ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
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Bajo una lluvia persistente seguían llegando personas desde comunidades granmenses a los centros de evacuación de Las Tunas. Foto: Yenima Díaz Velázquez

Granma.–La madrugada en la zona del Cauto no llegó con el canto de los gallos, sino con el rugido del río. El huracán Melissa, con rabia enfurecida, había soltado sus amarras y enviado una lengua de agua oscura que lamía, con avidez, los cimientos de las casas, las raíces de los árboles y los recuerdos de centenares de familias.

El río, desbordado, dejó de ser esa serpiente que zigzagueaba los campos para convertirse en un monstruo de lodo que reclamaba su territorio ancestral.

En la ciudad de Bayamo, el seminternado Carlos Manuel de Céspedes se transformó. Sus aulas, acostumbradas a las lecciones de gramática y aritmética, abrieron sus puertas para dar la clase más urgente: la de la solidaridad, para recibir a 212 personas, evacuadas de la furia del Cauto.

 

TESTIMONIOS

Yalenis Gutiérrez Valera, de 25 años, con su hijo Nehemías Moisés, de un mes, en brazos, relata su huida. 

«Hubo un golpe de agua que sorprendió a todos en medio de la crecida». Un vecino llamado Negrín, en una carreta, los condujo a través del camino.

«En mi caso, no me dio tiempo de sacar nada. El frío lo encaramamos como pudimos; todo debe haberse mojado.

«Soltamos el caballo hacia las arroceras para que se salvara, pero de las gallinas y el perro no sabemos nada. Muchos vecinos tenían cerdos, vacas... imagínate las pérdidas. No solo estamos tristes, sino también estresados por las pérdidas, que no son solo materiales… no sé de mi hermano», confiesa, su voz es un hilo que se enreda en la angustia de lo perdido y la incertidumbre.

Alba Luisa García Corona, a sus 63 años, mira con la sabiduría de quien pensaba haberlo visto todo. Pero esta fue una «película de terror». El río, un actor imprevisto, irrumpió a las cuatro de la mañana. Su confianza se quebró como los diques. Al regresar a su casa, en Cauto Embarcadero, el agua se estaba adueñando de todo. Apenas tuvo tiempo para levantar la cama y llevar algunas pertenencias a casa de un vecino. Cuando fue por más cosas, la entrada era imposible por el nivel del agua.

MANOS AMIGAS

En la escuela los roles se reinventan. La maestra María de la Cruz Segura Moreno, de cuarto grado, cambió el pizarrón por la mano solidaria y el apoyo emocional.

Los vecinos, solidarios, aparecen con refrescos, chupa chupas para los niños –pequeños talismanes contra el miedo– y colchones para dos recién paridas y una embarazada de 29 semanas quienes, junto a siete niños asmáticos controlados, forman la tripulación de este barco a salvo.

La Medicina, representada por la doctora Yalina Téllez, vela por los cuerpos, y los artistas son quienes se ocupan del alma. Llegan como una brigada de alegría.

Para Maikol Castillo, de 12 años, el espectáculo de magia se convirtió en un bálsamo inesperado. En el día en que debería haber soplado velas, su cumpleaños se fundió con la evacuación y su nueva realidad. Mientras los payasos robaban risas en el rostro de niños, jóvenes y adultos, nació la posibilidad de que ese instante de alegría se grabase en su memoria con más fuerza que la imagen imborrable de las aguas devorando su calle.

EL CONTEXTO

Fuerzas especializadas de la Defensa Civil, el Ministerio del Interior (Minint) y otros organismos del Estado realizaron durante este viernes intensos operativos de rescate y evacuación en la comunidad de Cauto Embarcadero, municipio de Río Cauto, ante las severas inundaciones provocadas por el huracán Melissa.

La cuenca del río Cauto enfrenta actualmente su punto crítico de inundaciones debido a un fenómeno complejo en el que convergen varios factores: las intensas lluvias, el vertimiento controlado de presas, los escurrimientos desde la Sierra Maestra y una peligrosa penetración del mar que bloquea la desembocadura del río, impidiendo el drenaje natural.

En labores coordinadas, también se logró el rescate de 56 personas en la comunidad de Los Haticos, municipio de Cauto Cristo, donde trabajaron de forma conjunta técnicos de Rescate y Salvamento de las provincias de Granma y Holguín.

En Miradero, fuentes oficiales confirmaron que el puente sobre la carretera central Tunas-Bayamo fue sobrepasado por las aguas, aunque ya comenzaban a bajar.

CONSUELO EN LA TORMENTA

Mientras el río Cauto recupera lentamente su cauce, deja atrás un paisaje de pérdida. Las casas no son más que conchas vacías, los animales son fantasmas en la memoria, y las pertenencias, un lodo indescifrable. Sin embargo, en el seminternado Carlos Manuel de Céspedes, la vida se aferra con fuerza.

El verdadero reportaje no está solo en lo que el agua se llevó, sino en lo que no pudo arrastrar. No pudo llevarse la mano del vecino que empuja una carreta en la noche, el refresco compartido, el colchón donado, el chupete que calma a un niño, la sonrisa forzada por un mago o el abrazo silencioso entre desconocidos que ahora comparten el mismo techo y la misma herida.

La inundación reveló la fuerza brutal de la naturaleza, pero también, y sobre todo, la inquebrantable resistencia del espíritu humano cuando decide convertirse en balsa, en faro o en abrazo para el que naufraga. El río se desbordó, pero en Bayamo, la solidaridad también.

 

CUBANOS TODOS, HERMANOS

las tunas.–La mirada del niño Daibel Enrique Guerra Fonseca lo dice todo, y no son necesarias las palabras que se resisten a salir de sus labios.  Asegura que no tiene pena, pero prefiere contar poco, solo que está en 5to. grado y que vio el avance del agua en los alrededores.

Junto a su hermana Dialemis quiso llevar a Kiko (un pequeño cachorro) consigo, porque es tan pequeño que le puede suceder cualquier cosa. En casa, allá por la zona de Miradero, en el municipio granmense de Río Cauto, quedó mucho de ellos.

Junto a varios familiares, fue de los primeros en llegar al Centro Mixto Simón Bolívar, de la ciudad de Las Tunas, que funciona como recinto de protección.  Y ahí encontró una cama y alimentos. También sonrisas, un trato afable, personal sanitario y hasta rompecabezas, dominó, ajedrez y otros juegos para niños y adultos.

Llegaron con el amanecer del día.  Entre ellos hay ancianos, bebés y un joven con necesidades especiales.  Para las autoridades del Consejo de Defensa Municipal, «todos son nuestros hermanos».

Antes llegaron otros granmenses a tierras tuneras. Fue en la madrugada, cuando Jobabo recibió un tren con más de 1 300 personas de Guamo.  La mayoría se mantiene en diferentes locales de la sureña ciudad, y algunos fueron trasladados a Colombia.

Juana Yamilka Viñals Suárez, presidenta de la Comisión de Protección a la Población, informó que ante esta situación tan compleja se adoptaron todas las medidas desde los consejos de defensa municipales y, en el caso de Las Tunas, que es el que va a agrupar la mayor cantidad, ya están listos cuatro centros para acoger a esas familias.

«Esta evacuación no se parece a la que hicimos durante el ciclón, porque teníamos un tiempo determinado, y al darse la recuperación ya retornaban a sus viviendas. Ahora es algo atípico, que nos va a ocupar más días.  Proteger sus vidas es y será el principio fundamental».

Enrique Mora Bárzaga llegó a Las Tunas lleno de esperanzas porque vivir ya lo es. En la memoria de los suyos se acumulan recuerdos del ciclón Flora, y prefirió no perder tiempo porque nunca el agua subió tanto ni tan rápido. En cuanto dieron los avisos, decidió que el futuro inmediato estaba lejos de allí.

«Las casas y las cosas materiales se pueden recuperar. Pero la vida solo es una, y hay que cuidarla.

«Hemos tenido buena atención desde que llegamos. Agradecemos a las autoridades y al pueblo de Las Tunas, y queremos decirles que nos sentimos acompañados. Cuenten con nuestra disciplina, respeto y gratitud».

En busca de amparo también llegó al Simón Bolívar Agustín Castillo Villavicencio, un residente del poblado de Guayitos, quien desde hace días está descompensado de su diabetes, por tantas tensiones. Dice que conoce la geografía del municipio de Río Cauto y supo que la situación podía empeorar.

«Yo quiero que salven a la gente, que traigan para Las Tunas a todos los que se pueda. Es lo que estoy pidiendo. Y darles las gracias por acogernos, porque nosotros vinimos sin anunciarnos. Nos han dado la bienvenida y nos han acogido con cariño y amor. Por eso me siento satisfecho entre ustedes». 

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