En el Salón de los Pasos Perdidos, del Capitolio de La Habana, la historia de esta añeja ciudad tomó forma de hombre, del mismo que tantas veces invitó a andarla, a vivirla, a conservar su legado. Esta vez no escuchamos su voz, su discurso apasionado, su verbo siempre poderoso y convincente. Esta vez el pueblo no fue a escucharlo, sino a despedirlo.
La Paráfrasis del Himno Nacional, interpretada por la Camerata Romeu, abrasaba sostenidamente la sala donde, en una pequeña urna, reposaba solo el cuerpo, porque no existe espacio para atrapar ni su alma ni el amor que sintió por la tierra en la que vino al mundo.
Cuba, aunque dolida, le agradece. Un lazo negro acompañaba el mástil donde se erguía la enseña nacional. Justo al lado, se podía ver un cuadro mostrando la foto de Eusebio Leal Spengler besando nuestra bandera. No es casual que estos símbolos, defendidos por su verbo y su obra con especial vehemencia, fueran presencia en instantes tan sentidos.
Acompañaban las cenizas del reconocido intelectual, nuestro inolvidable Historiador, el novio de la capital, ofrendas florales enviadas por el Primer Secretario del Comité Central del Partido, el General de Ejército Raúl Castro Ruz; por el Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez; por la Asamblea Nacional del Poder Popular, y por la Oficina del Historiador de La Habana.
Eusebio Leal partió a la eternidad el pasado 31 de julio, justo en el momento en que su eterna Habana libraba una batalla ardua contra la COVID-19. Entonces, no fue posible una despedida física para el hombre capaz y osado, defensor de la identidad nacional. Sus cenizas reposaron a la espera del momento en que la ciudad venciera los mayores obstáculos de la pandemia.
Las exequias tuvieron lugar este 17 de diciembre, cuando la situación epidemiológica lo permitió, y se abrieron las puertas del Capitolio desde las nueve de la mañana hasta las cuatro de la tarde, para que los cubanos, respetando las medidas higiénico-sanitarias correspondientes, se despidieran del Eusebio, amigo de todos.
Dedicar un instante de la vida para rendirle homenaje, fue el mejor gesto de gratitud que encontraron las miles de personas que se dieron cita, para mostrar sus respetos al eterno Leal, por todo lo que hizo en vida a favor de La Habana, de Cuba y de su gente.
Hasta este icónico sitio llegaron, en fila interminable, estudiantes, amas de casa, profesionales de la Salud, la Educación, la Cultura, ancianos, deportistas, jóvenes, todo un pueblo crecido también con la influencia de su verbo enardecido.
Algunos lloraron, otros pasaron frente a sus cenizas con fotos o carteles con su imagen sonriente. No faltaron los devotos que rezaron, frente a sus restos, por la gloria eterna, mientras no pocos procuraron capturar, teléfono en mano, la instantánea del momento único, donde se despidió, solo físicamente, al ilustre cubano.
La abarcadora visión de Eusebio lo convirtió en celoso guardián de la villa de San Cristóbal de La Habana, donde consiguió que numerosos museos, bibliotecas, escuelas y hogares retomaran su vitalidad de antaño, o se convirtiesen en nuevos y aprovechables espacios. Entre esas obras se encuentra el propio sitio hasta donde acudieron ayer cubanos de todas las generaciones, llamados por el lazo que los une con Eusebio Leal, el del amor imperecedero por La Habana, La Habana de todos los nacidos en la Mayor de Las Antillas y de quienes bien la quieren.
«Leal va a estar siempre presente. Él habrá muerto, pero hay muchas personas que creemos en su pensamiento, en su concepto de la vida, en sus valores éticos, y queremos siempre ser deudores de él, y mantener su legado», advirtió Zenaida Romeu, en el homenaje.
Tesorero de la memoria histórica de la capital de todos los cubanos, y de las páginas gloriosas de la historia patria, Eusebio Leal será recordado como baluarte de la cultura identitaria y de la intelectualidad, como cordial responsable de devolverle, con la sensibilidad de Fidel, los colores al centro histórico habanero, como ese hombre al que todo cubano de bien admiró y siente como ejemplo de la dignidad humana y universal.

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Lourdes Noemí Milián Borroto dijo:
1
18 de diciembre de 2020
06:36:30
Lucía dijo:
2
18 de diciembre de 2020
10:29:06
Lucía dijo:
3
18 de diciembre de 2020
10:29:54
habana dijo:
4
28 de diciembre de 2020
11:49:40
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