
La ficción-verdad de Marilyn Bobes en su cuento A quien pueda interesar, Premio Iberoamericano Julio Cortázar 2016, es una obra corta, como deben ser todas las de este género literario. Pero tendrá una larga vida, como la tienen famosos daguerrotipos de hace más de un siglo, y que aún podemos admirar en determinados museos o bibliotecas. Ocurrirá así porque la obra recoge diversidad de escenas y hechos posibles o ciertos de la contemporaneidad cubana de una forma original, profunda y literariamente impecable. Incluso al tratar el momento preciso que estamos viviendo. Lo hace en primera persona, como es habitual en la narrativa de Marilyn y ese hecho es el que aporta la dosis más efectiva de verdad o verosimilitud, en el tono de una conversación y reflexión interior, en este caso.
¿Inventa un término?: gentrificación, con el que el lector puede identificar a los sucesos relacionados con la gente que vive hoy en nuestro entorno y con nosotros mismos. De un refinado estilo, como es el de su literatura, el cuento A quien pueda interesar podría leerse como un resumen de casos que aparecen en Cartas a los lectores y otras secciones de nuestros periódicos sin una pizca de amargura, ni rechazo, chabacanería o contubernio con los que quieren lo peor para nuestra sociedad. Quién sabe si algunas cosas se la inspiraron esas secciones. Recordemos que la autora es periodista, iniciada en Prensa Latina.
Su gentrificación (palabra clave en el cuento) tiene a bien definir que «es cierto que las desigualdades hacen su aparición en un país donde siempre se proclamó la igualdad».
La protagonista, acepta a un compañero que cree pueda insuflarle, al menos, elementos básicos que la inspiren para armar su literatura.
Entre una reflexión y otra de carácter literario por las que transitan desde César Vallejo, Clarece Lispector o las grandes obras clásicas como La letra escarlata o Rojo y Negro, ciertos amigos censuran a la protagonista por su literatura de los años 90 que ellos llaman bazofia. «Al fin y al cabo porque —reflexiona la protagonista— ella no se viste con ropas de marca ni pasa las vacaciones en los cayos». Tampoco tiene wifi, ni Facebook «como Ernestico y hasta el mismo José Antonio (sus amigos) que lo utilizan a diario… Y también andan desesperados buscando dinero».
Lo esencial que necesitamos y nos falta lo dice, lo censura y añora la protagonista del cuento con verdadero dolor porque las cosas sean de ese modo, pero su reflexión no faltará en su propia voz literaria en este cuento ganador del Premio Cortázar porque, según expresa la autora en la voz de la otra, claramente: «El pobre de John Lennon, imaginaba un mundo donde no existiera el dinero. No sé si lo dijo explícitamente en su famosa canción».
A quien pueda interesar, de Marilyn Bobes, es de los premios contemporáneos de nuestra literatura cuyo título y texto permanecerán vivos, lo cual no ocurre con frecuencia.












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Yoyi dijo:
1
21 de marzo de 2017
10:39:03
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