El poema que abraza los destinos de la Patria, el que da voz a una generación, aquel que canta un drama personal en el que otros seres humanos pueden verse reflejados, el que salva y congrega… en fin, la poesía como una materia inasible, pero necesaria, y el don de quienes pueden atrapar algo de su esencia en palabras, motivan las lecturas del Encuentro de Poetas Iberoamericanos, cuya tercera edición está dedicada a Cuba.
A José Martí y a Lina de Feria homenajea el evento, gestado desde México, que también entregó la Medalla Fray Luis de León al poeta Waldo Leyva.
En la primera de las actividades del programa en tierra cubana, realizada en la galería Villa Manuela, y a la que asistieron el titular de Cultura Alpidio Alonso y directivos de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, la poeta, ensayista y gestora cultural española, Carmen Nozal, directora de la iniciativa, afirmó que este es un país «con voces representativas que han influido en la poesía iberoamericana de forma incisiva».
Sobre Martí, María Vázquez Valdés, poeta mexicana y gestora cultural, destacó que en la Isla lo ha encontrado en todas partes, como una figura «inmarcesible sostenida en las piedras». Asimismo, recordó cómo sus pensamientos son advertencias para el hoy, y que él «recorrió los cielos de México y escribió sobre ellos desde el corazón».
En una mesa de la que participaron, además, los poetas Luis Manuel Pérez Boitel, Arístides Vega Chapú y Fidel Antonio Orta, Nelson Simón tuvo palabras de elogio para la premio nacional de Literatura, Lina de Feria, hacia cuya «inmensa obra que merece ser tendida al sol», testimonió admiración y agradecimiento.
De ella subrayó la manera siempre atenta de escuchar y abrazar a los jóvenes poetas, y la calificó como una de las voces poéticas más importantes y vigorosas de todos los tiempos. El sujeto lírico de sus poemas, explicó, encarna el sentir colectivo, sin alardes ni estridencias, desde el gesto mínimo y humilde; su poesía habita en las palabras, en todas las palabras, y su escritura tiene la «capacidad de renovarse constantemente. Ha sabido resurgir en y desde la escritura, eso la coloca en el sagrado lugar de los sobrevivientes».
Sobre Waldo Leyva, Vega Chapú rememoró cómo no hubo objeciones entre el jurado que le concedió el Premio Nacional de Literatura, pues su discurso fidedigno y auténtico no dejó lugar a dudas.
«La poesía de Waldo, más que cualquier otra cosa, conmueve» –añadió–, y en tiempos tan difíciles como estos, la poesía que conmueva, que esté cargada de espiritualidad, es un antídoto. De igual manera, se dijo que él respira, habla, y camina como poeta: estamos ante un surtidor de belleza. Además de un gran poeta es una persona entrañable, anotó Nozal.
Como parte de las actividades, se realizaron lecturas en el Salón de Mayo de la Asociación Hermanos Saíz, y en los salones de la Cátedra unam-uh; y el 28 de septiembre, en Remedios, Villa Clara, tendrá lugar una más.
El Encuentro de Poetas Iberoamericanos surgió hace 28 años en la ciudad de Salamanca, España, y lo fundó el poeta peruano Alfredo Pérez Alencart.
Desde 2023, Carmen Nozal lo dirige en México. Según el modelo diseñado, cada año se rinde homenaje a dos poetas de un país de Iberoamérica, y se entrega la Medalla Fray Luis de León, financiada por el Ayuntamiento de Salamanca. Hasta el momento han sido distinguidas las naciones de México y Costa Rica.
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