La joven Claudia Damiani andaba picándole cerca al Premio David, prestigioso concurso creado por la Uneac para escritores noveles, hace ya 51 años. Ganadora en la presente edición, en el apartado de narrativa con la obra Seres invisibles, la ilustradora y diseñadora de 27 años había obtenido en el 2017 Mención en el certamen.
«Comencé a escribir cuando estaba en el preuniversitario, aunque de niña me gustaba hacer historietas y de vez en cuando escribía historias sobre sus personajes y las ilustraba. Pero fue en 11no. grado cuando me puse a escribir una novela de ciencia ficción y se la di a leer a algunos amigos y a mi familia, mi excusa era que serviría de base para una historieta. Aunque sus comentarios fueron favorables la tarea me quedaba grande y nunca la terminé, de hecho renegué de ella, por suerte ya todos la han olvidado».
–¿Qué rasgo de las historietas te enamoró en la niñez al punto de despuntar en la escritura pensando en el género?
–Supongo que la posibilidad de dar vida a personajes y de representar sus historias. Tanto es así, que incluso antes de saber escribir y de probablemente saber qué era una historieta, tenía libretas llenas de dibujos donde varios personajes, cada uno diferente, tenían sus aventuras representadas en forma de láminas. Para mí funcionaba como un juego. Esta costumbre la extendí hasta muy avanzada mi adolescencia. La historieta propiamente dicha, con sus globos para los diálogos y sus recuadros para las secuencias de acciones, era solo la variante pública de esta costumbre. Creo que la principal influencia vino de los dibujos animados y no de la historieta gráfica, a la que de niña no tuve mucho acceso.
–En la adolescencia escribiste poesía, pero al parecer la narrativa pudo más. ¿Qué hallas en eso de narrar? ¿Cuál es la pasión que te arrastra hacia esos engranajes?
–Seguramente la misma que motivaba mis dibujos. Aunque también creo que mi preferencia por la narración es en parte circunstancial y tiene que ver con la manifestación que más tuve posibilidades de desarrollar gracias al Centro Onelio. Tal vez si hubiera pasado un curso de poesía o de dramaturgia, o incluso un taller de historietas gráficas o de animación que me hubiera puesto más en contacto con alguno de esos mundos, mi elección hubiera sido otra.
–Con 17 años entras al Centro Onelio. ¿La escritora existía antes o se hizo allí? ¿Como ves ese asunto de ser o nacer escritor?
–Creo que se nace con ganas de contar y fabular historias, y que la forma en que estas historias se manifiestan en ti, depende en parte de la formación que recibes. Así que hay un poco de los dos…
–¿Hay un antes y un después de Seres invisibles para Claudia Damiani?
–Siempre hay un antes y un después de cualquier proyecto culminado, pero en mi caso el «antes y después trascendental» ocurrió cuando concebí y logré llevar a cabo Los impares (mi mención en el David 2017) ya que representó el paso a una forma de escritura más consistente. Es mi primer libro y será mi primera publicación. También fue la primera vez que utilicé la búsqueda de información a conciencia para escribir una obra de ficción; lo cual repetí de manera más completa y compleja en Seres invisibles. Además, Los impares, a pesar de tratarse de un conjunto de cuentos, tributa a una historia común, por lo que representa mi tránsito hacia una forma literaria más extensa: la novela. Esta, por supuesto, se concreta con Seres invisibles, y así el fantasma adolescente de mi primer intento inconcluso de novela queda en paz.
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Griselda Damiani Cavero dijo:
1
14 de septiembre de 2018
13:42:32
Carmen dijo:
2
15 de septiembre de 2018
20:49:09
Alejandro Herrera dijo:
3
24 de septiembre de 2018
15:25:35
nersa holguin dijo:
4
30 de mayo de 2019
10:28:56
Griselda Damiani Cavero dijo:
5
28 de febrero de 2021
20:53:21
Griselda Damiani Caveri dijo:
6
9 de junio de 2025
13:49:18
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