En la prisa de Bersaida y en la de Julián, hay dos asuntos distintos de una misma señal: poco a poco después de Melisa la vida vuelve a ser normal en esta provincia.
Julián está al volante de uno de los camiones que cargan escombros dejados por el ciclón en las calles de la ciudad del guaso; fragmentos de vegetal, pasados ahora por motosierras chillonas.
Bersaida, es una entre los más de 150 mil pobladores que emprenden el regreso a sus hogares tras permanecer protegidos en casas solidarias la mayoría, y en instituciones del estado desde que el poderoso meteoro se aproximaba. «Le echo de menos a mi casita de san Antonio del Sur, pero aquí me sentí segura; de corazón lo agradezco», confesó la mujer en la entrada de la Universidad de Guantánamo, donde esperaba el ómnibus del regreso.
«Es mi aporte para que esta ciudad quede limpia y bonita» dijo por su parte Julián. A partir de este jueves, 72 horas se ha dado como término el territorio para dejar saneada y embellecida su capital provincial y la cabecera de los municipios restantes.
Una meta que tiene nombres. Sobre cada entidad enclavada en la urbe del guaso recae la responsabilidad de sanear cada una un cuadrante. Se trabaja duro y de manera ordenada. El ciclón ocasionó estragos en la agricultura y la cosecha tabacalera, tumbó árboles, derribó postes y redes de comunicaciones y eléctricas, averió cubiertas y ventanales de instituciones.
Aun se cuantifica el impacto pero Guantánamo ganó esta partida. No se perdió ni una vida. La defensa previsora del territorio no la pudo romper Melissa pese a los vientos, que en algunos casos rozaron los 100 km por hora y a las lluvias que desbordaron ríos, rompieron caminos e incomunicaron asentamientos.
La provincia nutrió sus embalses, ahora a más del 85 % de su capacidad total y con la Yaya la mayor de sus presas totalmente llena, por primera vez ene en los últimos 20 años asegura la dirección de Recursos Hidráulicos.
El curso escolar el próximo lunes escalonará su reinicio. Comienza una etapa que tiene entre sus prioridades a las viviendas dañadas. Los reparadores eléctricos y de telecomunicaciones, de lleno a lo suyo; los constructores también. La de Bersaida y Julián es la misma prisa del alto oriente. La recuperación está en marcha.





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