Pedro, en el abrazo de Mijaín

Autor: Oscar Sánchez Serra, enviado especial 23 de junio de 2020 22:06:15


Pedro Val vivirá eternamente en este abrazo. Foto: Ricardo López Hevia

Cuando el 15 de agosto de 2016, en la Arena Carioca, un eximio suplé levantó toda la musculatura del turco Riza Kapaal, el único hombre que lo ha vencido en los últimos 13 años, Cuba entera se levantó con aquella depurada técnica. Mijaín López obtenía su tercera medalla de oro consecutiva bajo los cinco aros.

Marcelo, un periodista español que cubría los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, me preguntó si él era tan querido en Cuba como los peloteros. Le dije que sí, porque es muy humilde, y me expresó: «Sí, lo veo agradeciéndoles con besos y abrazos a personas que a lo mejor no conoce, de veras se ve tan sencillo como inmensa es su geografía humana».

Cuando lo tuve delante, tras el triunfo, unas de sus primeras palabras le hicieron brotar la nobleza de sus sentimientos: «Le prometí a Teófilo Stevenson, al más grande, que conquistaría esta presea y cumplí con él».

La victoria en la ciudad brasileña les arrancó a los presentes, cubanos, anfitriones, atletas, y hasta a los jueces, incluso a los aficionados que llegaron de otras latitudes, el grito de ¡Cuba! ¡Cuba!, como si fuera uno de los suyos el vencedor. Marcelo vio tantas banderas ondear junto a Mijaín, que expresó: «él ya no es solo de Cuba, es del mundo».

El pasado sábado, el timbre de mi teléfono celular me sacó, afortunadamente, de la rutina hogareña. Era él. «Vi un bonito artículo en el periódico con tres de los entrenadores cubanos más grandes de la historia. ¿Y el mío?».

Me quedé sin palabras, sentí que era apretado por uno de esos agarres de la mole pinareña, pero realmente lo que me estaba sujetando no era el luchador, ni siquiera el campeón, sino el ser humano, sensible, modesto, el que se entrega sin condición. «Pedro Val es el mejor entrenador del mundo», me dijo, y su verdad, tan grande como él, descansa en una relación que traspasó la de profesor-alumno para sellarse en la de padre-hijo. Mijaín ha tenido la suerte de contar con Bartolo, su papá, y con él. Ambos lo vistieron de esa sensibilidad que hizo sonar mi teléfono.

En el texto al que se refería, el colega Pablo Enrique Díaz hacía también una merecida y justa semblanza de Alcides Sagarra, Ronaldo Veitía y Eugenio George. Ellos y Pedro unieron la enseñanza de la técnica con la de la vida, y primero hicieron hombres y mujeres de bien, y después campeones.

Val Bagueiras, reconocido como el mejor entrenador de lucha del mundo en 2010, fue un educador, hermano y padre de sus pupilos. Las casi 50 medallas olímpicas y mundiales de este clásico deporte pasaron por su sabiduría. Tuve la dicha de conversar con él, y cada palabra suya era una certeza, como las que le dijo a mi colega Ricardo López Hevia, al regresar de los Juegos de Atenas-2004: «Mijaín compitió como un guerrero. Perdió, pero aprendió lo que necesitábamos ahora y, te digo, va a ser el mejor del mundo, no va a perder con nadie más».

Tuve la posibilidad de conocer y cultivarme con Veitía; de cubrir el boxeo en algunas competiciones múltiples, con el placer de aprender de Sagarra, y tras una empresa literaria, entrar a lo profundo de Eugenio George. A los tres les exigí nombres de entrenadores cubanos, y el de Pedro Val no solo fue el primero, sino que para ellos era imprescindible si se hablaba de la conducción de un deportista.

Al desparecido entrenador de Mijaín le hice la misma pregunta y, desde su transparente profesionalidad, mencionó a aquellos tres. Aún no tengo palabras para el gigantón pinareño, porque su amor por el padre de sus medallas lo ha investido ya con su cuarta corona olímpica: la de su sensibilidad, la del hijo, la del invencible, porque sentimientos como esos siempre triunfan. En Tokio, Pedro Val volverá a ser alzado por el abrazo de su hijo de Herradura.

Comentarios

Leandro Andrés Rodríguez Segura dijo:

1
25 de junio de 2020
18:57:07

Que grande mijain que nobleza al referirse a su entrenador pero es que no podía faltar el profe Pedro Val la lucha es junto al boxeo son los único deportes en contar con tricapeones olímpicos individuales pero además la lucha desde 1992 que cuba a participado ininterrumpidamente en los juegos olímpicos es el único deportes que siempre a conquistado al menos una medalla de oro. Los mosqueteros no son tres!