ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Del profesor Carlos Camero, un lírico trabajo en acrílico/lienzo donde desborda, además, la técnica. Foto: Toni Piñera

La danza, como ninguna otra arte, respira en su propio seno con las demás. Música, teatro, literatura y artes plásticas se involucran siempre como en un todo amalgamado en el tiempo. Pero, más allá del baile, se pone nuevamente de manifiesto la relación nutricia entre el arte danzario y la plástica, un fenómeno abarcador de dos expresiones de la cultura: la plasticidad del baile y la forma de su espacio sustentante, algo que ocurre en nuestro escenario cubano desde lejanos tiempos.

Existe, desde el comienzo, una historia común porque la plástica es indisoluble de la danza y el ballet, es su “ropaje y su mundo”.  Pero están tam­bién los artistas (pintores, dibujantes, escultores, fotógrafos, grabadores) que la han hecho fibra de sus creaciones en algún instante de su historia. Por eso, en ocasión del 24 Festival Internacional de Ballet de La Habana, se abren, mucho antes que las cortinas de la escena, las de varias exposiciones. Precisamente la muestra Jirones de Danza, inició las actividades colaterales de esta importante cita del ballet, donde se reúnen alrededor de 50 obras de profesores y alumnos de la Academia San Alejandro, quienes ofrecen sus maneras de estremecerse ante ese prodigio del movimiento transformado en arte.

Sandra Fuentes, directora del centro docente al dejar inaugurada la exposición expresó que con ella se abre aquí un espacio a la antigua manifestación, como temática creacional, ya que no resulta muy desarrollada en la obra de los artistas plásticos, a pesar de que Cuba tiene una tradición danzaria, no solo en lo popular, si no en lo clásico, a partir de la fundación de nuestra compañía por Alicia, Fernando y Alberto Alonso en 1948. Ello marcó una historia que no cesa, como estos trabajos que hoy mostramos como una manera de acercarnos más a la danza.

La inspiración, cual musa escurridiza, se escapa por muchas aristas de la imaginación, e inunda dos inmensas salas, y la vista se sorprende con ese talento nato que yace escondido en lo más recóndito de los seres humanos y que una pe­queña chispa (la danza) hace brotar fértilmente. Grabados, pinturas, dibujos, esculturas, environments, objetos, fotografías… pasean por la muestra que resulta un campo mágico donde los artistas dejan constancia de su inspiración. Obras donde proponen conceptos novedosos, amplían la visión creativa, desbordan fronteras imaginativas, y demuestran que el arte es un sendero muy amplio por el que se puede transitar con originalidad, a pesar de todo lo realizado en el tiempo.

Entre tanta imaginación que cobra vida, el visitante podrá reconocer y recordar instantes del ballet y sus obras, que de forma personal se transforman en las juveniles manos, o los matices líricos que alientan otras, donde el talento y la precisión bordan los límites entre realidad e irrealidad.

Hay quienes se inspiran en las bailarinas (Ali­cia está presente como ícono y Maestra en muchas piezas), y se le rinde homenaje en una obra por su titánica faena de bailar Con los ojos del alma; las zapatillas de puntas alcanzan disímiles formas en la imaginación de los artistas porque son el instrumento que las hace “volar”, de ahí toman presupuestos para trabajarlas: dos, unidas por los calcañales forman un arco que es puente de amor; y esas otras zapatillas con piel de plumas, son cisnes que quieren escaparse de su jaula (cuerpo) para volar.

Los más conocedores rescatan elementos de obras clásicas y lo plasman en el lienzo o en sus objetos de manera muy original, y la línea suelta, caprichosa y enérgica del trazo de otros, busca por la realidad circundante y compara las piernas de los bailarines con un tornado que gira hasta el infinito. Algunos traducen a la cartulina o el lienzo sus propias experiencias, como esa alumna que dibujó una niña descalza y debajo colgó unas zapatillas. Es Alicia de pequeña, o ella misma que también incursionó en el ballet y trae aquí su recuerdo, aunque ahora como estudiante de artes plásticas lo dibuje para no olvidar. O quien transforma una saya batiendo el aire en una flor, o aquel que viste su dibujo de Carmen con metales para demostrar la fuerza y la pasión, y hasta quien ve el ballet en un ¡compás que adquiere la fisonomía de los danzantes en puntas!

El paisaje de un lago se transforma en el prólogo del ballet homónimo; unos trazos mágicos en un jabón dibujan el movimiento; metales de formas caprichosas esculpen una bailarina ideal; y no falta tampoco la destreza técnica en esos trazos que semejan libélulas y bailarinas, o la sátira de cubanía en otras. En fotografía hay alguna que otra joya. Hay mucho más.

Todos y cada uno, reverencian un arte mayor que en la Isla caribeña es parte intrínseca de la vida de un pueblo, que ahora en días de Festival cruza por la casi bicentenaria Academia con esos aires renovados que siempre ha exhalado en sus casi 200 años de existencia mirando al futuro.

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Giselle dijo:

1

22 de octubre de 2014

10:06:16


Felicidades Tony, excelente crítica y más aun por detenerte a valorar las cualidades y el talento del arte joven de San Alejandro. Felicidades a Tatu, estudiante de 2do año y autor de "Con los ojos del alma", por el talento, la técnica y la profunda sensibilidad que brota de esta obra dedicada a nuestra siempre Alicia. Felicidades a todos en general por esta iniciativa y bella exposición .