¿Cómo se formó nuestro Partido?
En
la etapa insurreccional, tres fuerzas políticas se destacaron por su
posición de principios en el enfrentamiento a la tiranía batistiana:
el Movimiento 26 de julio, el Directorio Revolucionario 13 de marzo
y el Partido Socialista Popular.
Estas organizaciones tenían una composición heterogénea y
diferían en sus criterios sobre táctica, métodos de lucha y otros.
No obstante, existía entre ellas un interés común: derrocar a la
tiranía y llevar a cabo una profunda Revolución en el país, lo que
les permitió mantener una estrecha colaboración de ayuda mutua
durante la guerra.
El movimiento 26 de Julio tenía un programa popular avanzado que
se identificaba con los anhelos de las amplias masas de la
población. En él confluyeron obreros que carecían de filiación
política o habían militado en algún partido político de la pequeña
burguesía, campesinos, profesionales, intelectuales, estudiantes y
los elementos más progresistas y revolucionarios de la pequeña
burguesía y de la clase media. Fue la fuerza fundamental reconocida
por todos.
Fidel, el 3 de
octubre de 1965, donde fue presentado el primer Comité Central, se
le puso al Partido el nombre de Comunista, fue leída la conmovedora
carta de despedida del Che y se anunció el surgimiento del periódico
Granma.
El Directorio Revolucionario (que después del asalto al Palacio
Presidencial añadió a su nombre el de 13 de marzo) representaba más
o menos a los mismos sectores que el 26 de Julio, pero
fundamentalmente al estudiantado, por haber nacido en los predios
universitarios. La actividad y el carisma de su líder y presidente
de la FEU, José Antonio Echeverría, así como el impacto provocado
por el asalto al Palacio Presidencial, protagonizado por sus
integrantes, contribuyeron a elevar el prestigio de la organización
en el movimiento revolucionario del país. La apertura de su frente
guerrillero en el centro de la Isla lo afianzó como la segunda
fuerza insurreccional en la lucha antibatistiana.
Estas organizaciones establecieron lazos casi desde el inicio de
la lucha, a través de contactos de Fidel y José Antonio, quienes en
1956 firmaron la Carta de México ( 1),
en virtud de la cual se coordinaron varias acciones durante la lucha
insurreccional.
En 1958, ambas organizaciones, entre otras, suscribieron el Pacto
de Caracas, y ese mismo año, al establecerse el frente guerrillero
del Directorio en el Escambray, sus fuerzas fueron reconocidas como
partes integrantes del Ejército Rebelde e incluidas en las acciones
militares que el comandante Ernesto Che Guevara realizó en las
Villas. (2)
El Partido Socialista Popular representaba los intereses de los
obreros, tanto del campo como de la ciudad, auque también contaba en
sus filas con algunos pequeños campesinos. El furibundo
anticomunismo de la posguerra determinó su aislamiento político, el
cual se agudizó a partir del golpe de Estado, cuando tuvo que pasar
a la clandestinidad.
Esa situación política y su apreciación errónea acerca de la
línea insurreccional del 26 de julio, le impidieron comprender de
inmediato que esta era la acertada en las condiciones de Cuba. No
obstante, el PSP siempre apoyó y defendió a los asaltantes del
Moncada, primero, y a los combatientes del Granma, del Ejército
Rebelde y de la clandestinidad, después, lo que le permitió mantener
contactos con el Movimiento 26 de Julio, a pesar de sus diferencias
en cuanto a la táctica y los métodos de lucha.
A fines de 1957, cuando el Movimiento 26 de julio convocó a las
organizaciones revolucionarias que tenían influencia en la clase
obrera para crear un frente obrero nacional, el PSP apoyó la
propuesta y con posterioridad se sumó a la lucha insurreccional.
Numerosos militantes del PSP se incorporaron a los destacamentos
rebeldes e incluso el partido creó un pequeño núcleo guerrillero en
el centro del país.
Estas tres organizaciones fueron las únicas que, como tales,
tuvieron una participación activa y directa en la lucha guerrillera
y clandestina contra la tiranía. El resto de las organizaciones y
partidos políticos apoyó la lucha mediante aportes económicos y
acciones cívicas, aunque algunos de sus militantes de filas se
incorporaron individualmente a la lucha.
La unidad que se iba forjando entre el Movimiento 26 de Julio, el
Directorio Revolucionario 13 de Marzo, y el Partido Socialista
Popular creó las condiciones para la lucha mancomunada por la
realización de profundas transformaciones revolucionarias en la
estructura económica y social del país.
En este proceso es importante destacar el papel desempeñado por
el Ejército Rebelde como elemento unificador. Aunque fue organizado
por el Movimiento 26 de julio, la política unitaria y antisectaria
seguida por este propició la incorporación de todos los interesados
en derrocar a la dictadura, independientemente de su filiación
política.
Esto contribuyó a crear un núcleo sólido de combatientes
revolucionarios, cuya comunidad de intereses garantizaba la unidad
monolítica forjada en la lucha. Por ello, el Informe Central al I
Congreso del PCC reconoció con justeza al Ejército Rebelde como "el
alma de la Revolución" (3).
Este acercamiento no estuvo exento de dificultades pues tanto en
el 26 de Julio como en el Directorio existía un ala derechista que
rechazaba cualquier colaboración con los comunistas, creaba recelos
entre las organizaciones y daba lugar a tendencias sectarias dentro
de ellas.
El triunfo de la Revolución y su radicalización posterior creó
condiciones para incrementar el papel de las tres organizaciones de
vanguardia.
Paralelamente con el languidecimiento de los partidos políticos
burgueses, el Movimiento 26 de Julio y el Directorio Revolucionario
13 de Marzo iban siendo abandonados por sus integrantes de tendencia
derechista, lo que contribuyó a fortalecer ambas organizaciones y a
elevar su prestigio, acercándolas más a las masas.
Las relaciones entre el PSP y el 26 de Julio se consolidaron
rápidamente porque en la dirección de este último predominó el ala
de izquierda, que tenía una clara orientación marxista-leninista.
Desde el propio año 1959 se regularizaron las reuniones entre los
principales dirigentes de ambas organizaciones, a las que se
incorporó el Directorio, surgiendo así una dirección de facto.
Esta relación fue tan estrecha, que el Secretario General del PSP,
Blas Roca, llegó a proponerle a Fidel que asumiera la dirección del
partido, el cual además, en su VIII Asamblea nacional, celebrada en
agosto de 1960, reconoció como máximo líder al Comandante en Jefe
Fidel Castro Ruz, y proclamó su completa adhesión a la línea
unitaria promovida por este.
Los
graves errores del sectarismo
La aguda lucha política e ideológica de los primeros años obligó
a intensificar el trabajo con las masas, cuya cohesión resultaba
vital para la Revolución.
En consecuencia, la actividad política de las fuerzas
revolucionarias se incrementó. El Movimiento 26 de Julio, por
ejemplo, habilitó casas en los barrios, donde se impartían
orientaciones políticas, cursos de primeros auxilios y se organizaba
a la población, mientras las restantes organizaciones realizaban
trabajos similares.
Las distintas organizaciones juveniles y femeninas se fusionaron
en 1960, al crearse la Asociación de Jóvenes Rebeldes y la
Federación de Mujeres Cubanas, respectivamente, las cuales
propiciaron el trabajo político con ambos sectores. También entonces
se fundaron los Comités de Defensa de la Revolución, que
desempeñarían un papel fundamental en la labor de esclarecimiento,
movilización y cohesión del pueblo.
Ese mismo año fueron nacionalizados los consorcios yankis, las
grandes empresas y la banca. Se pasaba así a la etapa socialista, en
la cual la Revolución se orientaría hacia la eliminación de la
propiedad privada sobre los medios de producción fundamentales.
Con este paso decisivo quedó claro cuál era el camino elegido por
la Revolución, que el 16 de abril de 1961 declaró definitivamente su
carácter socialista sobre un mar de fusiles enarbolados por las
masas dispuestas a defenderla.
Este hecho inició una nueva fase en la lucha por la unidad. El
Movimiento 26 de Julio, el Directorio Revolucionario 13 de marzo y
el Partido Socialista Popular, comprendieron que era necesario pasar
de la coordinación a la fusión de las fuerzas, en la que
desaparecieran las viejas divisiones. En junio de 1961, sus
respectivas direcciones acordaron disolverse y crear las
Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI).
Durante la creación de los organismos territoriales de las ORI, a
fines de 1961 y principios de 1962, se cometieron graves errores de
sectarismo.
Algunos cuadros procedentes del Partido Socialista Popular que
ocupaban altos cargos de responsabilidad en las ORI, estimularon la
tendencia a desconfiar de todo el que no proviniera del PSP, vetando
incluso su acceso a cargos administrativos o en las organizaciones
de masas, lo que limitaba la participación en las tareas de la
Revolución, no solo de los integrantes del 26 de Julio y del
Directorio, sino de todos los revolucionarios que, por alguna razón,
no habían pertenecido a ninguna de estas organizaciones.
La crítica oportuna de Fidel puso fin a estos errores y los
mecanismos creados para superarlos introdujeron una práctica
novedosa en la construcción de los partidos políticos.
El PURSC,
la genesis del nuevo Partido
El nuevo partido, denominado Partido Unido de la Revolución
Socialista de Cuba (PURSC), estableció tres principios de ingreso:
la voluntariedad, el criterio de las masas y la selección. No se
exigía militancia anterior alguna, ni importaba la organización de
procedencia; solo se excluía a quienes habían estado vinculados a la
tiranía de cualquier forma o votado en las elecciones de 1958, en
las que el movimiento revolucionario orientó no participar.
Los requisitos de ingreso se fijaban en el presente: actitud
consecuente con la línea política de la Revolución, ser conocido
como trabajador ejemplar por las masas en asambleas convocadas al
efecto, aceptar someterse al proceso para integrar el partido y
acatar los compromisos que tal decisión implicaba. Finalmente, una
comisión evaluaba las cualidades de la persona propuesta y
determinaba si podía pertenecer al PURSC.
Este método de ingreso al Partido era inédito. Por vez primera se
exigía el criterio favorable de las masas para integrar sus filas,
lo que garantizaba que la organización gozara de elevado prestigio
entre ellas, dificultaba el ingreso de oportunistas y arribistas, e
impedía la selección por decisión unilateral de los organismos
dirigentes, que podría propiciar el sectarismo, el amiguismo y otras
prácticas negativas.
El proceso de construcción del PURSC, desarrollado en todo el
país entre los años 1962 y 1965, se inició en las FAR el 2 de
diciembre de 1963. Aunque ajustó sus características al principio
del mando propio de esta institución, mantuvo como elemento rector
el criterio de las masas. Hacia mediados de 1965, la construcción
del PURSC había concluido en lo fundamental, e incluso contaba con
sus organismos territoriales de dirección.
El 30 de septiembre y el 1 de octubre de 1965, la dirección del
Partido celebró reuniones ampliadas en las que adoptó importantes
decisiones, entre ellas la constitución del Comité Central, que
realizó su primera reunión al día siguiente.
El 3 de octubre, en un acto con los dirigentes de los comités
provinciales, regionales y seccionales del Partido y los secretarios
de los núcleos en todo el país, se presentó la nueva direccion
partidista, compuesta por el Comité Central y su Buró Político.
En esa ocasión, además, los asistentes aprobaron por unanimidad
que la organización cambiara su nombre por el de Partido Comunista
de Cuba, para que expresara no lo que éramos antes, sino lo que
somos y seremos siempre: comunistas.
Nuestro
crisol es la unidad
Entre 1965 y 1970 el Partido se dedicó intensamente al desarrollo
económico y social del país, pero también asumió funciones
administrativas, propias del Estado que limitaron su papel dirigente
en la sociedad.
De 1971 a 1975 se empezó a tomar medidas políticas y
organizativas que permitieron al PCC ocupar el lugar que le
corresponde dentro del sistema político.
El Primer Congreso del PCC, celebrado del 17 al 22 de diciembre
de 1975, significó la institucionalización del Partido Comunista de
Cuba. En él se aprobaron los documentos que regían su vida interna
(Estatutos) y orientarían la actividad partidista en todos los
planos de la vida social (Plataforma Programática, Tesis y
resoluciones). El Congreso reafirmó además la línea de masas y la
selección como los elementos rectores en el crecimiento del Partido.
La manera en que se había ido formando el Partido, hizo necesario
decidir cuál fecha debía establecerse como la de su fundación. La
relevancia histórica del momento en que se hizo patente el carácter
socialista de la Revolución, a partir del cual la mayor parte del
pueblo, con su vanguardia al frente, estuvo dispuesta a dar la vida
por el socialismo, determinó la designación del 16 de abril de 1961
como fecha de fundación del Partido Comunista de Cuba.
Cada congreso partidista celebrado hasta el presente ha analizado
los elementos más importantes, determinados por la situación
nacional e internacional existente: el segundo (1980) hizo especial
énfasis en el análisis de las tareas de la defensa del país, el
tercero (celebrado en dos sesiones diferidas, en 1986), en el
proceso de rectificación de errores y el análisis y aprobación del
Programa del PCC; el cuarto (1991), en cómo enfrentar el periodo
especial; y el quinto (1997) llamó a fortalecer la unidad del pueblo
para enfrentar sin vacilaciones el feroz recrudecimiento de la
guerra económica, la subversión ideológica y las presiones y
amenazas de todo tipo de los imperialistas yankis.
En conclusión, fueron las propias tareas del proceso
revolucionario las que condicionaron la creación del Partido
Comunista de Cuba, el cual surgió:
—Para garantizar la unidad del pueblo en torno a una organización
política que represente los intereses más generales del país, lo que
le permite preservar la existencia de la nación y la continuidad y
avance de la Revolución.
—Sobre la base de una plataforma ideológica revolucionaria y
socialista, forjada en el propio proceso revolucionario y que
abarcaba no solo a los integrantes de las tres organizaciones de
vanguardia, sino a la mayor parte del pueblo que, educado por la
direccion revolucionaria y en particular por Fidel, ha defendido la
Revolución y el socialismo, hasta con la propia vida, desde los
primeros momentos.
—En estrecha vinculación con las masas, como consecuencia del
método empleado en la construcción del Partido y para el ingreso a
sus filas, así como por el sistema de organizaciones que agrupa a
todos los sectores de la población y les permite participar
activamente en las tareas de la Revolución, principalmente en su
defensa.
—Con concepciones claras acerca de la función del Partido en el
sistema político del socialismo, lo que le ha posibilitado
rectificar las desviaciones cometidas y garantizar que el PCC, sin
dejar de orientar, controlar y dirigir el desarrollo político,
económico y social del país, mantenga como tarea esencial el trabajo
político ideológico con las masas.
—Con una dirección prestigiosa que permanece en lucha constante
contra el acomodamiento, la corrupción y el burocratismo.
—Con un estilo crítico y autocrítico para el análisis de su
actividad práctica, lo que le ha permitido enfrentar los errores y
tomar las medidas para solucionarlos.
El Partido Comunista de Cuba, surgió en el crisol de la unidad
revolucionaria que se forjó en la lucha, materializó la idea
martiana de crear un partido para fundar una República "con todos y
para el bien de todos" (4), donde la ley primera fuese "el
culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre". (5)
De esta forma, "(¼ ) un día dejó de
existir el Movimiento 26 de Julio, dejó de existir el Partido
Socialista Popular, y dejó de existir el Directorio revolucionario
13 de Marzo, para constituir todos, bajo esas banderas
revolucionarias, las bases de nuestro gran Partido Comunista de hoy.
Un Partido; no tres o cuatro partidos. Un Partido con la única
ideología verdadera y científica. Un Partido como el Partido de la
Independencia de José Martí" (6)
(Tomado de ¿Por qué un solo Partido?, de Ediciones Verde Olivo)
(1) En agosto de 1956, José Antonio se entrevistó
en México con Fidel y otros líderes del 26 de Julio, y el 31 de ese
mismo mes firmaron la denominada Carta de México, en la cual ambas
organizaciones se comprometieron a "unir sólidamente sus esfuerzos
en el propósito de derrocar la tiranía y llevar a cabo la revolución
cubana". En octubre, ambos líderes sostuvieron otro encuentro para
precisar detalles de la acción revolucionaria.
(2) Este proceso no estuvo exento de
dificultades, pues algunos integrantes del frente rechazaron la
política cohesionadora desarrollada por el Che en la provincia.
(3) Primer congreso del Partido Comunista de
Cuba, Informe Central. Departamento de orientación Revolucionaria
CC-PCC, La Habana, 1975, p. 178.
(4) José Martí: "Resoluciones". Obras Escogidas.
Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1992, t. III, p. 23.
(5) José Martí: "Con todos, y para el bien de
todos". Obras Escogidas. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana,
1992, t. III, p. 9.
(6) Fidel Castro: Discurso en la velada solemne
por el 50 aniversario de la fundación del primer partido
marxista-leninista, el 22 de agosto de 1975. Ediciones OR, trimestre
julio-agosto-septiembre. Editora Política, La Habana, 1975, p. 79. |