pérdidas que no son reconocidas por Gran Bretaña, que contó durante el conflicto con el auxilio de Estados Unidos (en inteligencia satelital y armamentos) y el apoyo del Chile del dictador Pinochet, que informaba los movimientos de la Fuerza Aérea Argentina.
Sin ese respaldo el Reino Unido hubiera tenido que replegar su Task Force, de acuerdo con la conclusión de expertos militares.
Además, los analistas censuraron que Londres haya utilizado a gurkas (mercenarios de Nepal) y legionarios de otros países en sus fuerzas; hundido el Crucero argentino General Belgrano, cuando estaba fuera de la zona de exclusión marcada por los mismos ingleses, e introdujera en esas latitudes armas nucleares, prohibidas en América Latina y el Caribe por el Tratado de Tlatelolco, firmado en México en 1967.
ISLAS FALKLAND NO, LAS MALVINAS

Gran Bretaña persiste en llamar a estas islas Falkland y las retiene por la fuerza, lo cual no es fuente de ley, pero las Malvinas son argentinas por su historia y por estar ubicadas en el Mar Argentino, que es parte de la plataforma continental argentina, abundante en petróleo, gas, oligoelementos metálicos y también una gran fuente ictiocola, que está siendo saqueada con los permisos indiscriminados de pesca otorgados por los llamados kelpers (pobladores llevados por Inglaterra para repoblar las islas tras la expulsión violenta de los argentinos).
Esos territorios fueron descubiertos en 1520 por integrantes de la expedición de Magallanes. A pesar de haber sido denominadas en la cartografía europea con diversos nombres, siempre quedaron dentro de los espacios bajo control efectivo de las autoridades españolas.
A partir de la Revolución de Mayo de 1810 las islas Malvinas fueron consideradas por los primeros gobiernos argentinos como parte integrante del territorio heredado de España.
El 10 de junio de 1829, el Gobierno argentino creó la Comandancia Política y Militar de esas islas y designó a Luis Vernet al frente de ella. En el contexto de un renacimiento del interés estrat égico en el Atlántico Sur, el 3 de enero de 1833, una corbeta de la Marina Real británica expulsó por la fuerza a las autoridades argentinas, que se negaron a reconocerle autoridad alguna. En 1884, ante la falta de respuesta a las protestas, Buenos Aires propuso llevar el tema a un arbitraje internacional, lo cual también fue rechazado por el Reino Unido sin dar razones.
La llamada "cuestión de las islas Malvinas", entendidas como la disputa de soberanía entre la Argentina y el Reino Unido por las Islas Malvinas, Georgia del Sur, Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes estuvo presente en la conferencia de San Francisco, que dio origen a las Naciones Unidas, con una reserva de derechos presentada por la delegación argentina.
En correspondencia con la Resolución 1514 (XV) de la Asamblea General de la ONU, el 16 de diciembre de 1965 ese foro universal aprobó la Resolución 2065 (XX) por cuyo medio reconoció la existencia de una disputa de soberanía bilateral e invitó a ambos países a negociar para encontrar una solución pacífica a la disputa.
Desde 1989 hasta la fecha, el examen del tema está radicado en el Comité Especial de Descolonización de la ONU, mientras que desde el Mercado Común del Sur (Mercosur), la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi), la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur) hasta la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) han respaldado el legítimo derecho argentino sobre las Malvinas. El conflicto de 1982 no alteró la naturaleza de la controversia de soberanía entre la Argentina y Gran Bretaña.


                        
                        
                        
                    












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