TOKIO.- Rosmery Almanza cumplió con su objetivo de pasar a las semifinales de los 800 metros en la jornada de estreno del atletismo en estos XXXII Juegos Olímpicos, haciendo «una carrera como me orientó mi entrenador, con el ritmo que me sintiera más cómoda».

Así lo hizo y entendió que la mejor manera era liderar la carrera para ser ella la que dictara la propuesta de cómo se iba a correr, de ahí que, como ya se ha hecho habitual, tomará la punta de su serie eliminatoria y no la soltará hasta pasar primera sobre la meta.
Momentos después de su desempeño compartió con la prensa cubana «que se siente en excelente forma, como nunca antes», precisó, y a la pegunta del maleficio que la ha perseguido de no entrar en las finales de los principales eventos, respondió que «este no será lo mismo».
Argumentó que «este ha sido un año muy difícil para mí, y para todas mis contrarias, sin embargo, estoy muy feliz porque pude mejorar mi marca personal, lo cual logré en dos ocasiones durante la temporada», acotó.
La camagüeyana llegó a esta ciudad con crono de 1:56.28, marca que de repetirla aquí la situaría no solo entre las finalista, sino como una de las aspirantes al podio, en una lid donde ese registro, sin ser una garantía total de éxito, es para respetar.
A Almanza se le vio bien en las elimnatorias, fase con constó con seis series y 45 corredoras, de las que solo una, la jamaicana Natolya Goule (1:59.83) fue la que corrió por debajo de dos minutos.

La que sí ya está en finales es Liadagmis Povea, en el triple salto, al clavar los pinchos en los 14,50 metros, en su único intento, pues rebasó la marca exigida en diez centímetros. La disputa de las preseas será mañana, con la venezolana Yuilmar Rojas como gran favorita.
En el salto de altura masculino, Luis Enrique Zayas tuvo una jornada para el olvido, al no poder con un indicador de poca monta, dos metros y 21 centímetros, por lo que se quedó en esa primera fase sin poder avanzar junto a los 14 que pasaron la varilla a 2,27. «Fue un día pésimo, no controlé la carrera de impulso. No es culpa de nadie, solo mía», reconoció el campeón panamericano de Lima-2019, quien tiene su cota en 2,33 metros.
«Estoy físicamente bien preparado, pero cambié la carrera a nueve pasos, pues ya con siete no me estaba dando resultados para hacer buenos saltos, pero esta vez no supe sincronizarla», explicó.
