ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
A través de la lectura se le da un significado a la propia existencia. Foto: Peláez, Orfilio

Es sábado, pero puede ser cualquier día de la semana. Desde las nueve de la mañana los libros reposan sobre la mesa, en una esquina de gran afluencia de público, en el parque Martí, de Ciego de Ávila. Rodeado de público permanece Carlos Ramos Rizos, un hombre de poco más de un metro y 65 centímetros de estatura, memoria prodigiosa, un corazón sin par y una sapiencia extraordinaria; dedicado, por más de 55 años, de sus 74 de vida, a la declamación, la poesía y la cultura, en sentido general.

Carlos ha sido actor y director artístico, profesor de declamación y actuación, fundador de la compañía Teatro Primero; ha participado en diferentes festivales, algunos casi desconocidos para los más jóvenes: Máscara caoba, en Santiago de Cuba; Teatro Cubano, en Camagüey; Teatro sin fronteras, en Ciego de Ávila; Mejunje teatral, en Villa Clara; Festival de Teatro de La Habana; y posee dos premios nacionales de actuación por su desempeño en dramatizados de Radio Surco.

Desde hace 29 años es director del proyecto cultural Con-Cierto-Amor, dedicado a la declamación; y ostenta la Distinción Honrar Honra, entre otros reconocimientos.

–¿Cómo se siente en la piel de un actor?

–Yo quise ser escritor. Y he escrito algunas cositas, pero no las he sacado, y creo que ya queden ahí, guardadas para siempre. Lo de actor se me inoculó en las venas, «por cuenta propia», pues en mi familia no había ninguno. Mis padres eran unos guajiros muy honestos que poco sabían de actuación.

«Eso me ha llevado, incluso, al desarrollo de iniciativas dirigidas al mejoramiento de la calidad de vida de las personas, con proyectos comunitarios, que aúnan a actores de diversas procedencias (profesionales, artísticas, generacionales), con la intención de dar respuesta a problemas concretos en la comunidad, siempre con un fin de beneficio social colectivo».

–Su proyecto Art-Y-Libros...

–Responde a esos problemas de la localidad, crea hábitos de lectura. Contribuye al desarrollo de los valores éticos y estéticos de niños y jóvenes, incluso en los lugares más apartados. Se trata de ir a las escuelas, leerles a los pequeños, a los maestros jóvenes, cuentos de La Edad de Oro, de El Principito, de Onelio Jorge Cardoso; de Martí, Fidel, el Che con su Cachorro asesinado, un relato sencillo de inmensa carga emocional, escrito durante la última invasión hacia occidente.

–¿Cómo ve usted la relación arte y comunidad?

–Las artes están presentes en cualquier proceso educacional; en la formación y desarrollo de la infancia y la juventud, en la formación de niños, niñas y jóvenes, en sus formas de expresión, de manifestar las emociones que surgen en su interacción con el mundo. Las artes abren el camino a la imaginación, la creatividad, la sensibilidad y se fundamentan en la lectura de hechos y acciones que, de alguna manera marcan su existencia.

«A través de la lectura, de la interpretación de la obra de arte, tanto el niño como el adolescente, el joven, el hombre en sí, cuestiona el mundo que los rodea y le da un significado a su propia existencia».

–¿Planes para luego?

–Seguir y seguir. Estoy jubilado y... sigo.

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