Cautivado por la arquitectura de la ciudad de las columnas –como definiese Alejo Carpentier a la capital cubana– y el calor de su gente, para Marcelo Fagino, poeta, narrador y dramaturgo argentino, es un honor participar en el 31 Festival Internacional de Poesía de La Habana.
Sobre su oficio y la experiencia en el Festival, evento que finaliza hoy, Granma conversó con Fagino, ganador del concurso Un poema por la paz y la vida en la Tierra, en el marco del Primer Congreso Mundial de Poetas, realizado en la Isla, el pasado enero.
Acerca de la poesía, asegura que «es el arte que moldea las palabras como arcilla y traduce el mundo en imágenes estéticas, que a la vez lo enriquecen. La escritura poética es la voz fundante del lenguaje, de todo lo que tiene que ver con la belleza y la admiración; nos proporciona nuevas visiones panorámicas del mundo».
Deleitado también con la riqueza de la cultura cubana, sus aspectos literarios, la música y el cúmulo de actividades artísticas a su paso, reconoció que su principal interés al asistir al Festival fue la presencia de voces de todas partes: «Que poetas de otros lugares del mundo lleguen y vivencien la Isla es una manera de contrarrestar la mirada hegemónica que generalmente se vende sobre Cuba.
«Hay muchos poetas cultivando el arte de la palabra, y eso es importante, pues demuestra que no estamos aislados. Esa es una de las enseñanzas del Festival: sentirse parte de una comunidad poética; buscar las cosas que nos aproximan como especie para trabajar en mejorar este mundo tan caótico que vivimos».
Sobre el compromiso social de la poesía, aseguró que un artista se debe a la sociedad, y que su arte debe reflejar la realidad: «Intento con la poesía promover la solidaridad, la comunión con los integrantes de un planeta de más de 4 500 millones de años.
«Las comunidades de artistas tienen un papel fundamental en crear espacios de resistencia, en buscar la paz y la sana convivencia de nuestra especie. Tenemos que pensar en qué socava nuestras realidades: los poderes hegemónicos, concretamente».
Ahora, revela el poeta, escribe un par de obras de teatro «y también un libro de cuentos que editaré en los próximos meses. Y, por supuesto, vivo en modo poético; la creación es constante, seguramente algún otro libro de poesía también saldrá a la luz».
Admirando el paisaje urbano desde el bibliobús –ómnibus del Centro Cultural Cubapoesía, que trasladó a los poetas a las actividades del Festival–, Fagino, confesó, que estaría encantado de volver a la Isla, «ese caimán dormido que, en realidad, nunca lo ha estado».
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