
Fue exactamente un día como hoy (7 de octubre de 2004) cuando Consuelo Vidal Regal —o mejor dicho— Consuelito, la de todos los cubanos, con sus grandes ojos vivos y su voz musical desapareció físicamente. En aquella ocasión, las páginas de este diario sentenciaban que la actriz y animadora “hizo época con su manera de conducirse en la pequeña pantalla, espontánea, dicharachera, aguda y perspicaz, sobre todo en los largos años en que compartió faenas con Cepero Brito en Detrás de la fachada (…) con su muerte se cierra un capítulo de la animación en Cuba”. Y así fue.
Conocida como la diva de la animación en Cuba, Consuelito legó una impronta perenne en la televisión, la radio, el teatro y el cine cubanos. El trabajo de la popular actriz, una de las más recordadas por el pueblo, aun es referencia inmediata si en cualquier lugar se mencionan programas como Detrás de la fachada, el serial Julito el pescador o las entrañables películas Reina y Rey, y Los pájaros tirándole a la escopeta.
Nacida en La Habana, el 4 de diciembre de 1930, Vidal hilvanó una sólida carrera artística durante más de 50 años. Su belleza, en todo sentido, carisma y talento marcaron pautas en la producción radial, teatral y audiovisual, dentro y fuera de Cuba. Desde principios de los años 50 del pasado siglo, ya participaba en el popular programa radial La Tremenda Corte. De esa época, igualmente, son recordadas sus actuaciones en las radionovelas Tierra Brava y Entre monte y cielo, ambas de Dora Alonso.
Luego vendría la televisión con la conducción en el mencionado humorístico que durante muchos años la mantuvo en el mayor nivel de popularidad; sus roles en dramatizados, en el serial En silencio ha tenido que ser; en musicales televisivos; y en los programas infantiles Amigo y sus amiguitos, Tía Tata cuenta cuentos. Incluso su voz nos queda en canciones infantiles y en distintos personajes de animados.
Su incursión en el cine, también, le mereció varios galardones en festivales de Colombia, Francia y en publicaciones especializadas.
Sin embargo, el mayor premio que siempre tuvo la actriz fue el reconocimiento de su pueblo, que aun después de tantos años continúa evocando la frase que ella misma popularizó: “Hay que tener fe que todo llega”.
La prolífera vida de Consuelito Vidal es imposible de abreviar en unas líneas, pero su legado, personalidad, oficio y ese inolvidable sentido de la cubanía bien se pueden resumir en las palabras que hace diez años rubricó este periódico: Todo lo hizo bien: animar, actuar, comedia, tragedia, doblaje, canción infantil, radio, cine, televisión, teatro. Consuelo era sentimiento, energía, carácter, determinación. ¿Olvidaremos alguna vez a aquella Flaca del último capítulo de Julito el pescador o a aquella mujer madura enamorada del padre de la novia de su hijo en Los pájaros tirándole a la escopeta?”… pues no, Consuelito es inolvidable.
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heri dijo:
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7 de octubre de 2014
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David dijo:
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Edilberto Garcia dijo:
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luis alberto hernandez cabrera dijo:
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