ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Ian Padrón obtuvo el premio Lucas por el mejor video del año. Foto: Yander Zamora

Digámoslo por lo claro. La televisión cubana requiere de los servicios de creadores que le inyecten mayor dosis de riesgo y originalidad a sus programas para que los televidentes no colapsen ante el tedio, la repetición anunciada como novedad y los lugares comunes, y no les quede más remedio que aventurarse a buscar las alternativas en propuestas foráneas. Si bien no se trata de limitar el consumo de  materiales extranjeros con probada calidad, es­­te medio debe encontrar el camino para que nuestros guionistas y di­rectores con una mirada fresca y renovadora se animen a escribir para sus espacios y los doten de las nuevas formas de entender los conceptos del audiovisual contemporáneo.

Es cierto, por otro lado, que cuando un creador con talento, inteligencia y ganas de hacer tiene luz verde para poner a correr sus ideas sin encontrar a su paso  temores a aprobar el  experimento con nuevas fórmulas (o para decirlo con todas sus letras, temores al cambio), puede entregar propuestas que incrementen la calidad de la televisión y mo­delen el sentido común de los cubanos a partir de patrones culturales propios.

Dicho esto, coloquemos la atención en uno de los programas más polémicos de la televisión cubana en los últimos tiempos. Hablamos del proyecto Lucas, el cual encendió los motores hace 17 años con una estética muy arriesgada y una propuesta bastante singular y novedosa entre nosotros. El espacio, dirigido desde siempre por el realizador Orlando Cruzata, vino a visibilizar el universo del video clip cubano y estimuló el interés de los realizadores por darse a conocer y alcanzar, con su trabajo,  el casi siempre de-seado reconocimiento social. En principio el número de los clips presentados era muy poco y reflejaban las tendencias más alternativas de la música cubana. Con el tiempo  el panorama cambió y Lucas comenzó a dejar su sello más alternativo para convertirse en una enorme vi­trina para la exposición de todas las tendencias del clip cubano. Y eso, lógicamente, trajo consecuencias. Por un lado, algunos le reprochan, precisamente, la pérdida de su identidad original, otros juzgan, sin mu­cho conocimiento de causa, la for­ma de seleccionar los videos nominados, entre ellos el más po­pular del año, una decisión que descansa totalmente en las manos del público y que quizá el equipo de Lucas deba sentarse a valorar la pertinencia o no de dicho lauro.

Lo innegable es que el proyecto, a pesar de los años, sigue despertando el interés de los realizadores por participar y alcanzar algún que otro premio con el rostro de un muñeco medio freak, y no ha dejado de mo­ver la atención de los espectadores hacia un programa con un sello verdaderamente cubano, aunque sus galas registren puntos en común con los grandes eventos de la industria del espectáculo.

Pero por eso no es necesario romperse en pedazos la cabeza contra la pared ni comenzar a ver fantasmas y pensar que dichas semejanzas abren la puerta a una colonización feroz. Acaso debemos ir a la causa de las cosas y preguntarnos por las razones profundas que hacen posible que miles de jóvenes dejen a un lado otras formas de estremecimiento mayores e idolatren a algunos cantantes de reguetón o pop de manual, cuya única manera de afirmarse en el mundo es defendiendo en escena la moda uniforme de las ropas de marca y las frases gastadas y repetitivas de sus canciones. Aunque, la verdad sea dicha, algunos de esos temas no hay cómo defenderlos y aquí re­cuer­do el estribillo de una canción algo popular entre una franja de adolescentes, cuya mayoría de edad quizá no sobrepase los 16 años, de un grupo  que asegura querer vivir la vida loca al estilo de Europa, algo que de seguro no comprenderían muy bien ni los propios europeos.

Pero volvamos al programa Lu­cas, especialmente a la gala en el Karl Marx donde entregó el pasado sábado los premios a su edición de este año. Y comencemos por el fi­nal. O, mejor dicho, por las palabras pronunciadas al final por el realizador Ian Padrón tras alcanzar el ga­lardón por el mejor video del año con el clip de la canción Se bota a matar de Buena Fe, en el que intervinieron las talentosas y, dicho sea de paso, hermosas bailarinas del gru­­po Havana Queens. Ian, tras expli­car, por si había alguien confundido por ahí, que este espacio existe para ponderar la obra de los realizadores, destacó algo así como la necesidad de que los músicos tu-vieran también un festival que los motive tanto como motiva este premio a los profesionales del video clip. Compartamos o no su opinión, que para eso existe la diversidad de criterios, no le falta razón en eso de que los realizadores, como ya dijimos un par de líneas arriba, se sienten notablemente impulsados a par­­ticipar en este proyecto, aunque al­gunos no lleguen a ser nominados ni se lleven a casa un trajeado mu­ñeco de barro.

Viéndolo bien, el jurado no la tu­vo fácil al seleccionar al video del año. La pelea estuvo reñida y el vencedor podía estar en cualquier es­quina. Los videos en liza estaban muy bien logrados y su resultado final resumía todas las cualidades para llevarse el ansiado galardón. Entre ellos tambien sobresalían dos materiales de excelente factura que recrearon temas interpretados por Ivette Cepeda y Sexto Sentido. Se trata, en ese orden, de Alcé mi voz, de Alejandro Pérez, y Brujas, de Joseph Ross, un joven director que en­tró por la puerta grande al mundo del clip cubano y a quien, disculpen el lugar común, no se le debe perder ni pies ni pisada.

Como van las cosas no sorprende que esta edición llegara acompañada de polémicas, cuestionamientos, decisiones discutibles por parte del ICRT que eliminaron la posibilidad de que algunos videos fueran valorados por el jurado, pero mírese por donde se mire, no creo que Lucas necesite de un balón de oxígeno pa­ra respirar pese a su ya larga existencia.

De lo que no cabe duda es que este proyecto, aunque para ello deba corregir algunos criterios en su diseño, como la selección del propio premio de la popularidad, necesita se­guir con vida para continuar al­ber­gando, entiéndase bien, lo que más vale y brilla del video clip cubano.

COMENTAR
  • Mostrar respeto a los criterios en sus comentarios.

  • No ofender, ni usar frases vulgares y/o palabras obscenas.

  • Nos reservaremos el derecho de moderar aquellos comentarios que no cumplan con las reglas de uso.

neday dijo:

21

5 de diciembre de 2014

13:01:19


Tuve la dicha de asistir a la gala de premiación de los premios Lucas, considero fue genial, pues es uno de los eventos más cubanos que disfrutamos de la cultura Cubana, me emocioné mucho en varios momentos de la gala y disfrute más los premios obtenidos por buena fe pues me considero una fiel admiradora de su trabajo y más que eso, los amo. Solo considero hubo un solo momento triste, decepcionante y difícil de tolerar. ¿Cómo en un momento solemne en la gala, diría yo el más solemne o el único, donde se estaba homenajeando el trabajo y la memoria de uno de los más grande de la música cubana y que por desgracia ya no se encuentra entre nosotros, no se respetó? Lamento recordar la frase con la que fue interrumpido ese momento “Bueno ya ya…” Fue una pena.

raymel dijo:

22

5 de enero de 2015

12:06:04


Si queremos que la música cubana tenga el lugar que se merece en el mundo debemos primero que todo prohibir que salga en nuestros propios medios de difución una mala vestimenta que algunos llaman moda, que se sobreponga la comercialidad por delante de el verdadero objetivo que enrealidad tiene la música. Con esto quiero llegar a que estoy muyyyy en desacuerdo que el premio de la popularidad se lo hallan dado a "los angeles" por encima del video clip bailando el cual causo conmosion en Cuba y en el mundo; mientras que los angeles solo son figuras que por su fisico se creen superiores cuando en realidad no son más que promotores del mal vestir y la homosexualidad, además el video que supuestamente fuen el más popular es una copia au video de Wisin el artista puertoriqueño. Gracias granma por dejarme expresar, es solo el criterio de alguien que quiere mejorar la música cubana y darle el lugar que se merece en el mundo. GRACIAS LUCAS