
Mucha y muy merecida es su notoriedad. Entre los principales epítetos que se le adjudican está el de ser, si no el más, al menos uno de los más famosos poetas del mundo. Por esta razón el Festival Internacional de Poesía de La Habana (FIPH), que extiende ahora su epílogo hacia el oriente del país, le reservó entre sus acciones una lectura singular a Evgueni Evtushenko, ocasión en la que la capitalina Casa del Alba Cultural lo acogió en compañía de un nutrido público que en más de una oportunidad le regaló el aplauso.
Nominado más de una vez al Premio Nobel de Literatura, el bardo nacido en Siberia, Rusia, en 1933, sabe con creces de esas multitudes que se aglutinan para escucharlo. Con apenas 22 años su lírica amorosa lo situó en una popularidad que creció con las ingentes lecturas realizadas desde entonces en espacios públicos, por lo que no es casual que en dos oportunidades 6 500 personas hayan abarrotado el teatro del Kremlin para ir al encuentro de su poesía.
Lo que ha sido en materia de lectura un ejercicio en la vida de este ser singular —que marca no solo su verbo auténtico sino también su modo peculiar de ataviarse— fue en esta jornada una más de sus expresiones. Evtushenko leyó por más de 90 minutos textos suyos acotados entre uno y otro por esos ramalazos que suele insertar para matizar aún más su ya asombrosa poesía.
Tras la lectura de fragmentos de su libro Dora Franco, escrito en el 2011, “con el permiso de su heroína”, la modelo colombiana que lo acompañara por ese país al que había llegado como parte de una gira poética por América Latina, en su juventud, Evtushenko eligió entre otros poemas La ejecución de Stenka Razin; En el país llamado más o menos; y La llave del comandante, este último dedicado al Che Guevara.
La lectura de La ejecución… permitió al público comprobar los 14 ritmos diferentes que advirtió previo al comienzo. Un canto a la libertad y la evocación de un líder justo que defendió a los campesinos. Asegurando haber tenido la ilusión de haber presenciado los hechos descritos en el canto épico, el poeta interpretó el texto en el que se describe la ejecución pública del héroe. Con notable ímpetu llegó a los versos concluyentes: La cabeza del Zar / temblaba al ver esos ojos diabólicos, / el capitán Vladimir Monomakh comenzó a estremecerse / y cruelmente, / regocijándose de su triunfo, / la cabeza de Stenka / explotó en carcajadas / sobre la cabeza del Zar.
La llave… sirvió para escuchar a este hombre, que asegura ser portador de una poesía “toda una confesión personal puesta en versos”, desde su postura política, la que permite escribir con belleza exquisita acontecimientos como la muerte del Guerrillero Heroico y la desaprobación a convertir en mercancía su imagen sagrada. “No sabemos, señor, no sabemos…” / ¿Dónde está la llave del futuro? / El miedo de no encontrarla, el pánico me agarra. / Pero la llave está en nuestras manos, / estoy seguro. / (…) A la izquierda, / muchachos, / siempre a la izquierda / pero no más a la izquierda / de vuestro corazón.
En el país… se deja ver la mirada crítica y previsora del poeta contra males que corroen los mejores propósitos políticos, como la burocracia, la corrupción y el oportunismo, entre otros vicios humanos que atentan contra la integridad del carácter, todo expresado con una acre ironía. (Me gustaría pararme frente a Dios, así como soy, / no algo así como más o menos. / No estar más o menos feliz / en esta más o menos vida… / En esta más o menos libertad.).
Pero el poeta de las grandes audiencias —cuya obra ha sido traducida a más de 70 lenguas— y que agitó tantos corazones hace más de seis décadas con sus intensos versos de amor, todavía a sus 83 años mucho tiene que decirnos en torno al más universal de los sentimientos.
En presencia de su esposa Masha, leyó —una vez más para ella— y para todos, Te amo más que a la naturaleza, poema con el que abre su libro Manzanas robadas, publicado recientemente por la colección Sur del FIPH (con disponibilidad aún en librerías).
Te amo con imprudencia / como un abismo y no como un pequeño barranco. / Te amo más que todo lo posible, / y también más que lo imposible, leyó. Todos advirtieron ahora esa otra cara del poeta, enamorado y terrenal, que seguía: Te amo más que a mi Patria / porque mi Patria eres tú. Masha, acaso la inspiración; pero la emoción fue compartida, como sabiendo que acabábamos de presenciar en el espectáculo la poesía misma.
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Rey dijo:
1
30 de mayo de 2016
22:30:07
APol dijo:
2
8 de junio de 2016
11:01:53
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