
El artista Jorge Martell ha merecido el Premio Nacional de Diseño del Libro 2018, lauro que otorga el Instituto Cubano del Libro y el Ministerio de Cultura y con el que se le ha reconocido la creación de una extensa y relevante obra que destaca por su calidad.
Perteneciente a la primera generación de diseñadores en dar a la gráfica una perspectiva más radical por medio del ideario revolucionario, Martell –autor también de carteles, vallas y portadas de discos, y quien se considera a sí mismo como un diseñador que pinta– conversó con Granma a propósito del merecido reconocimiento.
–¿Qué tiene en común diseñar para todos estos soportes? ¿Dónde está la diferencia?
–El Diseño Editorial, el de libros y publicaciones periódicas, es solo una de las especialidades, por llamarle de alguna manera, del Diseño Gráfico, aunque el Diseñador Gráfico o Informacional es uno solo, que puede llenar la necesidad del destinatario a quien se dirija con cualquier tipo de soporte comunicativo.
Lo común, como me preguntas, para diseñar sobre cualquier soporte, es la esencia de nuestra profesión, encontrar la idea o el concepto de lo que queremos promocionar, en este caso el contenido del libro.
–¿Qué elementos constituyen el abecé de un buen diseño de libro?
–El diseño de libros consta de dos partes, el diseño de sus cubiertas y el de su interior, que ambos deben ser tratados con la misma creatividad. Lo primero es que el diseñador debe estar lo más enterado posible de su contenido, quiero decir que lo leyera, después de reunirse con el editor, aunque existan temas que a uno puedan no interesarle. En mi caso yo he leído un buen por ciento de todo lo que he diseñado, y en último caso, he partido de una buena síntesis del contenido facilitada por el editor, pero nunca solo por la nota de contracubierta.
«La conclusión de todo lo anterior es que la idea o el concepto reflejen el contenido del libro, que sea fácil de “agarrar” la esencia del material que el destinatario va a leer. Después de esto que pudiéramos llamar el qué, llegamos al cómo, que es mucho más fácil después de tener la idea seleccionada, por supuesto, con el uso solo de los elementos necesarios para ilustrarla, sin un decorativismo innecesario, que es lo que por lo general vemos a diario en muchas piezas gráficas que nos rodean».
–Después de haber diseñado más de 350 libros, ¿qué considera pueda haberles legado ya a las nuevas generaciones de diseñadores?
–Si me guío por mi experiencia, y sin falsas modestias, te diría que mucho, pues lo comparo con el tremendo legado que han dejado en mí mis formadores, porque una generación es producto de las anteriores.
–Un Premio es siempre una dulce noticia. ¿En cuáles circunstancias lo supo?
–Claro que es dulce… a pesar de que en este caso, dos minutos después de recibir la llamada donde me decían lo del Premio, recibo otra, acerca del deceso de mi amigo, el excelente diseñador Héctor Villaverde… fíjate cómo es la vida, ying y yang, aunque inevitablemente, como se dice en el mundo teatral, «la función debe continuar».










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Francisco Rivero dijo:
1
15 de enero de 2019
09:57:45
jesusremberto morales pozo dijo:
2
15 de enero de 2019
11:16:44
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