Maylin del Toro en el Budokan ¿Como los Beatles?

Autor: Oscar Sánchez Serra, enviado especial 26 de julio de 2021 04:07:06


Maylín del Toro (63 kg) es la representante cubana de esa división en Tokio.

TOKIO.—Cuatro años, que en este ciclo fueron cinco, se esfumaron en solo dos minutos y 18 segundos, así es el deporte. Le tocó al matancero Magdiel Estrada salir por la puerta estrecha del mítico santuario del Nippon Budokan, al ceder ante una exquisita técnica de pierna del campeón europeo de los 73 kilogramos de 2020, el moldavo Victor Sterpu, en el estreno de los judocas cubanos en estos Juegos Olímpicos.

Para el judo, arte marcial devenido en deporte y estrenado en los Juegos Olímpicos en ese escenario, en 1964, año en que se construyó para acoger aquella cita bajo los cinco aros, emplear la fuerza del contrario es vital. Eso estuvo intentando hacer Estrada, ante su más avezado y avalado rival, pero…

«No pude materializar lo que tácticamente habíamos concebido mi entrenador y yo. Se me adelantó con el ko soto. Yo lo estaba esperando con eso mismo para hacerlo o uchi gari (también movimiento de pierna) que es mi fuerte y se me anticipó», le dijo a la prensa cubana un Magdiel Estrada visiblemente compungido y en deuda consigo mismo.

Argumentó que pensó que metiéndose detrás de la figura del adversario podía tener éxito en su objetivo, «pero me dominó el agarre por fuera y ahí sacó ventaja para poder realizar su proyección», explicó.

¿Qué pasará ahora, ¿cómo ves el futuro…?

—Estos son mis segundos Juegos Olímpicos y creía que podía salir mejor, pero la verdad es que ahora no tengo cabeza para pensar nada»,

Sin embargo, inconforme como estaba después de abrir la actuación de la escuadra cubana de judo, él mismo se encargó de aclarar que «esperen buenos resultados del resto de mis compañeros y compañeras, sé que van a salir a comerse el tatami», dijo, y pidió apoyo para ellos y para ellas.

En la madrugada de este martes, Cuba podrá ver a la santiaguera Maylin del Toro enfrentando en su primer combate a la siria Muna Dahouk, enfundada en la bandera del equipo de refugiados. Debe pasar ese examen inicial para medirse a la ganadora del pleito entre la venezolana Anriquelis Barrios y la rusa Daria Davydova, también a la sombra de otra enseña, la de su Comité Olímpico, por la sanción que pesa sobre su país a causa de presuntos malos manejos con el dopaje.

De ganar Barrios se reeditaría, en el segundo combate de esa parte del organigrama, la final de los pasados Juegos Panamericanos de Lima-2019, cuando la indómita superó a la sudamericana.

Del Toro es una muchacha que desde que alcanzó el quinto puesto en el campeonato del mundo de Bakú, en 2018, ha ido madurando como competidora, y a su intenso ritmo de combate ya suma una concepción táctica en base a constantes entradas que la convierten, no en favorita pero sí en una amenaza para las más adelantadas en esa división de los 63 kilogramos.

Esperemos entonces por ella para que el legendario Nippon Budokan la reciba, y ojalá que ella lo haga vibrar, con su judo, como lo hicieran los Beatles con su música encantadora en 1966, al protagonizar allí el primer concierto en ese sagrado recinto de las artes marciales japonesas.

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