ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
La soprano Alice Dana, acompañada al piano por el profesor César Pérez Sentenat, en la Exposición de Habaneras, celebrada el 18 de mayo de 1956. Foto: Archivo de Granma

Las más de 300 bibliotecas de Cuba custodian no solo libros, sino fragmentos esenciales de nuestra memoria cultural: cartas, fotografías y documentos en los que habitan disímiles historias de vida, en espera de algún investigador apasionado que busque rescatarlas.

Gran parte de las publicaciones seriadas (periódicos, boletines informativos, anuarios…) constituyen testigos privilegiados de otras épocas. Fue El Fígaro –revista ilustrada publicada entre 1885 y 1929– uno de ellos.

Por medio de una crónica social –género periodístico popular en el pasado siglo, que reseñaba actividades de la burguesía– publicada en esa misma revista, conocemos las primeras estampas de Alice Dana Placencia; una de las cantantes líricas más destacadas de la República, quien falleció un 7 de septiembre, hace 25 años.

«La gentilísima festejada, que tiene además de su gracia y su refinada cultura, un alma exquisitamente delicada de artista, cantó, acompañada al piano por la reputada profesora Josefina Elías de Ventruiré, dos bellas y difíciles partituras de autores clásicos».

Las páginas de El Fígaro, amarillentas y con letras pequeñas, revelan la fecha de aquellas palabras. Era septiembre de 1918, la joven cumplía 15 años y a su salud se servía abundante champán.

Al parecer, ya constituía una talentosa pianista, pues desde 1909, con la ayuda de su madre, se inició en el aprendizaje de ese instrumento; que después continuó en distintos conservatorios musicales, con lecciones de solfeo, armonía e historia de la música.

Fue en 1921 cuando hizo su primera aparición pública, acompañada por Arturo Bovi, un director de orquesta italiano que tuvo, por más de tres décadas, una fructífera estancia en Cuba. Junto a Tina Farelli, también italiana, él fundó una academia de canto, de cuyas aulas salieron grandes intérpretes.

Apenas unos meses después de inaugurarse las transmisiones radiales, Alice Dana debutó en pwx (la primera emisora oficial que operó en Cuba) interpretando temas de Gonzalo Roig y óperas. Su impronta en la radio fue larga: cmq, cmd, cmw y otras estaciones.

El éxito de la soprano arribó a la mayoría de las salas habaneras, entre ellas el Auditorium (hoy Amadeo Roldán) y el cine-teatro Payret.

Entre 1931 y 1943 se desempeñó como secretaria, solista y jefa de cuerdas de la Sociedad Coral de La Habana, y actuó en conciertos ofrecidos por esta compañía en Estados Unidos. También ejerció docencia en múltiples instituciones: Damas Isabelinas de Cuba, Casas Culturales y agrupaciones corales.

Nombrada inspectora provincial de música de La Habana y del Ministerio de Educación, ilustró con su canto conferencias sobre la cultura afrocubana, de intelectuales de la época; además, interpretó temas de los compositores Alejandro García Caturla y Amadeo Roldán.

De la vida artística se retiró en 1960. Cuarenta años de silencio escénico separan esa fecha de su muerte, acontecida en 2000, en La Habana, a la edad de 97 años. ¿Qué melodías habrán llenado ese largo interludio? Quizá las mismas que, décadas antes, habían consagrado su voz como patrimonio de la lírica y la identidad sonora de su época.

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