Leonor Núñez jamás tuvo dudas. Ni siquiera cuando el turco Riza Kayaalp subió al colchón, en lo que sería una final adelantada y empezaron a revolotear los fantasmas de las dos victorias frente a su hijo en campeonatos mundiales.
Por eso, mientras Mijaín López se aprestaba a defender su título olímpico en Tokio 2020, ella empezó a hacer espacio en la pared de la sala, para colgar su cuarta presea dorada.
«Mijaín es de los que promete que va a hacer, y hace. Eso lo sabe el mundo entero», asegura, llena orgullo, la mujer que ha respaldado la carrera del gigante de Herradura, desde hace casi 30 años, cuando empezó a enamorarse de la lucha grecorromana.
Cuenta que tras su tercera corona en olimpiadas, hubo quienes le sugirieron el retiro, argumentando que ya tenía cierta edad, que sería muy difícil mantener la forma durante otros cuatro años, que para entonces no podría con el turco.
«Pero él no quería y yo lo apoyé. Cuando me comentó que le gustaría buscar su cuarta medalla, le respondí que lo hiciera, que el cochón es el que dice la última palabra».
En vez de cuatro años, fueron cinco, a causa de la COVID-19. «La pandemia lo retrasó un año más. No obstante, él lleva más de dos décadas en esos trajines y se cuida mucho para mantenerse así».
Precisamente, las medidas sanitarias impuestas por la compleja situación epidemiológica, hicieron que en la casa familiar de Mijaín, las cosas fueran un tanto distintas durante estos juegos.
«Si no llega a ser por la COVID-19, esto se habría llenado de mala manera para ver sus combates», asegura la madre.
Aun así, los parientes más cercanos volvieron a reunirse ante el televisor, para seguir durante dos días la fantástica actuación del ídolo pinareño.
Tras completar la hazaña, el campeón los llamó desde Tokio para compartirles su alegría. «Fue una conversación rápida y hasta me dio risa, porque me comentó que se iba a quedar tres años más, para buscar su quinta medalla, y cuando otros competidores lo escucharon, dijeron que entones eran ellos los que se retirarían».
Sin embargo, asegura que fue apenas una broma, y que la decisión de poner punto final a su carrera o continuar, hay que meditarla bien. «Él ya ha hecho historia, y quizás llegó el momento de darle paso a otros atletas».
Sobre esta nueva actuación del genial luchador, no oculta la emoción. «Me da alegría todo lo que hace. Pienso que en parte, es gracias a la crianza que le dimos. A los hijos hay que enseñarles la historia, lo que representa nuestra bandera».
Por eso, asegura que Mijaín jamás ha olvidado su origen y aunque hace años que no vive en Herradura, todas sus medallas cuelgan en una pared de la casa familiar, en esta tierra que lo vio nacer, donde Leonor ya ha hecho espacio para colocar su cuarta presea de oro en olimpiadas, junto a las otras tres que ya había conquistado, sus cinco cinturones mundiales, las cinco panamericanas y la centroamericana.
Sin dudas, un título que lo convierte en leyenda y que ella nunca dudó que lograría.
«Yo sabía de su preparación y le había dicho que no se preocupara, que el pueblo entero confiaba en él. Hasta el presidente lo había dicho.
«Además, era el abanderado de nuestra delegación y cuando él sale con la bandera, siempre vuelve con medalla».
miguel garcia dijo:
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2 de agosto de 2021
19:14:24
felicidades al pueblo cubano; yo soy mexicano y no dejo de admirar al gran pueblo cubano quien a pesar de lo que todo mundo sabe sigue destacando en el deporte