RÍO CAUTO, Granma.–La madrugada nos sorprende en la carretera. Un tendón de asfalto, en ocasiones matizado por el fango, se abre paso hacia Cayamas, una comunidad de este municipio, impactado por el huracán Melissa.
A la orilla del camino, un silencio que duele. En medio de un paisaje en el que persisten las huellas desoladoras del ciclón, entre la solidez del policlínico docente Máximo Gómez Báez, el hogar materno Celia Sánchez Manduley y la sala de hospitalización, ha habido, por varios días, un lugar de esperanza.
El pasado 12 de noviembre fue levantado allí un hospital militar de campaña donado por la India, destinado a brindar servicio a los habitantes de la cabecera municipal y a comunidades rurales como Guamo, Guamo Viejo y El Mango. Su misión principal: recibir, estabilizar y trasladar a pacientes hacia otras instituciones médicas, fortaleciendo así la capacidad de respuesta local.
PRESERVAR LA VIDA
Al cruzar el umbral de esta ciudadela médica portátil, se advierte el ir y venir del personal médico. A punto de salir de su guardia, Granma dialogó, sobre la singularidad del lugar, con Norbelis Figueredo Urquiza, una enfermera con 28 años de experiencia y varias misiones internacionalistas cumplidas.
«Recuerdo uno en Ruanda, pero este tiene más prestaciones. Es pequeño, conserva el calor, pero noto que le da mayor dinamismo al trabajo».
Jorge Ernesto Gómez Fonseca, jefe de Enfermería, explica la anatomía del emplazamiento. Así sabemos que el hospital militar de campaña cuenta con varias carpas que laten al unísono, organizadas de acuerdo con las funciones médicas que desempeñan.
En la primera se realiza el triaje o clasificación de los pacientes, quienes luego son conducidos hacia las demás áreas. La segunda carpa está destinada al diagnóstico por imagen, con equipos de ultrasonido y rayos x.
En la tercera se efectúan los procedimientos de curas limpias y sucias; mientras que la cuarta acoge el área de apoyo vital avanzado, que también funciona como unidad de cuidados intensivos y quirófano para cirugías de emergencia. Esta dispone de desfibrilador, ventilador mecánico artificial y juegos completos de instrumentos quirúrgicos.
Una quinta carpa opera como laboratorio y la sexta, como almacén y farmacia.
«Es un hospital pensado para la guerra, un sistema que puede ser arrojado desde un helicóptero y desplegado en seis horas», explicó Gómez Fonseca.
El centro cuenta con un equipo multidisciplinario integrado por 18 profesionales, entre ellos enfermeras, pediatra, ginecólogo, obstetra, imagenólogo, clínico, anestesiólogo, cirujano, instrumentista, laboratorista y médicos generales.
Todos han sido entrenados por especialistas de la Cruz Roja Internacional en La Habana, formados, a su vez, por instructores indios. Esta experiencia se replica constantemente con el nuevo personal de guardia, para garantizar la preparación ante cualquier emergencia.
Dentro de esta red sanitaria también se integra la unidad de cuidados intensivos de Río Cauto, que ha sido beneficiada con cuatro camas adicionales y equipamiento proveniente de otros donativos, así como con ocho carpas de gran tamaño destinadas a futuras situaciones de contingencia en la provincia.
EL ROSTRO HUMANO DE LA EMERGENCIA
Más allá de los equipos y de la tecnología, está el auxilio oportuno a quienes llegan hasta el sitio. Fue el caso de Jorge Luis García Ávila, de 54 años, vecino del reparto 21, en la cabecera municipal, quien llegó en la noche, aquejado por una micosis en el pie izquierdo.
«Los remedios caseros no funcionaron, por eso vine a este hospital. Aquí me facilitaron los antibióticos y me remitieron a una cama para que me los pusieran. Me atendieron bien. Creo que llega en buen momento».
María del Carmen Cedeño Valdés lleva en la mirada la tristeza de quien ha perdido mucho. Sus manos vuelven, una y otra vez, al celular que grabó aquella inundación descomunal, y a sus hijos siendo evacuados por una lancha.
«La casa mía está en derrumbe total. Ya estaba mala y, con esta situación... perdió el caballete, se llevó el techo, quebró horcones... nada sirve», apunta con una tristeza que inunda más que el río.
«Cuando yo salga de aquí, ¿dónde me meto?», se pregunta, y se le recomienda tener confianza en quienes organizan la atención a las familias afectadas.
Marisela Montero Soto, vecina de esta comunidad, también paciente de esta sala, afirma nunca haber visto algo igual. «Sentí miedo», confiesa, mientras lucha contra una neuralgia y problemas renales. Pero en medio del caos, de la pérdida de su cama, su cómoda y dos planchas de zinc, encuentra consuelo en el trato humano: «Aquí hay un buen trato de todo el personal. Ese enfermero es maravilloso..., atienden bien a los pacientes».
LOS TRADUCTORES DE LA TECNOLOGÍA
Para los profesionales de la Salud, este hospital es un verdadero laboratorio de asombros. El joven residente de Imagenología, Dioscar López Milán, procedente de Cauto Cristo, habla con admiración sobre las posibilidades del centro: «Los ultrasonidos compactos nos permiten definir conductas, detectar complicaciones de la arbovirosis en tiempo real, y decidir el destino del paciente con mayor precisión».
En el laboratorio, la licenciada Yaité Enamorado Espinosa destaca el valor de la tecnología incorporada: un bioanalizador químico capaz de realizar 25 determinaciones con una sola muestra de sangre en solo 15 minutos, y un hemoglobinómetro, equipo largamente anhelado en el municipio.
MOSAICO DE ESPERANZA
La doctora Yelenis Elías Montes, directora general de Salud en la provincia de Granma, explicó que es la primera vez que Cuba recibe un hospital de campaña de esta magnitud, y que el Consejo de Defensa Nacional decidió emplazarlo en Río Cauto, por ser uno de los territorios más golpeados.
«Su instalación viene a ampliar la resolutividad de nuestras instituciones», afirmó. Contar con este centro instalado aquí representa una verdadera ventaja para la provincia», puntualizó.
Al caer la noche, en Cayamas, el hospital de campaña donado por la India se ilumina como una gran luciérnaga. Su luz va más allá de los generadores: refleja la solidaridad que llegó desde lejos, para hacerse presente en el corazón de Río Cauto.






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