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Eddie Redmayne protagoniza la serie El chacal. Foto: Fotograma de la serie

Hace 52 años, el austríaco Fred Zinnemann estrenó El día del chacal, una de las cintas que siempre sale a relucir cuando se estudia la aportadora década de los 70 en la pantalla mundial.

Considerado por algunos como un clásico –más bien un peldaño señero de los nuevos mecanismos formotemáticos del thriller contemporáneo, a criterio de este comentarista–, el largometraje, según la novela del escritor y exagente del mI6 británico, Frederick Forsyth, plantea la historia del Chacal. Es un asesino rentado, a quien pagan para matar al presidente francés, Charles De Gaulle.

Luego de este filme de factura inglesa, en 1997 Michael Caton–Jones formuló una olvidable versión estadounidense, realmente una caricatura de la película de 1973. Llevó por título El chacal. En esta cinta, recordada solo debido a las broncas supracinematográficas de Bruce Willis y Richard Gere por el estrellato, al asesino a sueldo lo contrata la mafia rusa, para que liquide a un mandamás yanki.

La serie El chacal (Peacock, 2024), al aire en la Televisión Cubana, supone el tercer acercamiento a esta raíz temática. Contrario a cuanto imaginé, constituye una pieza apreciable dentro del género.

El mismísimo Frederick Forsyth funge de productor consultor en esta actualización creada por Ronan Bennett, alguien con loables antecedentes en la teleficción, pues a él le debemos ese abordaje de mérito sobre el tráfico de drogas en el escenario afrobritánico que es la serie Top Boy (Channel Four/Netflix, 2011–2023).

Protagoniza El chacal, en la que quedará como otra de sus varias interpretaciones para el recuerdo, el hábil actor inglés Eddie Redmayne. Aquí envía su habitual rostro de niño al baúl de los recuerdos y compone, con pericia mayor, al meticuloso pero falible (por tanto, creíble) asesino. Su actuación es pulcra, detallista.

En cambio, sí debió prestarse mayor interés, en el área de la dirección de actores, a su contrafigura: la agente de la inteligencia británica que sigue su pista, compuesta por una Lashana Lynch demasiado severa, en una cuerda siempre solemne.

Una actriz en ascenso como Úrsula Corberó (su actuación en El Jockey da cuenta de que puede ir mucho más allá de La casa de papel) defiende, en otro trabajo valioso de la serie, a la pareja del personaje central. Ella vive, junto al hijo de ambos, en una mansión en España, sin conocer el verdadero perfil laboral de su compañero, hasta las postrimerías. Hay química entre Redmayne y la Corberó. La pantalla se los cree, y disfruta, cuando están juntos.

Lo que diferencia a la serie El chacal de muchos thrillers de su tipo es, ante todo, su riguroso criterio narrativo. Tras sus secuencias hay una labor concienzuda de escritura, que tiene en cuenta tanto el adecuado peso propio de cada personaje como las dinámicas de causa–efecto (aquí hay una respuesta dramática para cada acción, y todo cuenta con un broche de cierre). Una labor que le confiere similar relieve al valor de las palabras que al valor del silencio.

Y gran parte del repudiable oficio del personaje central es en el silencio. Por ende, el aspecto visual resulta clave. Bennett lo sabe, tanto que emplea a cuatro directores de fotografía. Su quehacer, muy fílmico, contribuye a definir el atractivo halo de la serie.

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Alexei puente parlay dijo:

1

17 de junio de 2025

19:51:00


Súper buena serie cuando en pieza

Marian dijo:

2

18 de junio de 2025

10:22:34


Lamentablemente, en cada capítulo semanal es poco lo que ocurre. Este domingo, cambiaron el horario programado. Durante la semana deberían retrasmitir más de una vez, teniendo en cuenta las afectaciones diarias de electricidad.