Aunque se desconoce con exactitud el día, este 2025 se conmemoraron 760 años del nacimiento del poeta Dante Alighieri (1265 –1321), en Florencia; célebre autor de obras como La Divina Comedia y Vita Nuova (Vida Nueva).
A propósito del natalicio del también conocido como Padre de la lengua italiana, Granma conversó con el escritor Antonio Nazzaro, quien recientemente impartió un curso de posgrado sobre su obra, en el Instituto de Literatura y Lingüística, de La Habana.
Nazzaro es, además, director de diferentes colecciones de poesía italiana y latinoamericana, por varias casas editoriales, fundador del Centro Cultural Tina Modotti, traductor y poeta.
–¿Cómo influyó Dante Alighieri en la cultura universal?
–Es imposible definir cuántos escritores han sido inspirados por su figura, porque las referencias son infinitas.
«Desde La Araucana (1569), de Alonso de Ercilla y Zúñiga, una de las primeras obras publicadas en América Latina, ya se nota su influencia. El primer largometraje mudo italiano, de 1911, fue basado en La Divina Comedia. Luego tenemos a autores como Jorge Luis Borges, con sus Nueve ensayos dantescos (1982), y contemporáneos como Dan Brown, a través del policíaco Inferno (2013).

«Puedes pensar en algunas ilustraciones de Gustave Doré, Salvador Dalí, Alberto Durero y Miguel Ángel. Una de las grandes virtudes de la obra de Dante es que sus imágenes fascinan a sus lectores, quienes a veces buscan reproducirlas».
Para Nazzaro, la obra del poeta florentino no se dejará de leer jamás, porque «abre pensamientos, universos y todavía se utiliza para describir situaciones, conceptos e incluso cuestiones políticas. Los del mundo de las letras, cuando se acercan a Dante, reconocen su carácter monumental. Es inevitable escribir poesía y tropezarte con él».
–Su obra se considera «divina», sin embargo, fue un hombre bastante desgraciado, ¿no es cierto?
–Bueno… fue político, militar y sabemos que participó en la guerra. Incluso, hay muchos testimonios sobre su lujuria hacia las mujeres. También se le condenó al exilio y a la muerte.
«Y sí, tuvo defectos como cualquier ser humano, pero un gran error es pensar que el arte debe corresponderse con la vida del artista. Eso es una mentira, porque las obras pueden ser ficcionales. Si él era bueno o malo, ¿qué importa? Lo que dejó por escrito es espectacular, eso es lo que cuenta».
Sobre La Divina Comedia, considera que es una de las obras cumbres de la literatura, pues su arquitectura se construye con una serie de referencias de números y repeticiones muy interesantes.
«Este es un libro universal. Que todos lo definan así es otra demostración de que Dante está entre nosotros, porque no pertenece a un solo país, pertenece al país de la poesía».
De sus tres partes, Inferno es la más popular. Al respecto, opinó que ese capítulo ofrece valiosos saberes: «Nos enseña que el infierno es un lugar de desesperación que no tiene fin, del cual no se puede salir. De ahí proviene el término “dantesco”, para referirse a algo horrible.
«El infierno lo llevamos adentro, pero si tenemos la capacidad de mirarnos y aceptar lo que somos, podemos escapar de él. Creo que eso también queda claro en el capítulo».
Sin embargo, Nazzaro cree que la obra del Padre de la lengua italiana está llena de esperanza, pues ahonda en la idea de llegar a Dios a través de la fe, de la razón. «La Divina Comedia es un libro de aceptación, no de desesperación».
–En la actualidad, ¿quiénes tendrían un lugar asegurado en el infierno de Dante?
–Eso es difícil de contestar. Seguramente estarán aquellos locos que apoyan las guerras como soluciones a conflictos y los que utilizan la ignorancia de las personas en beneficio propio. Creo que, además, estarían quienes no tienen valor y capacidad para tomar decisiones. A esos Dante los consideró como «indiferentes».
–¿Alguna recomendación para los que se inician en el universo dantesco?
–Sería idóneo aprender del contexto histórico de esa época. La Divina Comedia debería ser un libro para leer en grupos y ampliar el sentido de la lectura, ya que es una obra que estimula el pensamiento.
–¿Es La Divina Comedia una obra para los jóvenes de hoy?
-Por supuesto. Es un mundo bellísimo, una aventura, un viaje que te permite descubrirte a ti mismo como persona. En ese sentido, es un libro totalmente vigente para cualquiera, para todos los que tienen el valor de aceptarse y descubrir quiénes son.
«Probablemente Dante es el único autor cuyo sinónimo es la palabra poesía».
–O sea, Dante y poesía son lo mismo…
–Visto de esa forma, sí. Su legado es inalcanzable. Influyó en toda la literatura y también lo hizo en la cubana.
En este aspecto, mencionó a poetas cubanos como Jesús David Curbelo —responsable de la traducción de Vita Nuova, para la Editorial Arte y Literatura, en 2005— y Luis Rogelio Nogueras, en cuyos versos se puede percibir su influencia.
Por otra parte, está convencido de que los futuros literatos siempre tendrán un encuentro con la visión del poeta florentino: «Es inevitable. El mundo ha cambiado mucho y todavía, después de siete siglos, la gente sigue hablando de él».
–Entonces habrá Dante por mucho tiempo…
–Su obra sigue vigente. Seguramente durará mucho más, pues ha superado el paso del único verdadero crítico de la historia: el tiempo. Por eso, me atrevo a decir que Dante es sinónimo de poesía. Porque la buena poesía toca los sentimientos, la inteligencia y es parte de la humanidad.
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