Veneración de los primeros Juegos Olímpicos en Asia

Autor: Oscar Sánchez Serra, enviado especial 13 de marzo de 2020 00:03:54


El famoso estadio Yoyogi servirá otra vez de sede a unos Juegos Olímpicos.

Desde la misma disposición de los dos anillos en los que se concentrarán las 50 sedes para los 33 deportes del programa de competencia de los Juegos Olímpicos Tokio-2020, se respira el reconocimiento a la edición 18 de esas citas, celebrada también en la capital japonesa, en 1964.

En dos zonas temáticas y funcionales, la del Legado y la de la Bahía, se levantan esas instalaciones. La primera rinde merecido tributo a aquella lid, pues allí encontraron asiento la mayoría de las competencias hace 56 años; y la segunda «representa un modelo moderno de desarrollo urbano innovador y el apasionante futuro de la sociedad», han afirmado los organizadores. Hay un punto en el que confluyen ambas, cual si fuera un encuentro de toda la humanidad. Ese vórtice es la Villa Olímpica, aposento de los atletas y de las diferentes culturas que reúne una fiesta como esta cada cuatro años.

Creo que el primer gran reconocimiento al legado es que el Estadio Nacional de Tokio, que alojará a las ceremonias de apertura y clausura, además del atletismo y partidos de fútbol, ya es una majestuosa realidad en el mismo sitio que, con ese mismo nombre, recibió los primeros Juegos Olímpicos en Asia.

Ahora está hecho bajo la concepción de un estadio bosque, en el cual la madera, traída al sitio desde las 47 prefecturas que conforman Japón, es el material que se lleva el protagonismo. La ternura de la madera, la moderna pista de color rojo, del fabricante Mondo, y el verde natural de la cancha de fútbol, más los 470 000 árboles que rodean a la casa olímpica, con capacidad para 60 000 espectadores, envolverá al atleta en un ambiente de calma para aliviar las tensiones de la encumbrada lid bajo los cinco aros.

Volverán entonces las grandes hazañas al mismo lugar que en 1964 vio al etíope Abebe Bikila cruzar primero la meta de la maratón, para ser el primer y único hombre con dos preseas doradas consecutivas en esa enigmática carrera en la historia olímpica; el que recibió el primer gran título internacional del astro argentino del fútbol Diego Armando Maradona, con 18 años, en la Copa Mundial Juvenil de 1979, en cuya final marcó un gol ante la escuadra de la Unión Soviética; el que aupó al Hijo del Viento, el estadounidense Carl Lewis, por su récord mundial en 100 metros en la lid del orbe de 1991, con 9,86 segundos, justa en la que su compañero Mike Powell destrozó el récord del planeta de salto de longitud, al marcar un astronómico 8,95, una de las proezas más duraderas del atletismo.

Y si de homenaje al pasado se trata, el gimnasio Nippon Budokan, conocido como la sede espiritual de las artes marciales japonesas, en particular la del judo, es todo un monumento. Allí, justo en 1964, debutó este deporte en las reuniones estivales multideportivas, y ahora los judocas lo tendrán nuevamente como hogar.

Otras disciplinas de Tokio-2020 que regresan a las sedes de Tokio-1964 son las velas, en el Puerto Velero de Enoshima; el tiro deportivo, en el polígono de Asaka, y la equitación, en el Parque Ecuestre. En tanto, el balonmano se desarrollará en lo que fue hace 56 años el anfitrión de los deportes acuáticos y el baloncesto, el estadio de Yoyogi, famoso por su diseño de techo suspendido, y el gimnasio Metropolitano, que hospedó entonces al polo acuático y a la gimnasia, ahora lo hará con el tenis de mesa. Y un verdadero lujo le depara Tokio-2020 a los boxeadores, pues su torneo se celebrará en la sede de la lucha sumo, el deporte nacional japonés.

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