Mientras preparaba un ciclo de programas A Capella con la actuación del cantante y guitarrista británico David Gilmore en el anfiteatro de Pompeya en 2017, no pude evitar hacer un alto para reflexionar en torno a una realidad que cada vez toma más forma en nuestras vidas.
El hecho de ver a Gilmore y su grupo en estas antiquísimas ruinas para interpretar clásicos de Pink Floyd, nos traslada emocionalmente al documental del director francés Adrian Maben, filmado en este mismo escenario en 1971 para encontrarnos entonces con cuatro jóvenes músicos, con muchas ansias de experimentar, ajenos a que pronto romperían la barrera del sonido en el rock progresivo a través de memorables discos como Dark Side of the moon y Wish you were here.
El testimonio de la existencia de Pink Floyd solo nos queda en las grabaciones de sus conciertos y en los discos editados, pues el tecladista Rick Wright fallece en 2008, mientras que el batería Nick Mason está alejado de los escenarios y tanto el bajista Roger Waters como David Gilmore se han distanciado lo suficiente como para no concebir seriamente una ocasional reunificación del grupo. Sin embargo, nos queda la convicción de que esta música, imprescindible para el alma de varias generaciones de cubanos, jamás va a desaparecer porque va a suceder con ella lo mismo que pasa con la música de concierto, la llamada música clásica.
El inmenso legado de la obra de luminarias universales como Beethoven, Wagner o Bach ha perdurado durante el transcurso de los siglos, no solo por la grabación de sus composiciones en diferentes modos de soportes de archivo, sino porque cada director de orquesta en el mundo le imprime el sello de su personal impronta.
En cuanto al rock, volveremos una y otra vez a disfrutar tanto de los discos como de los conciertos de grupos icónicos como Yes, Led Zeppelin o Pink Floyd, pero a la vez seremos testigos de discos homenajes como el CD Still wish you were here, reciente tributo a los 45 años del disco homónimo, con la participación de auténticos hitos del género como Rick Wakeman, Ian Paice y Joe Satriani, entre otros, y seguro que discutiremos mucho acerca de cuál de estos personajes hizo mejor su papel. Ante esta música cargada de virtuosismo, talento y pasión, no nos queda de otra que coincidir con el canadiense Neil Young en estos proféticos versos de su canción My My, Hey Hey: El rock ´n´roll nunca puede morir.
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charlitin dijo:
1
31 de mayo de 2021
10:34:18
El Certero dijo:
2
31 de mayo de 2021
11:52:37
Mariana Mares Pastor dijo:
3
31 de mayo de 2021
14:15:09
Rosendo dijo:
4
31 de mayo de 2021
16:16:18
salvador dijo:
5
31 de mayo de 2021
17:27:48
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