ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Entre los mejores momentos de la Feria, ha estado, sin duda, la presencia del primer lote de la Biblioteca del Pueblo. Foto: Juvenal Balán

Hace diez días se inauguraba la 33 Feria Internacional del Libro, acaso una de las más difíciles, dadas las complejas circunstancias en que vive el mundo y, particularmente, nuestro país. Pero ha sido un hecho, y seguirá siendo noticia, al emprender rumbo, próximamente, por el resto del país, para concluir el 23 de marzo, en Santiago de Cuba.

«Sería imposible mencionar  los múltiples factores que han animado y hecho realidad la Feria en esta etapa, pero queremos que a todos llegue nuestro mensaje de agradecimiento, admiración y respeto. En especial, deseamos reconocer al Partido y al Gobierno, al Ministerio de Cultura con sus institutos, consejos y empresas, a los organismos de la Administración Central del Estado, junto a otros que, codo a codo con el Comité Organizador, han enfrentado este noble reto», expresó Juan Rodríguez Cabrera, en las palabras conclusivas del capítulo habanero del evento.

En la Feria, refirió, con la «participación de 61 países, cifra récord para el evento, destaca la presencia de expositores, escritores, artistas y funcionarios; lo que interpretamos como una muestra de solidaridad y confianza en nuestro país».

Rodríguez Cabrera destacó la presencia del Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe, auspiciado por la Unesco,  el cual desarrolló una amplia agenda de trabajo, y se sumó a los talleres, conferencias magistrales, visitas a barrios, hogares para niños sin amparo familiar, al intercambio con escritores, editores, libreros, bibliotecarios y otros actores del Programa Nacional por la Lectura.

En las horas finales de la Feria, Boris Faingola, director de Aletea s.a., y expresidente de la Cámara Uruguaya del Libro y del Grupo Iberoamericano de Editores, comentó a Granma sus impresiones sobre la fiesta literaria que en varias ocasiones ha visitado. 

«La feria, como todo evento dentro de la Isla, sufre el impacto de los avatares del bloqueo. Aunque con menos gente que otras veces, y menos expositores, vi el mismo entusiasmo de siempre, la misma enjundia, y el fin de semana estaba que explotaba de gente, y vi la feria como la que estoy acostumbrado a ver siempre. Pero esto no habla de decaimiento, sino de una realidad tangible, que pasa en todas partes del mundo», consideró.

El reconocido profesional acotó el impacto de la crisis del papel que «está por las nubes en todos lados, y esto no lo sufren solo ustedes. Pero la feria va, y es lo importante. Ya se está pensando en la 34 edición, y la consecutividad es lo que hace a los eventos de esta índole tan importantes. He visto muchísima gente no paseando, sino consumiendo libros, productos, filas para comprar alimentos, como es habitual en estas ferias. La programación ha sido muy buena, tanto en lo profesional como como en el lanzamiento de libros, charlas, conferencias y demás. Y por mi parte, la satisfacción de haber participado una vez más», concluyó.

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