Cuenta Alejandro Phillips, el protagonista de le película Teófilo, que en una visita al batey del central Delicias, en Puerto Padre, Las Tunas, vivió una de las experiencias más conmovedoras de su aún joven carrera.
Hasta allí había llegado el equipo de realización para ahondar las conexiones con la vida del gran boxeador, tricampeón olímpico y mundial, Teófilo Stevenson Lawrence, en su tierra natal. «Todavía no habíamos filmado el primer plano y ya las personas de la comunidad me sustituían por él; me decían Teo, Pirolo, me presentaban personas, me hacían historias. Fue mágico».
Esa vivencia responde a un hecho muy claro para Alejandro Gil, el director del filme: la gente tiene su Teófilo; lo cual implica tanto una ventaja, por la expectativa con que se recibirá el futuro estreno, como un reto, por las múltiples miradas y recuerdos que existen. Si bien no se trata de un biopic en toda regla, la coproducción cubano-rusa pretende resaltar el símbolo que resultó ser el deportista en la vorágine de la década de los 70.
«La historia termina en la tercera medalla olímpica, la de Moscú, 1980, –apuntó Gil en una conferencia de prensa ofrecida hace unos días en el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos– pero tiene retrospectivas también, es grande. Si bien se mueve dentro de los cánones de las películas deportivas, pretendimos salirnos de los clichés».
Cuando falta muy poco para terminar la etapa de producción, el realizador se declaró satisfecho con lo rodado respecto a lo que está en el papel; y explicó que se ha respetado celosamente la veracidad de las competencias, sin descuidar la progresión dramática que represente la épica del momento. Fuera de ello, «hay una naturaleza humana que es la que hemos ponderado».
Para Enrique «Kike» Quiñones, quien interpreta a Alcides Sagarra, hay que «encontrar potencial en uno mismo para interpretar personajes tan conocidos»; y han intentado lograrlo a partir de «matices muy humanos del personaje, de interioridades. Todo el tiempo estamos buscando el justo foco».
Jorge Martínez defiende a un dirigente deportivo de la época, que «comete muchos errores, pero lo hace convencido»; del que también intentó representar el lado humano, alejado del «teque»: «Ojalá la película le guste a la gente. Es necesaria no solo por Teófilo, sino por todos esos seres humanos que lo dieron todo al país, en un momento de efervescencia revolucionaria; no les importaban los cheques en blanco, sino su pueblo».
Sin embargo, «no hay una mirada romántica ni condescendiente», aseguró Martínez. El actor ruso Aleksey Ryzhkov, quien interpreta el papel del entrenador soviético de Stevenson, cree que Teófilo será de interés para todas las generaciones: «En Rusia lo conocen y lo recuerdan, no solo es una leyenda para Cuba, es una persona del mundo».
Si bien lograr el filme ha sido un proceso arduo –no son desestimables las demandas económicas para recrear toda una época, incluido el vestuario, por ejemplo– el proyecto ha estado sostenido por un trabajo, «casi de orfebrería», según ha señalado su director.
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