«Sé que hay muertos que alumbran los caminos», nos dice Silvio Rodríguez en La vergüenza, uno de sus clásicos.
La sentencia nos vino a la mente de inmediato para encabezar la recordación de Pedro de la Hoz, a un año de su fallecimiento. La frase se le ajusta porque el legado de Pedro sobrepasa el vacío dejado en quienes lo conocimos, al indicarnos por dónde continuar el rumbo por él marcado. No es necesario haber tenido el privilegio de su ennoblecedora hermandad para aquilatar la valía de su obra, puesto que su huella ha quedado plasmada en la obra del periodismo cubano.
Y lo más importante es que ese pueblo, para el cual siempre trabajó desde la mayor honestidad, lo sabía y por lo tanto fue admirado y respetado. Pedro profesó la certeza de que para hacer un buen periodismo no es necesario acceder al compromiso de una complacencia banal en el desempeño de la profesión.
Consciente del significado que implica estar al timón de la opinión pública desde un órgano de prensa, aceptó correr cualquier riesgo, sin más compromiso que con la honestidad.
Arropado con un sólido y vasto caudal de conocimientos, tuvimos la suerte de que Pedro nos llamara la atención acerca del complejo universo de la música contemporánea, lo mismo que de las novelas por la televisión al igual que de las películas, entre otros tantos temas, que han quedado como parte de su valioso aporte al acervo patrimonial del periodismo cubano.
Obviamente, mucho extrañamos sus oportunos comentarios, pero a la vez, estamos comprometidos con la esencia de este pensamiento del Apóstol, porque es así que honramos su memoria: «Los muertos no son más que semilla, y morir bien es el único modo seguro de continuar viviendo».
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Ramón. dijo:
1
6 de junio de 2025
13:15:56
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