La versión de la tragedia shakesperiana Romeo y Julieta de la compañía teatral Hubert de Blanck, bajo la dirección artística de Fabricio Hernández, no sucumbe ante otras adaptaciones.
La trama que ha trascendido en el tiempo es un clásico al cual se agradece volver, una y otra vez. En esta ocasión, la puesta destaca por la correlación entre argumento, desempeño actoral, diálogos asequibles, en total empatía con un público que se sorprende atrapado en el hilo conductor a sabiendas del desenlace.
Se agradece sobremanera el perfil con el que fue concebido el personaje de ama, muy bien escenificado por las actrices Yudit Carreño e Ilena Díaz, al igual que las interpretaciones de Laura Delgado en el papel de Julieta, y Jansel Lestegás como Romeo, reconocidos también por el auditorio en sus papeles secundarios en la telenovela de turno Sábados de gloria; aspecto que, fortuito o no, es un valor agregado a la obra, por toda la publicidad que supone, muy bien utilizada en las redes sociales.
Sorprende la afluencia de un público muy joven a las funciones, muchos de ellos por primera vez en las plateas de un teatro; es un logro que obras de esa valía sean llevadas a escena, logren captar la atención y se conviertan en referentes para estos destinatarios.








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