ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Foto: Dunia Álvarez Palacios

El honor, que tanto bien hace, y que en algo mitiga el pesar, anduvo este sábado por la Necrópolis de Colón, alrededor de la tumba que guarda los restos del intelectual Juan Chabás, muy conocido en Cuba –la tierra que lo acogería en su exilio y de la que se sintió un hijo–, por sus ensayos sobre literatura española; pero también poeta, novelista y traductor literario; luchador antifascista y militante de nobles causas, nacido en Denia, el 10 de septiembre de 1900 y fallecido en La Habana, el 29 de octubre de 1954.

El convite llegó de la mano del catedrático español de la Universidad de Toulouse, Javier Pérez Bazo, biógrafo de Chabás, y participante en la 33 Feria Internacional del Libro de La Habana, a la que se llegó para presentar el libro Poemas del transtierro, de «su Juanito» –tal como suele referirse al hombre admirado y profundamente estudiado–.  La solicitud fue respaldada por el Instituto Cubano del Libro, y para cuyo desempeño lo acompañaron el poeta y escritor Virgilio López Lemus, autor al que se dedica la Feria, y los premios nacionales de Edición Neyda Izquierdo y Enrique Pérez Díaz.

Cálida fue la mañana, arropada por la anécdota, la remembranza y la poesía, y allí, junto a la lápida en la que deberán colocarse posteriormente los nombres de Aída Valls, esposa de Chabás, y de Josefa Martí Mifsud, madre del connotado autor, fueron leídos los versos del poeta, en un acto de humanísima justicia literaria.

De mano en mano de los presentes, retornaron los poemas. Las voces, una a una, elevaron la palabra de Chabás, que asomó a la sencilla ceremonia, desde las acotaciones de Pérez Bazo, visiblemente conmovido.  

Puerto de Sombra, el nombre de una de sus novelas, se lee en una jardinera que está sobre el panteón, «una metáfora que dejó establecido quedara grabada en el sitio, según me dijera Aída», refiere Javier.

Neyda lee un poema  «que a mí me ha sorprendido mucho porque creo que es un testamento», explica Pérez Bazo.  Que espere el réquiem se escucha con natural estremecimiento:

¡Ay, Juan, ay, mi Juanito! / Que en Cuba no te mueres, /aunque mucho te empeñes. / Siempre aquí estás sanito, / Y regresar a España / volver a tu levante / sueñas pues que aguarden / la muerte y su guadaña. / Y añade luego Aída: «Donde y cuando ocurra / dos nombres en la tumba». / Y razón no le falta.

Foto: Dunia Álvarez Palacios

Los versos de Al mar; Eco de la voz, el alma; Canto a mi soledad, y Peregrino, entre otros, fueron también leídos, mientras en el pensamiento hacía de las suyas la plasticidad de las imágenes, y el sentir compartido.

Alguien advirtió que era 22 de febrero, fecha de muerte de Antonio Machado, otro poeta exiliado del fascismo español. Pérez- Bazo, rápido reacciona: «Al último que ve Juan, en Valencia, en Rocafort, es Antonio Machado. Y lo explica: «Al último que he visto» Y Antonio Machado le dice: Juan, “En vosotros está el futuro de la República”».

–«A esto le llamaba Lezama causalidades», dice Virgilio, y se le humedecen los ojos. Con el alma henchida del significativo momento, los honradores se llegan a la tumba de José Lezama Lima, que se halla muy cerca de la de Juan Chabás.

De pronto se oye el estruendo de un abrazo. Alicia Llarena Rosales, especialista de la Biblioteca Nacional de Cuba que hace 40 años ayudó a Pérez Bazo a elaborar la biografía de Chabás se ha llegado al cementerio, al saber que se haría la lectura. No se habían vuelto a ver, pero en ambos quedó intacta la semilla de una hermosa amistad, probada, además, por las cartas que entre ellos se cruzaron y que Alicia mostró a los presentes.

Con Pérez Bazo y Alicia, que, iluminados por el reencuentro, caminan despacio, va sin dudas ese Chabás que desentrañaron un día y ahora refulge en esta hora cubana, que lo ensalza y lo cobija.

Foto: Dunia Álvarez Palacios
Foto: Dunia Álvarez Palacios
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María Dolores Sánchez dijo:

1

25 de febrero de 2025

15:54:37


¡Qué preciosa y conmovedora crónica! Felicidades