ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
La doctora Beatriz Maggi. Foto: Tomada de Juventud Rebelde.cu

A los 93 años de edad ha dejado este mundo la doctora Beatriz Maggi (Las Tunas, 1924) profesora de literatura de varias generaciones de cubanos, voz autorizadísima cuando se habla a escala mundial de la vida y obra de William Shakespeare, autora de numerosos ensayos en torno a las letras  universales.

Por ser su obra de obligada referencia no es posible obviar este nombre en quienes han estado cerca de las aulas, recibiendo, o impartiendo contenidos profundos asociados al arte de la palabra.

Fue otra profesora, Katherine Balderston, la que le despertara, en Wellesley, Estados Unidos, hasta donde llegara muy joven a cursar una Maestría en literatura inglesa y norteamericana,  su pasión por el dramaturgo del que fuera después una permanente apasionada. Así le comenta la doctora al colega Mario Cremata sus impresiones del hallazgo: «Era mi curso favorito, yo me sentaba en primerísima fila, porque quería escuchar y entender cómo Shakespeare contempló al hombre y su época con dos pares de ojos simultáneos».

La cátedra de Literatura del preuniversitario Raúl Cepero Bonilla la vio dirigir a los profesores que la integraban. Allí dejó boquiabiertos, por el resultado docente de los métodos empleados a profesionales que hoy gozan de un renombrado prestigio dentro de las instituciones cubanas.

Junto a profesoras de la talla de Camila Henríquez Ureña, Vicentina Antuña, Mirta Aguirre, Rosario Novoa, Graziella Pogolotti, y ella misma de esa estatura, para Maggi fue un inmenso honor integrar, después de formar parte de otros,  el claustro al que estas pléyades de la docencia insular pertenecieron en la escuela de Artes y Letras de la Universidad de La Habana.

Dada más a dialogar que a impartir contenidos desde su sapiencia, y a provocar el ejercicio del pensamiento, exigente y a la vez flexible, la Maestra había conseguido una disciplina pedagógica que solo el arte de la didáctica puede lograr. Sin ser en extremo exquisita consiguió que sus estudiantes llegaran al aula, cada vez, con el texto leído, condición imprescindible para que la Literatura pueda ser aprehendida. Enseñar o no enseñar, en eso radicaba la cuestión.

Para Maggi ofrecer verticalmente datos e informaciones en sus clases no significaba instruir. Poner el conocimiento en sus discípulos era para ella hacer que pudieran expresar sus puntos de vista y que «usaran la cabeza».

A la pregunta del inquisidor respondió cómo no le gustaría ser recordada. «No con mala voluntad, con desprecio o burla.

Que disculpen mis defectos y errores, y aprecien mis aciertos, si los tuve».

Mientras la maestra de literatura yace hoy en la eternidad, su voz agitará siempre el polvo de las tizas, el bullicio de las sillas cuando un timbre anuncie que empieza o acaba la clase. La voz feliz persiste sin  descrédito ni  chanza.  Tal como ella lo quiso. De otro modo no es posible.

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Enrique dijo:

1

29 de mayo de 2017

00:10:50


Fué mi profesora en el Cepero. Eso constituyó un privilegio. Nunca la olvidaré. Llegaba, escribía una frase en el pizarrón y con eso construía su clase.

alberto garrandés dijo:

2

29 de mayo de 2017

07:58:53


Una pena que no se le otorgara el Premio Nacional de Literatura, pues era, posiblemente, la ensayista cubana viva (entonces) más importante.

Susana dijo:

3

29 de mayo de 2017

09:23:33


Muchas gracias a Madelaine por esta hermosa crónica obituaria sobre la profesora Maggi.

Rodolfo dijo:

4

29 de mayo de 2017

11:06:35


Vaya,qué bueno que alguien se acordó que hace tres dias murió este pilar de la cultura y el magisterio nacionales..

Madeleine Respondió:


29 de mayo de 2017

12:00:03

!Vaya!, pero a juzgar por el comentario, tal parece que Nadie, ni personas, ni medios de prensa se acuerdan jamás de los grandes. !Vaya!, que es como si no se supiera que la noticia se supo en la noche del viernes, que Granma no sale los domingos, y ya el lunes se le hizo un homenaje a la ilustre y amada doctora, no a modo de noticia, sino coom un análisis que apunta a la grandeza de su obra, a la magia de su magisterio. !!Vaya!!

Teresa Respondió:


29 de mayo de 2017

20:57:50

Qué mal suena ese ¡vaya!

Adelaida Macías dijo:

5

30 de mayo de 2017

10:40:23


Qué gusto me dio leer este artículo sobre la Dra. Maggi. Fue mi profesora de Literatura en el Preuniversitario Arbelio Ramírez de Ciudad Escolar Libertad en los años 62 y 63 (en el plan de becas posterior a la Campaña de Alfabetización). Especial e irrepetible, tendría tantas anécdotas que contar sobre ella que podría llenar páginas. Gocé de su afecto personal y hasta visité su casona en Miramar, tan parecida a ella como un cuadro que le pintó su esposo Ezequiel Vieta (el también famoso escritor). Desenfadada, medio despistada con las cosas cotidianas de la vida, nunca se rigió por lo que hacían los demás profesores, los alumnos de la doctora Maggi (como le decíamos) a veces nos desconcertábamos porque no teníamos que estudiarnos aquellas cronologías, biografías de autores, fechas, etc. que veíamos en los demás estudiantes. Nunca sabíamos lo que nos iba a preguntar porque lo que ella quería era que aprendiéramos a pensar, no a memorizar. Por citar solo una de sus genialidades, recuerdo el día que en una actividad evaluativa puso dos pañuelos (uno de hombre y otro de mujer) sobre la mesa del profesor y nos pidió que listáramos todas las diferencias que veíamos entre ellos, ¡esa era la prueba! y quien más diferencias viera tendría mejor nota; al final nos explicó que para estudiar literatura había que saber observar y entrenarnos en eso había sido su objetivo. Esa lección no la olvidaré jamás. Aunque hacía tiempo no sabía personalmente de ella, sí la seguí por otras vías y la guardaré siempre entre mis mejores recuerdos de estudiante como una profesora excepcional, de las que más quise y admiré.

Madeleine dijo:

6

30 de mayo de 2017

13:18:16


Sí, como dice Teresa, suena mal ese "Vaya" que en mi caso usé intencionalmente repetido porque el vaya de Rodolfo nos llegó injusto dado que Granma, a pesar de su única página de cultura, procura que no queden fuera los grandes, cuando nos dicen adiós. Les pedimos disculpas si en algún momento el reiterado uso se sintió descortés, Mis saludos.

Emilio dijo:

7

30 de mayo de 2017

19:48:55


Las injusticias en la entrega de los premios nacionales en Cuba dan vergüenza...Reynaldo Miravalles sin el Premio Nacional de Cine, por solo citar un ejemplo, quien puede escribir la historia del cine cubano son mencionarlo....igual sucede con la doctora Beatríz Maggi, desee hace muchos años ya era toda una leyenda del magisterio y la cultura cubanas, formadora de nuestros más grandes intelectuales de hoy. Pero ya en Cuba es conocido el menosprecio a que son sometidos los docentes para optar por estos premios, la doctora Maggi tiene el más grande de todos que es el recuerdo imperecedero de sus alumnos, ella no quería más...