
Los del 339 resistieron hasta la llegada de los refuerzos
Los integrantes de un batallón
cienfueguero de las Milicias Nacionales Revolucionarias fueron los primeros que
enfrentaron a los invasores en Girón y resistieron valientemente hasta la llegada de los
refuerzos
RAMON BARRERAS FERRAN
CIENFUEGOS.A los cinco días de haber
finalizado la Limpia del Escambray, que dejó las montañas del centro del país sin la
presencia criminal de los bandidos financiados por los Estados Unidos, tocan a la puerta
de la vivienda de Adolfo Landín Silva y le entregan una citación: debía presentarse con
urgencia en el aeropuerto Jaime González, de esta ciudad.
No todos los que llegaron hasta la
terminal aérea eran de la misma unidad que estuvo en la serranía. Les entregaron armas
fabricadas en Checoslovaquia: fusiles semiautomáticos M-52, subametralladoras modelo 25 y
fusil-ametralladora VZ. A eso de las 11:00 p.m. dieron la orden de ¡A formar!, y poco
después estaban sobre los camiones. Todos se percataron de que no regresaban al
Escambray. ¿Cuál sería el destino?
En la foto (tomada en abril de 1961) un
grupo de los primeros milicianos del BON 339 que enfrentaron la agresión. Con Ramón
González Suco (barba y metralleta) aparecen Ricardo García, Rafael Aramillo, ya
fallecidos; Israel Hernández y Antonio Quintana.
Adolfo Landin Silva, ha
estudiado detalladamente las acciones del Batallón 339.
"Como a las 4:00 a.m. llegamos al batey
del central Australia. Allí nos acomodamos como pudimos. Limpiamos de nuevo las armas,
pues se habían llenado de polvo por el camino. Se pusieron postas de guardia en el
central, la pista de aterrizaje... Seguíamos sin saber cuál era nuestra misión. El
miércoles 13 de abril, por la mañana, nos reunieron y el capitán del Ejército Rebelde
Ramón Valle Lazo presentó al capitán Ramón Cordero Reyes como jefe del Batallón 339,
y como segundo al mando al sargento Julián Morejón.
"Después de una reunión que tuvimos con
el capitán Valle Lazo, en la que se informó cuál sería la misión de las Milicias, me
ordenan preparar el pelotón que dirigía, pues partiríamos de inmediato hacia un lugar
llamado Ebano Real, a unos tres o cuatro kilómetros de Playa Girón. Vigilar la costa
día y noche era nuestra responsabilidad", recuerda Landín.
En Ebano Real existía una nave construida con
tablas de palma y techo de guano, en la que se protegían unos botes de remos. Sobre el
techo establecieron el puesto de observación. El día 15, el jefe del Bon 339 les ordena
trasladarse para Caleta del Rosario, a unos once kilómetros de Playa Larga y a unos 19 de
Girón.
"Improvisamos un plan de observación y
de guardia. A veces nos visitaban campesinos y carboneros de los alrededores. En un
televisor que se veía muy mal escuchamos el discurso de Fidel en el sepelio de los
caídos en los ataques aéreos a los aeropuertos. Nosotros estábamos en los puestos que
nos habían asignado".
El domingo 16 de abril en horas de la noche
ancló en aguas de la Bahía de Cochinos el barco Blagar. Comenzaba la invasión
mercenaria. En un lugar cerca de la costa un grupo de combatientes del 339, dirigidos por
Ramón González Suco, divisó una lancha en la que se veían seis personas. Los
milicianos les dieron el alto e hicieron un disparo. Comenzó entonces un fuerte tiroteo.
El primer intento de desembarco fue rechazado.
En el lugar donde estaba Landín y sus hombres
también combatían. "Les ordené que dispararan a discreción. El fuego era intenso
y escuchábamos el ruido de unos motores, pero no veíamos nada. Poco después me quedé
sin parque. Me arrastré hasta la caseta donde estaba la planta de radio, pero estaba
desconectada. En cuclillas entramos al edificio de la playa, con las armas sin balas.
Desde un pequeño cuarto podíamos ver a más de un centenar de mercenarios. Les expliqué
a mis compañeros que estábamos rodeados y que esperaríamos la llegada del Batallón.
Nos despedimos con apretones de manos y nos regamos por las dos alas del local",
apunta Landín.
Poco después, junto con otros milicianos, lo
hacen prisionero.
HACIA LA COSTA
En el central Australia permanecía un número
considerable de integrantes del 339. Según testimonio de Luis Clemente, jefe de la
Compañía Dos, el día 17 dan la orden de trasladar dos compañías, la plana mayor, la
jefatura y el pelotón de reconocimiento hacia la zona de Playa Larga, pues habían
recibido el mensaje de que "en el mar se veían luces y otras cosas". Debían
dejar allí parte del personal y continuar hacia Girón.
En Playa Larga se encontraron con los
invasores.
Alto, ¿quién va? preguntaron los
mercenarios.
¡Batallón 339 de Cienfuegos! les
responden. ¿Y ustedes quienes son?
De la compañía E, Batallón 2. Somos
del Ejército de Liberación que venimos a liberarlos del Comunismo. ¡Ríndanse!
¡Patria o Muerte! gritó un
miliciano, y abrieron fuego.
Solo unos metros los separaban de los
mercenarios. La diferencia en hombres y armamentos era notable. Pero los milicianos
resistieron. En un testimonio, el capitán Cordero Reyes señaló que las posibilidades de
fuego con las armas que tenía el Batallón 339 eran pocas al compararse con el poderío
de las enemigas y que el número de heridos ya era alto. En medio del fragor del combate
recibió un mensaje del Comandante en Jefe en el que le indicaba que llegarían refuerzos
y orientaba que mantuviéramos las posiciones.
Los milicianos no pueden olvidar el
ensañamiento de los mercenarios. Remataban a bayonetazos a los heridos y atacaban con
bazucas a los camiones que trasladaban civiles, fundamentalmente niños y mujeres. Esos
hechos indignaban y enardecían el espíritu combativo.
La aviación enemiga, con insignias cubanas,
atacaba despiadadamente. Los hombres del 339 también enfrentaron a los paracaidistas en
distintos puntos.
En medio del fragor de los combates, Angel
Villafuerte Ayala, integrante del pelotón cuatro de la primera compañía, vio caer
mortalmente herido a su hijo Angel de Jesús. En una ocasión contó que sin importarle el
tiroteo lo volteó porque quiso que muriera con la frente en alto, mirando hacia el Sol.
Con más entereza que armamento, los
milicianos del Batallón 339 resistieron e impidieron un mayor avance del enemigo hasta
que llegó el apoyo. El primer refuerzo fue una batería de morteros que hizo fuego en
dirección a Playa Larga y posibilitó comenzar a recuperar terreno. Poco después se
unieron los de la Escuela de Oficiales de las Milicias, bajo las órdenes del capitán
José Ramón Fernández, quien asumió el mando.
La resistencia hecha por los milicianos
cienfuegueros influyó de manera decisiva en el importante factor tiempo, a la vez que
demostró desde el mismo instante del desembarco que la decisión era vencer e impedir a
toda costa el avance de los mercenarios.
AMANECER
DIFERENTE
Al amanecer del día 19, el combatiente
Landín, que aún estaba preso, escuchó cuando San Román, el jefe de la brigada 2506
comentaba que los americanos les habían dado la espalda y vio cuando salió de inmediato
y le siguieron otros mercenarios para reembarcarse, dejando abandonados hasta a sus
heridos.
"En mi mente estaba la idea de armarme.
Un joven alfabetizador me dijo que había visto armas en una de las cabañas. Encontré la
comandancia mercenaria. Había mucho desorden: mochilas, papeles, pistolas, carabinas M-1
y subametralladoras M-3 estaban regadas. Me hice de una pistola y una carabina de culatín
plegable con un cargador lleno de balas. Recuerdo haber visto una relación de personas
que pertenecían al Movimiento 26 de Julio, mapas, cheques, dinero y otros
documentos", señala Landín.
La victoria estaba consumada. Girón pasaba a
la historia como la primera gran derrota del imperialismo en América.
(Agradezco la colaboración de Adolfo Landín
Silva, quien puso en mis manos un detallado estudio de las acciones del Batallón 339 en
Playa Girón, y del Departamento Ideológico del Comité Provincial del Partido, en
Cienfuegos)
MARTIRES
DEL BATALLON 339
- Rafael Morales Bonachea
- Miguel Vilches Roque
- Angel de Jesús Villafuerte Vázquez
- Jorge Alfonso Delgado
- Pedro Suárez Orama
- José Luis Chaviano Chávez
- Alfredo Placeres Barcaza
- Rafael Espinosa Armenteros
- Ciro Sosa Ruiseco
- Emiliano Alvarez González
- Ramón Jaureguí Díaz
- Luis Pérez Iznaga
- José Luis Martínez Parets (Tali)
- Enrique Cantero Ibáñez
(En los combates de Girón fueron heridos 24 combatientes de ese Batallón)
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