
Precedidos nada más y nada menos que por Umberto Eco y los corintos, los cinco cuentos que conforman El secreto demonio de los ángeles (Letras Cubanas, 2013), de Frank Padrón, vienen a desafiar algunas conciencias creadas bajo los mitos del prejuicio sexual.
Con una estructura inteligente que intercala cartas dirigidas a una misma persona (la doctora Elisa de los Ángeles), pero escritas por quienes aparecerán como personajes de los próximos relatos, el libro se presenta semejante a una secuencia de cuestiones planteadas desde el Eros o la violencia amorosa; las respuestas a estos, dadas por esa doctora, generan nuevas interrogantes en el lector.
Hacia el final, una carta de Elisa concluirá la sentencia sabia de que el goce, en cualquiera de sus variables, es siempre preferible a la ausencia del mismo. Pero no nos adelantemos, no sea que algunos aún no hayan leído el libro.
Lot, Sodoma y los ángeles, el primer cuento, puede considerarse una versión bíblica de un presupuesto universal, que centra la atención en las conversaciones sostenidas por dos de esos seres alados sobre las edades del sexo y sobre la belleza y su poder.
Algo parecido en cuanto a intención escritural ocurre en De-camarón, donde el autor reinventa ese clásico de Bocaccio (El Decamerón) con un grupo que estimula, desde las narraciones, los distintos sistemas de intercambios carnales. La intertextualidad encierra aquí, además, un homenaje a la oralidad en el contar, a la propia literatura que puede hallarse hasta en los llamados “cuentos de relajo”.
¿Cuánto me das, marinero?, título tomado irónicamente de una canción infantil, establece la negación de comerciar las pasiones, de establecer pagos por algo que debe ser dado en gratuidad.
A través de ti (mujer en gerundio) por su parte, es un cuento de marcada intencionalidad reflexiva, en la que un hombre devenido transexual termina en roces con el sexo (ya no) opuesto, abriendo así un debate sobre la (homo)sexualidad per se.
Cerrando, El sexo de los ángeles trae un tema de reminiscencias y actualidad, y entre otras, abre un par de interrogantes polémicas: ¿es perfecto compartir el deseo con una pareja?, el 3, además de pitagórico, ¿es o puede ser símbolo de unidad?
En su cuarta experiencia como narrador (Eros-iones, Las celadas de Narciso…), Frank Padrón alcanza con El secreto demonio… un catálogo de sumas en las que aprovecha todo un arsenal de vibrantes situaciones e intenciones, a las que cada lector hallará sin dudas, modos diversos de entendimiento y preferencias, pero lo que sí queda claro es que no dejará indiferente a nadie, porque en definitiva todos queremos saber siempre más sobre sexo.
COMENTAR
Carlos Polo "Carlitos" Jesus. dijo:
1
25 de julio de 2014
15:29:02
Responder comentario