Hemos recibido Su carta del 28 de octubre y las comunicaciones
sobre las conversaciones que Vd., como también el Presidente
Dorticós han tenido con nuestro embajador.
Comprendemos su situación y tomamos en cuenta las dificultades
que Vd. tiene ahora en la primera etapa transitoria después de la
liquidación de la tensión máxima surgida debido a la amenaza del
ataque de parte de los imperialistas norteamericanos el que Vd.
estaba esperando de un momento a otro.
Comprendemos que para Vd. están creadas determinadas dificultades
a causa de que hemos prometido al gobierno de los Estados Unidos
retirar la base coheteril de Cuba, en calidad de arma ofensiva, a
cambio del compromiso de parte de los Estados Unidos de dejar los
planes de invasión a Cuba por tropas de los propios EE.UU. y sus
aliados en Hemisferio Occidental, de levantar así llamada
"cuarentena", es decir poner fin al bloqueo de Cuba. Esto llevó a la
liquidación del conflicto en la zona del Caribe que estaba preñado,
como lo entiende bien, del choque de dos potencias poderosas y de su
transformación en la guerra mundial termonuclear y de cohetes.
Como hemos comprendido a nuestro embajador, entre algunos cubanos
existe la opinión que el pueblo cubano desearía la declaración de
otro carácter, en todo caso no desearía la declaración sobre el
retiro de cohetes. Es posible que esta clase de sentimientos existe
entre el pueblo. Pero nosotros, personalidades políticas y del
estado, somos dirigentes del pueblo que no sabe todo y no puede
abarcar en seguida todo lo que deben abarcar los dirigentes. Por lo
tanto debemos ir a la cabeza del pueblo y entonces el pueblo nos
seguirá y nos respetará.
Si nosotros, cediendo ante los sentimientos en el pueblo, nos
hubiéramos dejado llevar por ciertas capas electrizadas de la
población y nos hubiéramos negado a concertar el razonable acuerdo
con el Gobierno de los EE.UU., entonces, posiblemente, habría
empezado la guerra, en cuyo transcurso habrían perecido millones de
personas y los sobrevivientes habrían dicho que la culpa la tienen
los dirigentes que no habían tomado las medidas necesarias para
conjurar esa guerra de aniquilación.
La prevención de guerra y del ataque a Cuba dependían no sólo de
las medidas que adoptaban nuestros gobiernos, sino también del
cálculo de las acciones de las fuerzas enemigas que están situadas
cerca de Vds. Por ende había que considerar la situación en su
conjunto.
Además hay opiniones de que nosotros y Vd. como lo dicen, no
hemos llevado a cabo las consultas con motivo de estas cuestiones
antes de adoptar la decisión conocida por Vd.
Con este motivo opinamos que hemos llevado a cabo las consultas
con Vd., querido compañero Fidel Castro, recibiendo los cables uno
más alarmante que otro y, al fin, Su cable del 27 de octubre en que
dijo casi estar seguro de que el ataque a Cuba se consumaría. Vd.
opinaba que ésta fue solamente la cuestión de tiempo: el ataque en
curso de 24 horas ó 72 horas. Al recibir de Ud. este cable muy
alarmante y sabiendo su valentía, opinábamos que esto fue la alarma
completamente fundada.
¿Acaso no fue ésta la consulta de su parte con nosotros? Hemos
comprendido este cable como señal de extrema alarma. Si en las
condiciones creadas, teniendo también en cuenta la información de
que el desenfrenado grupo guerrerista de los militaristas de los
EE.UU. quiso aprovechar la situación creada y realizar el ataque a
Cuba, hubiéramos continuado las consultas, habríamos perdido el
tiempo y este golpe habría sido asestado.
Hemos formado la opinión que nuestros cohetes estratégicos en
Cuba se convirtieron en una fuerza atractiva para los imperialistas:
se asustaron y a causa del temor de que los cohetes sean puestos en
marcha, podían atreverse a liquidarlos por medio del bombardeo o
realizar la invasión a Cuba. Y hay que decir que podían ponerlos
fuera de combate. Por lo tanto, repito, su alarma tenía todos los
fundamentos.
En su cable del 27 de octubre Vd. nos propuso que fuéramos
primeros en asestar el golpe nuclear contra el territorio del
enemigo. Vd., desde luego, comprende a qué llevaría esto. Esto no
sería un simple golpe, sino que el inicio de la guerra mundial
termonuclear.
Querido compañero Fidel Castro, considero esta proposición Suya
como incorrecta, aunque comprendo su motivo.
Hemos vivido el momento más serio, en que pudo desencadenarse la
guerra termonuclear mundial. Evidentemente, en tal caso los EE.UU.
sufrirían enormes pérdidas, pero la Unión Soviética y todo el campo
socialista también sufriría mucho. En lo que se refiere a Cuba, al
pueblo cubano es difícil incluso decir en general con que eso podría
terminarse para él. En primer término en el fuego de la guerra se
quemaría Cuba. No hay ninguna duda que el pueblo cubano lucharía
valientemente pero que perecería heroicamente de eso tampoco hay
duda. Pero nosotros luchamos contra el imperialismo no para morir
sino que para aprovechar todas nuestras posibilidades, para perder
menos en esta lucha y ganar más para vencer y lograr la victoria del
comunismo.
Ahora como resultado de las medidas realizadas hemos conseguido
aquel objetivo que planteamos, cuando nos acordábamos con Vd. a
enviar los medios coheteriles a Cuba. Hemos arrancado de los EE.UU.
la obligación de que no invadan a Cuba ellos mismos y no permitan
eso a sus aliados de los países de la América Latina. Todo eso hemos
arrancado sin el golpe nuclear.
Hemos considerado que hay que aprovechar todas las posibilidades
para defender a Cuba, fortalecer su independencia y soberanía, hacer
fracasar la agresión militar y excluir la guerra mundial
termonuclear en la etapa actual.
Y hemos conseguido eso.
Aquí, desde luego, hicimos concesiones, aceptamos el compromiso
actuábamos según el principio de la concesión a costa de concesión.
Los EE.UU. hicieron también concesión, asumieron ante todo el mundo
la obligación de no atacar a Cuba.
Por eso si comparamos: la agresión de parte de los Estados Unidos
y la guerra termonuclear o el compromiso, la concesión a costa de
concesión, el mantenimiento de la inviolabilidad de la República de
Cuba y la prevención de la guerra mundial, pienso que el total de
esta contaduría, de esta comparación es completamente claro.
Desde luego en la defensa tanto de Cuba como de otros países
socialistas no podemos confiar en veto del gobierno de los EE.UU.
Hemos adoptado y seguiremos adoptando en adelante todas las medidas
para fortalecer nuestra defensa y acumular las fuerzas para el caso
de la necesidad del golpe de respuesta. Actualmente, como resultado
de nuestro suministro de armas, Cuba está fortalecida cómo nunca
antes. Incluso después del desmantelamiento de las instalaciones
coheteriles Vd. tendrá arma poderosa para rechazar al enemigo tanto
en la tierra como también en el aire y en el mar, en cercanía de la
isla. Al mismo tiempo, como Vd. recuerda, hemos dicho en nuestro
mensaje al presidente de los EE.UU. fechado en 28 de octubre que
"deseamos al mismo tiempo que el pueblo cubano tenga la seguridad de
que estamos a su lado y no quitamos la responsabilidad nuestra de
prestar ayuda al pueblo cubano". Para todos es comprensible que eso
es una advertencia sumamente seria de nuestra parte al enemigo.
Vd. declara, en los mítines también, que no se puede confiar a
Norteamérica. Eso, desde luego, es justo. Sus declaraciones con
respecto a las condiciones de las conversaciones con los EE.UU.
consideramos también como correctas. Lo que fue derribado sobre Cuba
un avión norteamericano resultó una medida útil porque esta
operación terminó sin complicaciones. Es una lección para los
imperialistas.
Claro está que nuestros enemigos interpretarán los sucesos a su
modo. La contrarrevolución cubana también tratará de levantar la
cabeza. Pero pensamos que Vds. dominarán por completo al enemigo
interno sin nuestra ayuda. Lo principal que hemos conseguido es la
prevención de la agresión de parte del enemigo externo actualmente.
Consideramos que agresor sufrió la derrota. Se preparó agredir a
Cuba, pero nosotros lo hemos parado y le obligamos a reconocer ante
la opinión pública mundial que no lo hará en la etapa actual.
Apreciamos esto como gran victoria. Los imperialistas, desde luego,
no van a cesar la lucha contra el comunismo. Pero también tenemos
nuestros planes y vamos a adoptar nuestras medidas. Este proceso de
lucha se continuará mientras en el mundo existan dos sistemas
político–sociales, mientras uno de éstos, y nosotros sabemos que
será nuestro sistema comunista, no vencerá y no triunfará en todo el
mundo.
Compañero Fidel Castro, hemos decidido enviarle esta respuesta lo
más pronto posible. El análisis más detallado de todo lo sucedido lo
haremos en la carta que enviaremos próximamente. En dicha carta
haremos el análisis más amplio de la situación y nuestra apreciación
de los resultados de la liquidación del conflicto.
Ahora, al iniciarse las conversaciones sobre el arreglo del
conflicto, le pedimos comunicarnos Sus consideraciones. De nuestra
parte seguiremos participándole el desarrollo de estas
conversaciones y realizar las consultas necesarias.
Le deseamos, compañero Fidel Castro, los éxitos. Estos éxitos sin
duda alguna los tendrá. Tendrán lugar todavía maquinaciones contra
Vds. Pero junto con Vds. adoptaremos todas las medidas para
paralizarlas y contribuir al fortalecimiento y al desarrollo de la
Revolución Cubana.
N. Jruschov
30 de octubre de 1962