ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
El próximo miércoles 22 de abril a las tres de la tarde, tendrá lugar en la Casa de las Américas el Homenaje de la América Latina y el Caribe a Eduardo Galeano. Foto: Yander Zamora

Un adiós que no es verdad nos dejó ayer el es­critor uruguayo Eduardo Galeano (Monte­video, 1940). La muerte, como consecuencia de un cáncer de pulmón, ha puesto fin a la existencia física de uno de los grandes de las letras del continente, a los 74 años de edad.

Tras los históricos sucesos de la VII Cumbre de las Américas, donde se alzó a una voz la palabra justa de sus pueblos, parte hacia lo inexorable el inolvidable periodista, ensayista y narrador, de­jando enlutada a una región a la que supo tomarle con tino el pulso y desde ese amantísimo gesto escuchar sus más profundos latidos.

Entre los intelectuales imprescindibles contemporáneos se alza valientemente su nombre que firmó, hace más de cuatro décadas, obras de obligada consulta en materia de justicia social y de denuncia de los flagelos de un mundo patas arriba, como Las Venas abiertas de América La­tina, escrita a finales de 1970 y con razonamientos y enfoques de raigal vigencia en nuestros días.

No olvidemos que fue esta la obra que seleccionó el eterno comandante Hugo Chávez para ofrecerle al presidente de Estados Unidos Ba­rack Obama un material actualizado sobre la vie­ja historia del continente americano.

Fueron su pluma y su pensamiento látigos que no cejaron en el empeño de enjuiciar flagelos de un mundo que se le antojó “al revés”, a juzgar por la sarta de acontecimientos irregulares que no po­dían ni podrán armonizar nunca con el planeta so­ñado del que tan lejos se halla hoy la humanidad.

A Galeano no se le escaparon ni los grandes héroes ni los menos conocidos —héroes también a los que llamó los nadie—. Por sus libros desfilan en igualdad de condiciones los pueblos originarios con sus protagonistas individuales y colectivos; los niños que han perdido su inocencia en plena edad infantil a causa de gobiernos inescrupulosos y parricidas; los explotados que solo poseen la esperanza; las mujeres marginadas; los pobres ricos y los ricos pobres, los perdedores de la historia… y junto con ellos apuntó firme hacia males sociales como la violencia, la incomunicación, el terror, el miedo, el consumismo, la carrera armamentista, la impunidad, el delito, el narcotráfico, el hambre y la guerra.

Merecedor en varias ocasiones del Premio Ca­sa de las Américas, los cubanos lo tuvimos entre nosotros en enero del 2012 para inaugurar en la institución el prestigioso concurso. Allí lo escuchamos decir que fue precisamente ese recinto la Casa que más nos ha ayudado a descubrir Amé­rica y las muchas Américas del continente, y calificó en esa ocasión a la Revolución Cubana co­mo un ejemplo de dignidad nacional.

Fue propicia esa oportunidad para verlo en la sala Che Guevara presentar su libro Espejos, una historia casi universal, un texto que recoge en unas 400 páginas, y con ese asombroso poder de síntesis que caracterizan sus escritos, la historia de la civilización desde sus orígenes hasta nuestros días.

¿Quién que lo haya conocido personalmente o escuchado su palabra vehemente y directa, po­drá olvidarlo? ¿Quién que se acerque a uno de sus textos se atreverá a negar la complicidad que se produce entre su mensaje y el lector? ¿Quién se asomará a sus anécdotas, cuentos, juicios… y con­seguirá acallar el acto de justicia a que nos convoca?

A Galeano volveremos una y otra vez, buscando en el revoltijo de la belleza artística y la palabra precisa  las verdades insólitas pero omnipresentes que pueden verse en el mundo hostil de hoy con solo asomarnos a la ventana.

Las respuestas que escribió a tantos desaciertos políticos y sociales han salido de sus páginas y desandan nuestra América tomadas de las ma­nos para que nadie las pueda ignorar. Un tiempo eterno aguarda a este latinoamericano esencial que supo contarnos de nosotros mismos lo que no sabíamos y escribiendo abrazos nos dejó su obra que es, con mucho, su sobrevida.

COMENTAR
  • Mostrar respeto a los criterios en sus comentarios.

  • No ofender, ni usar frases vulgares y/o palabras obscenas.

  • Nos reservaremos el derecho de moderar aquellos comentarios que no cumplan con las reglas de uso.

Wilfredo dijo:

1

14 de abril de 2015

06:27:42


Perdida sensible para américa y el mundo! Escritor, pensador incansable. Sus obras quedaran para toda la vida. Que en paz descanse.

XLRG dijo:

2

14 de abril de 2015

07:28:36


Por suerte no todos los días se dan coincidencias tristes como la de ayer, Eduardo Galeano y Günter Grass SIGUEN SIENDO dos grandes de la literatura, no latinoamericana y europea sino universal.

Manuel López Oliva dijo:

3

14 de abril de 2015

07:36:08


Cambiar el anterior comentario que envié por este de abajo rectificado,pues tenñia errores de escritura sin pensarla casi. Y GRACIAS. Pues sí, amiga MADELEINE, Galeano es, seguirá siendo (porque el hombre verdadero es el valor y la permanencia de su obra, en cualquier aspecto de la existencia, incluso en la familia) uno de esos escritores que dejan huellas a seguir en la generación que le es genéticamente contemporánea y en las posteriores. La obra que refieres y las demás, incluso sus relatos y artículos breves (aunque de intensa profundidad) que aparecían en la revista Casa, constituyeron textos aleccionadores no sólo por lo que ahí se decía, sino también por la forma bien dispuesta y la riqueza del habla literaria que los expresaba. E. G escribía huyéndole al texto chato y repetidor de esquemas o frases demasiado conocidas. Su modo de usar la imagen, la metáfora, la invención de la idea que calara por la emoción(además de por la razón) y la fábula, fue -sin dudas- de una operatividad y eficacia para el ensayo y su peculiar periodismo. ¡Hasta de historia, costumbres y política se puede y se debe decir con sensibilidad, con CULTURA integral, con sabiduría y con ese don de la pupila y el oído atentos que penetran en la urdimbre de la realidad, en los temas asumidos, en la gente toda, para captar lo interesante, lo sustancial y lo necesario!. De ahí que esté vivo para Nuestra América, como el hombre de certezas, compromisos, ensoñaciones, preocupaciones, profundidades y análisis humanistas que realmente es y será para todos los que lo hemos conocido en vida y en textos. Hace unos días mi joven Asistent(A) Profesional, la historiadora de Arte Deney Terry, me solicitaba su libro "Las Venas abiertas de América Latina", para una amiga de su generación que quería leerlo. Y eso me agradó, y me mostró de modo claro una verdad: el periodismo, la ensayística, la poesía, la narrativa y el arte todo construidos con conciencia y buen hacer no pertenecen a ninguna generación en específico, son para el tiempo total de lo humano y no pueden ser fabricados en esas fórmulas excluyentes e incultas que algunos usan para separar "lo contemporáneo" de lo hecho por gentes de edad madura o en otras épocas, como si aquél fuera lo único que vale para los jóvenes y medio-jóvenes de hoy. Galeano evidencia que lo que vale y es genuino es, más bien, "sin-temporáneo". Por ello su quedarse en el imaginario y la historia del idioma español y en nuestros recuerdos activos.

pjmelián dijo:

4

14 de abril de 2015

11:43:52


Triste, muy triste esta pérdida física. Intelectualmente, siempre permanecerán vivas sus ideas y observaciones socio-político-económicas y espirituales. Hoy es inmenso. Gigante en el futuro. pjmelián