Fidel Nadal parece que escucha un llamado mesiánico cuando sube a un escenario. Un llamado que quizá provenga de su asimilación de las raíces de la cultura africana, de la libertad del rastafarismo y de los vendavales del rock and roll que no vende su alma al diablo. Todo eso, como ya imaginarán, lo convierten en un frontman aciclonado cada vez que sale a atacar desde la delantera de Todos Tus Muertos (TTM), esa banda-símbolo del rock argentino y latinoamericano que subirá esta noche a las 10:00 p.m. al escenario del centro cultural El Sauce.
Fidel Nadal, cantante de rock y reggae donde los haya, protagonizó este año un suceso histórico para la escena latina. El músico afroargentino, después de separarse de TTM en 1998 para emprender una carrera como solista, regresó a la banda para abrir una nueva etapa con una alineación que ha registrado en sus discos, en su actitud anticorporativa y en su insurgencia varios momentos clave de la historia argentina y latinoamericana.
No es casualidad que me detenga en Nadal. Hijo de un activista por los derechos de la comunidad de origen africano en Argentina, el músico fue una pieza muy relevante en el sonido definitivo de TTM y en la primera etapa de la banda en la que pusieron en circulación ese absoluto clásico que es Dale aborigen (1992) .
Inspirada en el lema punk del Do It Yourself (Hazlo tú mismo), con visibles marcas de The Clash o Sex Pistols, la formación se prodigó con este álbum en su estilo vibrante y corrosivo patentizado en temas como Alerta guerrillas, Hijo nuestro y Mandela, construidos sobre una postura antisistémica y libertaria y un arraigado contenido social y político. O sea punk desde abajo y derecho al mentón de las clases políticas. Si bien ya habían publicado discos anteriores como Todos tus muertos y Nena de Hiroshima, Dale Aborigen fue la consagración de esta escudería que, tras más de 20 años de salir por primera vez a la carretera, mantiene su fidelidad al sonido que ellos mismos crearon.
Fidel Nadal, de 50 años recién cumplidos, estuvo envuelto en cierto aire de misterio cuando dejó la banda. Nacido como Fidel Ernesto Nadal, el vocalista y compositor emprendió tras la ruptura una carrera guiada por la filosofía rastafari con la que proclamó en varias ocasiones sus intenciones de regresar a África, es decir a lo que entendía como sus orígenes. De aquellos tiempos en que volvía a construirse permanecen, entre otros, los discos Trabajo de hormiga, Emocionado e International Love, atravesados por las sonoridades del reggae y llamados a la paz, al conocimiento de la naturaleza y al amor.
Fue una etapa en que Nadal era una especie de mar en calma que esculpía cada detalle de sus discos para que nacieran como obras de orfebrería, aparte de su trabajo con el grupo Lumumba, cuyo nombre fue un homenaje a Patricio Lumumba, líder anticolonialista congolés. Pero este año Nadal sintió que no todo estaba dicho con TTM y se reunió con la banda para volver a compartir voces con Pablo Molina, otro de los integrantes históricos de la alineación con quien mantuvo varios proyectos personales y le abrió la puerta en su momento para que se probara como vocalista de TTM, algo que, dicho sea de paso, Molina logró de forma infalible.
Lógicamente la banda se encuentra en una etapa de madurez (si se puede hablar en estos términos de una escudería que también se ha ido de gira por el lado más salvaje del rock), aunque no ha dejado las señas de identidad que la jalonaran durante sus primeros años. Actualmente TTM es una máquina perfecta de hacer ritmos que expanden el horizonte del rock latino, con esas fórmulas insurgentes que realzan los puntos de contacto entre el reggae, el punk y el ska.
Para comprender mejor los orígenes de esta banda que revolucionó el rock latino y su próximo concierto en la Isla, retomo un breve fragmento de la entrevista que en 2009 realicé a Pablo Molina. «Hace algunos años tuve la oportunidad de viajar desde La Habana a Santiago. En esa expedición vi músicos tocando por todos lados. Estuvimos cerca de tocar en la Isla en el 94, pero al final no se dio. No obstante, estamos seguros que algún día cumpliremos el deseo de tocar en Cuba».
Finalmente los argentinos cumplirán sus planes y los rockers cubanos podrán ver a una alineación que se transforma sobre el escenario en un torbellino de guitarras corrosivas, ritmos envolventes, voces que nos recuerdan que estamos vivos y podemos cambiar el orden establecido en el mundo y canciones en las que están escritas parte fundamental de la historia más reciente de América Latina. En cualquier caso, confirmaremos en lo que será un explosivo cierre del Festival Patria Grande que Todos tus Muertos siguen vivos.
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luis maría dijo:
1
26 de noviembre de 2016
03:12:08
Manuel aveledo dijo:
2
26 de noviembre de 2016
08:32:35
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