Aquí, vivo, como lo queremos

¿Qué fuerza poderosa mueve a hombres como el Che? ¿Qué alma superior es capaz de darse al otro, aunque eso signifique entregar la propia vida?

«El revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor», responde él mismo y nos deja otro credo al que acudir en el camino de las causas justas.

Entonces son tiempos de vivir ese amor, de transformarlo en hechos, en ejemplo, en lucha… no en consigna, ni en la imagen fría esculpida en bronce, sino en el hombre común, que se multiplica hoy en los tantos que sin preguntar marchan a salvar, que ya son héroes sin saber.

Hay hombres que traspasan las barreras del tiempo, burlan las fronteras para darse al mundo, para incluso, robar el sueño de sus enemigos, esos que intentaran arrebatarle la vida en La Higuera, sin saber que nos lo estaban entregando vivo para siempre.

Porque como cantara el poeta: (…) no le ha quedado al Che otro camino/ que el de resucitar/ y quedarse a la izquierda de los hombres/ exigiéndoles que apresuren el paso/ por los siglos de los siglos/ Amén.