ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Alicia escoltada por su descendencia artística en la gala que le rindió homenaje. Foto: Yander Zamora

Alicia Alonso está entre los "monstruos sagrados" de la danza universal de todos los tiempos. Prima ballerina absoluta, coreógrafa, fundadora y directora general del Ballet Nacional de Cuba, pilar excepcional de la escuela cubana de ballet, una mujer apasionada y vehemente…como muchos de los personajes que interpretó como nadie.

Este 21 de diciembre celebramos sus 95 años de vida con una Gala de su propia compañía que saluda su trayectoria como una de las figuras imprescindibles en la historia de la danza clásica.

Tratar de trazar su órbita artística profesional sería tarea abrumadora. Solo compartir algunos comentarios que la exemia ballerina nos ha hecho a lo largo de más de 30 años de acompañarla desde estas páginas en todas sus “divinas aventuras”, cintando al poeta Eliseo Diego.

“Mi carrera fue fuerte. Mi nombre Alicia Alonso me lo querían cambiar. Cuando llegué a Estados Unidos (en los años 40) no había ballet, era la comedia musical, actué en dos, también había que cantar, y como no sabía suficiente inglés solo hacia la mímica, pero aseguro que fue un éxito fenomenal, luego con el Ballet Caravan (antecedente del actual New York City Ballet) bailé en Billy the Kid, Rodeo y Fiesta de cumpleaños”.

De aquí pasó al American Ballet Theatre de Nueva York. “Cuando entré fue en el cuerpo de baile y rápidamente pasé a corifeo, solista, hasta primera bailarina. Fue así porque yo me lo aprendía todo. Me sabía los papeles de hombre y los de mujer. Cuando decían quien puede hacer…? Ahí estaba yo”.

La disciplina del ballet le llega a la pequeña Alicia Ernestina de la Caridad del Cobre Martínez del Hoyo desde los inicios. “Tenía nueve años y fui a Pro Arte (la Sociedad Pro-Arte Musical de La Habana), donde acababan de abrir una escuela de ballet. Llegué tarde la primera vez y el profesor Nikolai Yavorski me recriminó. Me agarré a la barra y cuando acabé aquella clase, en el Auditórium, le grité a mi mamá: esto es lo que más de gusta en el mundo”.

La prima ballerina assoluta, ya es historia, enfrentó desde muy temprano en su carrera la pérdida de la visión. “¿Qué difícil, verdad? Yo he sido una persona que he hecho los movimientos muy precisos, los he estudiado, he sido muy musical. Pude bailar por eso con la dificultad de la vista. Así bailaba. Me sabía todos los ballets muy bien. Yo sigo viéndolos y practicando en mi mente. Los deseos de bailar no se me quitan. Ahora todo lo que se, lo que he aprendido se lo enseñó a los jóvenes de la compañía, para que su carrera sea más rápida. Vivo cada vez que entrego”.

Como alumna, Alicia debutó en 1931 en el Gran vals de La bella durmiente del bosque. Más de 60 años después de una espléndida carrera llegaría la última función. “Fue en Italia (en 1995, en el Teatro Massini de la ciudad de Faenza). Bailé Farfalla (su propia coreografía). No quería hacer una despedida dramática o doliente, que el público supiera que era la última vez. Pensaba que era cruel para ambos. Cuando terminé de bailar dije, no bailo más. Nadie lo sabía. ¿Qué mejor que Farfalla, esa mariposa que se va?”.

Pero la grandeza de la Alonso se aprecia aún cada noche en escena…como coreógrafa. Ante todo sus versiones de los grandes clásicos, La bella durmiente, Coppelia, Don Quijote, Cascanueces, Grand pas de quatre, El Lago de los cisnes y el mítico Giselle, rol del cual ella se enseñoreó e hizo decir a Maurice Bejart, “Giselle eres tu”.

Están también sus obras, entre otras, Umbral, Pretextos, En las sombras de un vals, Shakespeare y sus máscaras, Desnuda luz de amor, Preciosa y el aire y Lucía Jerez .

Alicia Alonso maestra de generaciones es el título de la Gala que con dirección artística y montaje coreográfico del maestro Alberto Méndez ofreció á el Ballet Nacional de Cuba a su directora general en su 95 cumpleaños.

Méndez, quien hizo para Alicia piezas como La diva, María Callas in memoriam, La viuda alegre, Poema de amor y el mar (con Rudolph Noureyev y la soprano Victoria de los Ángeles), Nos veremos ayer noche Margarita, Ad libitum (encuentro con Antonio Gades) y Lucrecia Borgia, seleccionó momentos culminantes en la carrera de la assoluta y la compañía asumió esas piezas en noche perfecta en la sala Avellaneda del Teatro Nacional.

Escenas de Giselle, El lago de los cisnes (blanco y negro), Coppelia, La fille mal gardée, La bella durmiente, y Carmen, y una suerte de pasarela de otros personajes claves de la Alonso (Madame Taglioni, Lizzie Borden, Dido, Yocasta, La Molinera, Farfalla, Margarita Gautier, La Peri, Lucrecia Borgia, Cleopatra, Anna de Glavarys) fueron enlazadas espléndidamente por Méndez y bailadas con pasión y estilo intachable por la compañía

Sería el pandemónium cuando al final de la Gala, Alicia Alonso, leyenda viva del ballet universal, salió a escena. Una prolongada ovación para decirle, de cierta manera, gracias Alicia por tanto arte compartido.

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