
CIENFUEGOS.—El conjunto tradicional de sones Los Naranjos cumple nueve décadas de fundado este mes de abril. La cultura nacional se enorgullece de contarlo entre sus abanderados.
Aunque cienfuegueros, su grandeza traspasa el terruño. Son de Cuba, del mundo. Tanto sus actuaciones en España, Francia, Canadá, Japón y Colombia como los cinco CD con Ahí Namá/ Bis Music/Eurotropical y los tres fonogramas producidos por la Egrem lo refrendan. Pero, básicamente, lo hace su legado en el arte.
Dicha institución de la música criolla remite a cátedra, historia, credo, autoctonía, acervo, militancia activa en el arte. Concitan admiración y respeto, en virtud de preservar la raigalidad de nuestro patrimonio sonoro, de forma ininterrumpida, desde que aquel 1926 decidieran formarlo, bajo la dirección de Gumersino Soriano Zayas.
Casi un siglo después, el septeto es dirigido por el cantante y trompetista Bartolomé Abreu Thompson (Pelencho), al frente de la agrupación desde el 2005. La integran los cantantes Luis Martínez y Luis Ramos —es proverbial la calidad vocal de Los Naranjos, llegaron a tener cuatro y hasta cinco vocalistas—; Giraldo Pérez, en la guitarra; el tresero Luis Brito; María del Carmen Rodríguez, en el bajo; y el percusionista Feliciano Cárdenas.
Por el grupo han transitado glorias de nuestra música, como el fallecido Felito Molina. En entrevista hecha por este redactor, decía que a Los Naranjos había que cuidarlos, preservarlos. Sabias palabras, en tanto estamos frente a una reliquia, cuyo valor identitario resulta invaluable al día de hoy, cuando suelen esfumarse esencias, trastocarse nociones y diluirse jerarquías.
En su política de protección de la vanguardia artística, la Uneac los ha favorecido mediante las peñas semanales que les instauró en sus jardines, en Cienfuegos. Cada domingo, además, regalan un concierto en el salón Minerva, y el Café Teatro Terry tuvo a bien insertarlos en su programación semanal. Año por año nos representan en Expocuba.
No obstante, Los Naranjos precisan mayor visibilidad. A todos los planos. De forma fundamental, en la antena de recepción del universo juvenil, tristemente divorciado —en buena medida— del tan cubano perfil de su propuesta musical.
No ofendería a ningún joven el repertorio activo de tales artistas, el cual durante una jornada típica está conformado por piezas de María Teresa Vera; Rafael Ortiz (Mañungo); Arsenio Rodríguez; Marcelino Guerra (Rapindey); Felito Molina; Eusebio Delfín, Benny Moré u otras muchísimas maravillas. Más de 200 números imperecederos del cancionero tradicional vertebran la propuesta del nonagenario colectivo.
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paco dijo:
1
13 de abril de 2016
07:20:26
Manuel Garcia dijo:
2
17 de abril de 2019
15:04:25
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